Trump desmantela USAID: El futuro incierto de la ayuda internacional de EE.UU.
La administración Trump ordena la retirada del personal de USAID en el extranjero, congelando programas vitales y generando una crisis sin precedentes en el sector de ayuda y desarrollo.
Un golpe sin precedentes a la ayuda internacional
La administración de Donald Trump ha tomado una decisión radical al desmantelar de facto la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). La orden, que obliga al personal de la agencia en el extranjero a regresar a casa salvo aquellos considerados esenciales, representa un cambio sísmico en la política exterior estadounidense y una transformación inesperada en su estrategia de asistencia internacional.
A través de un aviso publicado en línea, el gobierno ha dado a los trabajadores de USAID 30 días para abandonar sus puestos fuera de los Estados Unidos. Este movimiento se produce semanas después de que la administración implementara un congelamiento total de la asistencia exterior, lo cual ya había paralizado proyectos cruciales en distintas partes del mundo.
De líder en asistencia a agencia desmantelada
Desde su creación en 1961 bajo la administración de John F. Kennedy, USAID ha sido la principal herramienta del gobierno estadounidense para ayudar a países en desarrollo, brindando asistencia humanitaria en crisis humanitarias, promoviendo el desarrollo económico y fomentando la estabilidad global. Hoy, esta misión ha sido severamente afectada.
Elon Musk, quien lidera el Departamento de Eficiencia Gubernamental de la Casa Blanca, respaldó la iniciativa con una declaración incendiaria en redes sociales: “Pasamos el fin de semana alimentando a USAID en la trituradora de madera”. Musk también orquestó la eliminación del sitio web de la agencia durante el fin de semana, el cual reapareció solo para anunciar la orden de salida de empleados.
Impacto global inmediato
El vaciamiento de USAID no solo marca el fin de una era para la política exterior de EE.UU., sino que también deja en el limbo cientos de proyectos vitales en diversas partes del mundo. Entre los programas afectados se encuentran:
- Iniciativas contra la pobreza en África
- Proyectos de salud pública en América Latina y Asia
- Esfuerzos de asistencia humanitaria en zonas de conflicto
- Programas educativos en países de bajos ingresos
Demócratas en el Congreso han expresado su enojo y preocupación por esta medida, argumentando que USAID es una agencia independiente por ley y que su cierre no puede realizarse sin aprobación del Congreso.
Una retirada caótica
Para el personal de USAID, la noticia ha sido devastadora. Muchos empleados han comenzado a empacar sus pertenencias, con incertidumbre sobre su futuro. Familias enfrentan la decisión difícil de retirar a sus hijos de las escuelas en el extranjero a mitad del año académico, mientras que algunos se han visto obligados a regalar o abandonar a sus mascotas debido a la falta de tiempo para tramitar permisos de viaje.
El impacto monetario también es significativo: relocalizar al personal antes de lo previsto podría costarle al gobierno decenas de millones de dólares en gastos de viaje y reubicación.
Reacciones internacionales
En el ámbito diplomático, la noticia ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos aliados de Estados Unidos expresan desconcierto y preocupación, otros gobiernos han visto la oportunidad de fortalecer sus propios programas de ayuda para llenar el vacío dejado por USAID. Sin embargo, en muchas regiones la ausencia de asistencia estadounidense podría tener efectos catastróficos.
El futuro de la asistencia estadounidense
El futuro de USAID y de la asistencia internacional de EE.UU. es ahora incierto. Sin embargo, una cosa es clara: esta movida de la administración Trump redefinirá el papel de EE.UU. en términos de influencia y liderazgo en el sector del desarrollo global.
A medida que el Congreso evalúa posibles respuestas legales a la medida, las organizaciones humanitarias y grupos de desarrollo buscan formas de mantener programas esenciales en funcionamiento sin el apoyo directo del gobierno estadounidense.