Dolly, la rinoceronte más longeva de EE.UU., deja un legado imborrable

La rinoceronte blanca vivió hasta los 56 años en el Zoo de Knoxville y dejó una huella en la conservación de su especie.

Un adiós lleno de recuerdos

El Zoo de Knoxville, Tennessee, anunció con gran tristeza la muerte de Dolly, la rinoceronte blanca más longeva de Estados Unidos. Con 56 años de edad, superó con creces la expectativa de vida promedio de su especie, que según la Asociación de Zoológicos y Acuarios es de 36.5 años.

La decisión de poner fin a su vida fue tomada por su equipo veterinario, con el apoyo de expertos de la Universidad de Tennessee, debido al marcado deterioro de su movilidad en los últimos días. Sus cuidadores priorizaron su bienestar y dignidad, asegurándose de que estuviera rodeada de amor hasta el último momento.

Una vida extraordinaria

Dolly nació en 1968 en el Parque Hluhluwe-Imfolozi, en Sudáfrica, una de las reservas naturales más antiguas del mundo. En 1976 fue trasladada al Zoo de Knoxville, donde pasó el resto de su vida contribuyendo a la preservación de su especie.

A lo largo de su existencia, crió a diez crías y se distinguió por su feroz instinto maternal. Con el paso de los años, los cuidadores notaron que su temperamento se suavizó, disfrutando de largas siestas al sol y paseos tranquilos, alejados del bullicio del zoológico.

El declive de los rinocerontes blancos

Aunque la rinoceronte blanco del sur (Ceratotherium simum simum) es la más numerosa de su especie, su población sigue disminuyendo. A comienzos del siglo XX, había alrededor de medio millón de rinocerontes en el mundo; hoy, la cifra se ha reducido a tan solo 27,000, de los cuales aproximadamente 17,000 son rinocerontes blancos del sur, según cifras del Zoo de Knoxville.

El principal enemigo de estos majestuosos animales es la caza furtiva, impulsada en su mayoría por el comercio ilegal de cuernos de rinoceronte. En la última década, se han registrado cerca de 10,000 muertes de rinocerontes en África y Asia debido a esta práctica.

El legado de Dolly

El impacto de Dolly en el zoo y en los esfuerzos de conservación es incalculable. Fue mucho más que un atractivo para los visitantes; se convirtió en un símbolo de esperanza y perseverancia en la lucha por salvar su especie.

Desde 1976, generaciones de visitantes pudieron conocer a Dolly y aprender sobre la importancia de la conservación de especies en peligro. Su presencia ayudó a concienciar sobre la importancia de programas de reproducción en cautiverio y la protección del hábitat natural de los rinocerontes.

El futuro de los rinocerontes

La pérdida de Dolly es un llamado de atención sobre la urgencia de continuar protegiendo a los rinocerontes en todo el mundo. Organizaciones de conservación trabajan incansablemente para combatir la caza furtiva, garantizar la reproducción en condiciones óptimas y recuperar poblaciones vulnerables.

El legado de Dolly seguirá vivo en aquellos que la conocieron y en los esfuerzos continuos para garantizar un mundo donde los rinocerontes puedan prosperar una vez más.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press