El derecho a sentarse en el trabajo: ¿un lujo o una necesidad?

Las largas jornadas de pie afectan la salud de los trabajadores, pero pocos países garantizan el derecho a sentarse

Para muchos trabajadores en todo el mundo, estar de pie durante varias horas es simplemente parte de su rutina. Desde cajeros en supermercados hasta peluqueros, enfermeros y operarios de fábricas, el trabajo de pie es la norma en muchos sectores. Sin embargo, esta práctica tiene serias implicaciones para la salud y productividad de los empleados.

Los efectos de permanecer de pie durante largas jornadas

Estar de pie por largos períodos no es solo incómodo. Según un estudio del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de EE.UU., puede ocasionar fatiga extrema, dolor muscular, hinchazón en las piernas y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, los trabajadores que permanecen de pie sin pausas regulares tienen una mayor probabilidad de desarrollar insuficiencia venosa crónica, una afección que dificulta la circulación sanguínea.

“El movimiento es clave para reducir estos riesgos,” señala una revisión del instituto. Alternar entre estar sentado, de pie y caminando puede minimizar las complicaciones de salud. Sin embargo, no todas las empresas permiten esa flexibilidad.

Un derecho en debate

Históricamente, en muchos países existían leyes que protegían el derecho a sentarse durante la jornada laboral, aunque en muchos casos solo aplicaban a mujeres trabajadoras. En EE.UU., por ejemplo, a inicios del siglo XX la mayoría de los estados contaban con normativas que obligaban a las empresas a proporcionar sillas a sus empleadas.

Con el tiempo, estas leyes fueron derrogadas por presiones políticas y cambios en las luchas sindicales. Actualmente, países como Reino Unido y Alemania cuentan con regulaciones que garantizan zonas de descanso y la posibilidad de sentarse durante el trabajo cuando sea razonable.

Casos emblemáticos: luchas por el derecho a sentarse

En Nueva York, los empleados de la cadena de librerías Barnes & Noble han incluido el derecho a usar sillas como parte de las negociaciones de su primer contrato sindical, señalando problemas de rodillas y fatiga causados por las exigencias del trabajo de pie.

Margaux Lantelme, una cajera de una tienda de artículos deportivos en Chicago, solicitó un asiento debido a problemas de dolor crónico. Aunque inicialmente la empresa accedió, un cambio de administración complicó el proceso, exigiéndole documentos médicos y múltiples citas médicas para justificar su uso.

Soluciones y el futuro del derecho a sentarse

Algunos países han avanzado en este tema. California, Nueva Jersey, Oregón y otras entidades de EE.UU. han aprobado leyes que obligan a los empleadores a proporcionar asientos adecuados, sin necesidad de justificación médica. En Ann Arbor, Michigan, un reglamento municipal reciente exige que restaurantes, tiendas y fábricas permitan a sus trabajadores sentarse cuando no interfiera con sus funciones.

Diversos estudios muestran que permitir a los empleados sentarse cuando sea posible no solo mejora la salud, sino también la productividad y satisfacción laboral. Reducir el estrés físico y el agotamiento laboral resulta en empleados con más energía y menor rotación en el empleo.

Así que, ¿es el derecho a sentarse en el trabajo un lujo o una necesidad? La ciencia y la experiencia de los trabajadores parecen inclinar la balanza hacia la segunda opción.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press