El lobo rojo: un símbolo de conservación y la lucha por su supervivencia

Especie en peligro crítico encuentra esperanza en nuevas infraestructuras para proteger su hábitat

Un pasado oscuro y un peligro presente

El lobo rojo (Canis rufus), conocido como "el lobo de América", ha tenido una historia marcada por la caza indiscriminada y la pérdida de hábitat. Desde las llanuras de Texas hasta Long Island, este animal majestuoso recorría grandes extensiones de tierra, siendo un depredador crucial en los ecosistemas de los Estados Unidos. Sin embargo, para finales del siglo XX, fue declarado extinto en estado salvaje.

Un esfuerzo de reintroducción realizado en 1987 en Carolina del Norte trajo esperanza a la especie, logrando una población que alcanzó los 120 ejemplares. Pero los números comenzaron a disminuir con rapidez debido a un nuevo verdugo: los automóviles. Según un estudio, los atropellos representaron el 5% de las muertes anuales del lobo rojo desde su reintroducción hasta 2022.

El impacto de las carreteras: una amenaza invisible

El caso del macho reproductor identificado como el lobo rojo número 2444 demuestra lo delicado de la situación. Su muerte en 2024, causada por un automóvil en la carretera U.S. 64 cerca de Manns Harbor, no solo significó la pérdida de un individuo, sino probablemente de toda su camada. “Cada mortalidad es una pérdida significativa”, afirmó Joe Madison, director del programa de recuperación del lobo rojo del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.

En términos prácticos, el número 2444 representaba aproximadamente el 7% de la población conocida en libertad, que actualmente se estima en menos de 20 ejemplares en zonas como el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Río Alligator y los Lagos Pocosin.

Esperanza en forma de infraestructuras

La reciente aprobación del programa piloto de Cruces de Vida Silvestre, financiado con $125 millones por la Administración Federal de Carreteras, ha permitido planificar una sección de 4 kilómetros en la U.S. 64 con estructuras específicas para facilitar el cruce seguro de animales. Las actualizaciones incluirán pasos subterráneos, también utilizados por osos negros, ciervos, y coyotes, además de cercas para redirigir a los animales hacia estos pasos.

Casos exitosos en otros lugares ofrecen un rayo de esperanza. En el Parque Nacional Banff de Canadá, un sistema similar de cruces redujo los accidentes con animales ungulados en un 94%. En Wyoming, siete pasos subterráneos han disminuido los atropellos de ciervos mula en un 81%. Sin embargo, este proyecto tiene una peculiaridad importante: persigue no solo prevenir accidentes, sino también salvar una especie al borde de la extinción.

La ciencia detrás de los cruces

La eficacia de los cruces depende de su diseño. Por ejemplo, los antílopes berrendos prefieren pasar por puentes en lugar de túneles, mientras que los lobos grises y coyotes utilizan sin problemas pasos de alrededor de 2 a 3 metros de diámetro. Este conocimiento es el resultado de años de observación y estudios de ecólogos como Arthur Middleton, quien señala que diseñar correctamente estas infraestructuras puede transformar los patrones de movimiento de vida silvestre de manera sostenible.

A pesar de los costos elevados, que en el caso de Carolina del Norte ascienden a 31.5 millones de dólares, los beneficios superan ampliamente las inversiones. Según un informe del Congreso de EE.UU., los choques con animales grandes no solo causan cientos de muertes humanas anualmente, sino que también generan costos superiores a los 8 mil millones de dólares. "El costo de la inacción, incluyendo perder una especie, puede ser significativamente mayor", asegura Marcel P. Huijser, ecólogo del Instituto de Transporte Occidental de la Universidad Estatal de Montana.

El futuro del lobo rojo

El proyecto conocido como RESCUER (Cruces Esenciales para la Supervivencia del Lobo Rojo en Rutas de Evacuación, por sus siglas en inglés) busca establecer una relación simbiótica entre la conservación y la modernización de infraestructuras. Una combinación de fondos estatales, federales y privados respalda esta iniciativa, que incluye una donación anónima de $4 millones.

“Este es uno de los proyectos de conectividad de vida silvestre más importantes del país”, afirma Beth Pratt, fundadora de The Wildlife Crossing Fund, una organización dedicada a la creación de cruces para animales. "Sin estas acciones, el lobo rojo desaparecerá", subraya.

El lobo rojo no solo simboliza un animal único, sino también una batalla en curso para conservar la biodiversidad en un mundo donde el desarrollo humano a menudo impide la coexistencia. Mientras se avanza en las obras, los conservacionistas y científicos esperan que estas medidas puedan marcar la diferencia para una especie cuya supervivencia todavía cuelga de un hilo.

Un lobo rojo vagando en su hábitat cerca de una carretera.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press