El aniversario del asesinato de Rafik Hariri y su impacto en el Líbano actual

Veinte años después, el legado de Hariri sigue marcando el destino de un país en constante transformación

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El 14 de febrero de 2005, un atentado con coche bomba en Beirut cobró la vida del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, junto con 21 personas más. El ataque sacudió no solo al Líbano, sino a toda la región, desencadenando eventos que aún moldean la política del país. Veinte años después, su asesinato sigue siendo un símbolo de la lucha por la independencia libanesa y las complejas relaciones geopolíticas con Siria e Irán.

El accidente que lo cambió todo

Rafik Hariri, empresario y político, fue una figura clave en el proceso de reconstrucción del Líbano tras la guerra civil (1975-1990). Su asesinato marcó un punto de inflexión en la historia del país, siendo el detonante de la 'Revolución del Cedro', un movimiento masivo que exigió la retirada de las tropas sirias, que llevaban casi tres décadas en territorio libanés.

La presión nacional e internacional llevó al retiro de las fuerzas sirias en abril de 2005, pero también intensificó la polarización dentro de Líbano, dando mayor protagonismo a grupos como Hezbollah, el movimiento chiita respaldado por Irán. La investigación del asesinato, llevada a cabo por un tribunal respaldado por la ONU, concluyó en 2020 con la condena de Salim Ayyash, un miembro de Hezbollah, aunque nunca fue arrestado.

El dilema de Hezbollah y la influencia siria

La figura de Hariri sigue dividiendo al país entre quienes ven en él un mártir de la soberanía libanesa y quienes lo consideran un adversario de la presencia siria e iraní. La caída del régimen de Bashar Assad en diciembre pasado ha reconfigurado el equilibrio político en la región, debilitando la influencia de Damasco sobre Beirut.

Hezbollah, cuya jerarquía ha sido recientemente golpeada tras la muerte de su líder Hassan Nasrallah en un ataque israelí, también se encuentra en un momento decisivo. La presión internacional sobre el grupo ha ido en aumento, mientras que internamente enfrenta desafíos ante una población cada vez más empobrecida por la crisis económica.

Un nuevo gobierno y la esperanza de cambio

El Líbano formó en febrero de 2025 su primer gobierno plenamente operativo en más de dos años, liderado por Nawaf Salam. Esta transición política ha sido vista como una oportunidad para reposicionar al país en la comunidad internacional y recuperar el apoyo de las potencias árabes, especialmente Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que distanciaron sus lazos debido a la creciente presencia de Hezbollah en el gobierno.

Sin embargo, el nuevo gobierno enfrenta desafíos colosales, incluyendo una crisis económica devastadora y un sistema político basado en cuotas sectarias que ha dificultado la toma de decisiones. La comunidad internacional ha expresado su respaldo al gabinete de Salam, enfatizando la necesidad de reformas profundas para estabilizar el país.

El retiro israelí y la incertidumbre en la frontera

El 18 de febrero se cumple la fecha límite estipulada en un acuerdo de alto el fuego para la retirada de las tropas israelíes del sur del Líbano. Aunque oficialmente Israel debe retirarse, la posibilidad de mantener tropas en ciertas posiciones estratégicas ha generado preocupación entre sectores políticos libaneses.

Mientras tanto, Hezbollah enfrenta la disyuntiva de mantener su presencia militar en el sur o aceptar su retiro para evitar una nueva escalada con Israel. La población del sur del país, tradicional bastión del grupo chiita, observa con incertidumbre los próximos movimientos del gobierno y de Hezbollah.

¿Hacia un Líbano unido?

En medio de estas turbulencias, el aniversario del asesinato de Hariri congregó a miles de personas en Beirut, reafirmando el impacto de su figura en el futuro del país. Saad Hariri, su hijo y ex primer ministro, dio un discurso en el que resaltó la importancia de la unidad nacional y el fin de la tutela extranjera sobre el Líbano.

El atentado contra Rafik Hariri sigue resonando en la política libanesa, representando una encrucijada entre el pasado sectario y un futuro donde la estabilidad aún parece lejana. En un país donde cada decisión política está marcada por el contexto geopolítico regional, el legado de Hariri sigue siendo un punto de referencia para quienes buscan soberanía y reformas en el sistema libanés.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press