El renacer de Palmyra: La restauración de un ícono cultural tras la guerra en Siria
Expertos trabajan en la restauración del patrimonio sirio, buscando revivir el turismo y fortalecer la economía tras años de conflicto
Palmyra: La joya del desierto en ruinas
Palmyra, una de las seis joyas del patrimonio mundial de la UNESCO en Siria, fue en su momento un vibrante centro en la antigua Ruta de la Seda, conectando los imperios romano y parto con Asia. Sin embargo, tras más de una década de guerra, la ciudad desértica es ahora un testimonio del conflicto que desgarró al país.
Desde su época de esplendor como capital de un estado árabe cliente del Imperio Romano en el siglo III, bajo el liderazgo de la célebre reina Zenobia, Palmyra fue un destino turístico de primer orden. Antes de 2011, llegaban mensualmente unos 150,000 visitantes para admirar sus templos y su famosa avenida columnada.
Los estragos del conflicto
La guerra civil siria convirtió a Palmyra en un enclave estratégico y una víctima de los grupos extremistas. La ocupación del Estado Islámico (ISIS) entre 2015 y 2017 resultó devastadora: destruyeron los templos de Bel y Baalshamin, volaron el Arco del Triunfo y ejecutaron públicamente a Khaled al-Asaad, el arqueólogo responsable de la conservación de las ruinas.
Además de los daños causados por ISIS, los enfrentamientos entre las fuerzas sirias y los grupos opositores dejaron su huella en la ciudad, que hoy se debate entre la desolación y la esperanza de restauración.
Proyectos de restauración en marcha
A pesar de la destrucción, arqueólogos y expertos en conservación han regresado a Palmyra para evaluar el terreno y planear su recuperación. “La recuperación de estos sitios no es solo un tema cultural, sino también económico. El turismo era una fuente clave de ingresos para Siria antes de la guerra”, afirmó Ayman Nabu, investigador en arqueología.
UNESCO ha supervisado la situación a distancia desde 2015, documentando daños con imágenes satelitales y ofreciendo recomendaciones a profesionales locales. Sin embargo, la falta de seguridad ha impedido hasta ahora una restauración integral.
En 2019, un grupo de expertos internacionales concluyó que sería necesario llevar a cabo estudios detallados antes de iniciar cualquier proceso de restauración a gran escala. Solo entonces se podrá garantizar que Palmyra recupere su antiguo esplendor.
Los desafíos del saqueo y el tráfico de antigüedades
Además de los estragos bélicos, el saqueo de artefactos en Palmyra ha sido una problemática alarmante. Durante la ocupación de ISIS, numerosas piezas funerarias y esculturas fueron sustraídas y vendidas en el mercado negro. Algunas han sido recuperadas, pero muchas otras han desaparecido sin rastro.
Nabu señala que la situación del museo de Palmyra es preocupante: “Los documentos y artefactos faltantes indican que gran parte del patrimonio de la ciudad ha sido dispersado”. Sin un esfuerzo coordinado para recuperar estas piezas, la posibilidad de reconstruir la historia de Palmyra se hace cada vez más remota.
Crac des Chevaliers y las Ciudades Muertas: Otros tesoros en peligro
Palmyra no es el único sitio afectado por la guerra. El castillo medieval Crac des Chevaliers, una de las fortalezas cruzadas mejor conservadas antes del conflicto, sufrió bombardeos que dañaron su imponente estructura. Aunque algunas restauraciones han comenzado, sigue en un estado frágil.
Las llamadas “Ciudades Muertas” del noroeste de Siria, más de 700 asentamientos bizantinos abandonados, han sido testigos de saqueos y daños irreparables. El arqueólogo Moustafa Al-Kaddour recuerda haber visitado las ruinas de niño y lamenta la degradación que han sufrido a raíz del conflicto.
El futuro del turismo cultural en Siria
A pesar de todo, la esperanza persiste. Organizaciones internacionales y expertos sirios trabajan en evaluar los daños y trazar estrategias de conservación. Se espera que, si las condiciones de seguridad mejoran, los esfuerzos de restauración puedan atraer nuevamente a visitantes nacionales e internacionales.
Siria posee una riqueza arqueológica incomparable. La posibilidad de que lugares como Palmyra vuelvan a florecer dependerá de la cooperación internacional y del compromiso con la preservación del patrimonio cultural.