El regreso de Fort Bragg: ¿Homenaje o maniobra política?
La reimposición del nombre Bragg a la base militar en Carolina del Norte genera un encendido debate
Un cambio con implicaciones históricas y políticas
La decisión del secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, de restaurar el nombre de Fort Bragg a la base militar anteriormente rebautizada como Fort Liberty ha generado un gran debate en círculos militares, políticos e históricos. El cambio, anunciado con tono desafiante, marca un punto de inflexión en la política de denominación de bases militares en Estados Unidos.
Una historia de renombramientos
Originalmente, la base fue nombrada Fort Bragg en honor a Braxton Bragg, un general confederado conocido más por sus fracasos en el campo de batalla que por sus logros. En 2023, en medio de un esfuerzo nacional por eliminar símbolos confederados de propiedades gubernamentales, el Congreso aprobó una legislación que requería el cambio de nombre de bases con conexiones a la Confederación, lo que llevó al renombramiento de Fort Bragg como Fort Liberty.
Ahora, en un giro inesperado, el Departamento de Defensa ha reintroducido el nombre Bragg, pero esta vez supuestamente en honor a Roland L. Bragg, un paracaidista estadounidense condecorado de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, algunos observadores consideran que esta justificación solo enmascara la intención política de revocar la decisión anterior.
Reacciones encontradas
El congresista republicano John Blust, un veterano de la 82ª División Aerotransportada, celebró la decisión, afirmando que “Bragg es un nombre que está profundamente arraigado en la historia de los logros militares de EE. UU.”.
Otros, como el alcalde de Fayetteville, Mitch Colvin, han cuestionado la lógica del cambio. “Parece contradecir el compromiso de eficiencia y ahorro de costos de la administración”, comentó Colvin, recordando que el renombramiento inicial costó 8 millones de dólares y que cambiarlo nuevamente podría suponer un gasto similar.
Contexto político y consecuencias
Muchos ven este cambio como un intento de la administración de Donald Trump de revertir modificaciones consideradas parte de la “cultura de la cancelación”. Incluso en el Congreso, la decisión de revocar el cambio de nombre ha levantado sospechas sobre un posible cálculo político para atraer a votantes conservadores en Carolina del Norte, un estado clave en las elecciones.
El profesor de historia W. Fitzhugh Brundage de la Universidad de Carolina del Norte fue tajante al respecto: “Alguien claramente hizo un ejercicio creativo para encontrar un Bragg que no estuviera asociado con la Confederación”.
El futuro de Fort Bragg
La pregunta que queda en el aire es si este cambio efectivamente entrará en vigor. Dado que se requirió una ley del Congreso para renombrar la base en 2023, algunos expertos legales argumentan que el secretario de Defensa no tiene la autoridad unilateral para revertir el cambio ahora.
Mientras el debate sigue abierto, lo cierto es que Fort Bragg (o Liberty) sigue siendo una de las instalaciones militares más emblemáticas de EE. UU., y sea cual sea su nombre final, su legado en la historia estadounidense está asegurado.