Nebraska y el eterno debate sobre su sistema electoral: ¿es hora del ganador absoluto?
El estado del medio oeste sigue debatiendo la posible eliminación de su singular sistema de reparto de votos electorales
Un sistema único en Estados Unidos
Nebraska es uno de los dos únicos estados en los Estados Unidos, junto con Maine, que divide sus votos electorales en lugar de adoptar un sistema de 'winner-take-all' (el ganador se lleva todo). Mientras que la gran mayoría de los estados otorgan todos sus votos electorales al candidato que obtiene la mayoría del voto popular, Nebraska los asigna en función del vencedor en cada uno de sus distritos congresionales. Este método le ha permitido, en ocasiones, entregar votos a candidatos de ambos partidos en la misma elección.
Intentos constantes de modificación
El Partido Republicano ha intentado más de una vez cambiar este sistema y alinearlo con el resto del país. La legislatura estatal, de mayoría republicana, presentó nuevamente en 2024 una propuesta de ley para adoptar un modelo de ganador absoluto. Sin embargo, debido a la amenaza de un 'filibuster' por parte de los demócratas y la falta de consenso interno dentro del Partido Republicano, el esfuerzo parece condenado al fracaso.
Ahora, como una estrategia alternativa, algunos legisladores republicanos están considerando someter el tema a un referéndum en las elecciones generales de 2026. Esto permitiría que el electorado decida directamente si desea adoptar el sistema de ganador absoluto o mantener el actual método parcial.
Un problema de estrategia tanto para republicanos como demócratas
El interés en cambiar el formato de asignación de votos electorales en Nebraska ha crecido luego de elecciones recientes en las que los demócratas lograron asegurarse al menos un voto del estado. En 2008, Barack Obama se convirtió en el primer candidato demócrata en obtener un voto electoral en Nebraska desde que se implementó este sistema en 1992. Lo mismo sucedió en 2020, cuando Joe Biden ganó el voto del segundo distrito congresional—centrado en Omaha—a pesar de perder en el resto del estado.
Desde un punto de vista estratégico, los republicanos temen que el crecimiento demográfico en áreas urbanas como Omaha haga aún más probable que los demócratas sigan obteniendo votos en futuras elecciones. Curiosamente, incluso algunos republicanos han expresado dudas sobre eliminar el sistema actual, pues reconocen que podrían beneficiarse si, en el futuro, las tendencias políticas en el estado cambian.
Posturas dentro del partido republicano
No todos los republicanos de Nebraska están del todo convencidos de que el cambio sea viable o incluso deseable. El Senador estatal Merv Riepe, por ejemplo, ha indicado que no apoya la medida de ganador absoluto porque cree que no es relevante en este momento electoral y que otros temas deberían tener prioridad.
“Es un veneno para mi distrito”, afirmó Riepe, quien se postula a la reelección en 2025. Según su visión, Nebraska debería enfocarse más en impulsar que otros estados, en lugar de adoptar el modelo de división de votos, en vez de eliminar el propio.
Mientras tanto, Warren Phelps, presidente del Partido Republicano en el condado de Cheyenne, también expresó su preocupación sobre el cambio argumentando que si bien los republicanos tienen mayoría en el estado ahora, el futuro puede ser incierto. “Mientras el tercer distrito de Nebraska tenga ese voto electoral, tenemos una ficha en el juego”, comentó en una audiencia pública, sugiriendo que si el estado se vuelve más competitivo, los republicanos podrían lamentar esta decisión.
¿Es el sistema 'winner-take-all' una solución?
El debate sobre un ganador absoluto en Nebraska no solo es una cuestión política, sino también electoral. El sistema actual permite que los candidatos tengan más incentivo para hacer campaña en el estado y no descartarlo como una victoria asegurada para los republicanos. Al adoptar un modelo de ganador absoluto, los electores en lugares como Nebraska podrían perder relevancia en el panorama presidencial.
Además, expertos en política han advertido que los sistemas de 'winner-take-all' pueden conducir a una radicalización política más profunda, eliminando incentivos para la negociación y promoviendo gobiernos menos estables. “Produce resultados políticos inestables”, comentó Colin Cole, director de More Equitable Democracy. Según sus argumentos, basta con pequeños cambios en la movilización de votantes para crear efectos desproporcionados en los resultados.
¿Qué sigue?
A medida que se acerca la votación de la propuesta de referéndum, es evidente que el debate no se resolverá fácilmente. Con el partido republicano dividido, los demócratas firmemente en contra y el temor de algunos políticos de hacer movimientos impopulares entre sus electores, el destino del sistema electoral de Nebraska sigue siendo incierto.
De momento, lo único seguro es que Nebraska continuará con su peculiar formato en 2024, y si el tema avanza al referéndum, los ciudadanos del estado tendrán la última palabra en 2026. Queda por ver si este tema seguirá siendo una prioridad política para los siguientes ciclos electorales o si, como en otros intentos del pasado, terminará en el olvido.