Polémica en Dakota del Norte: ¿Deberíamos permitir la siembra de nubes para modificar el clima?
Una práctica histórica que enfrenta el debate entre sus beneficios agrícolas y las voces de oposición.
La siembra de nubes, una técnica de modificación climática que lleva décadas en práctica en Dakota del Norte, se encuentra en el centro de uno de los debates más acalorados en el estado. Esta práctica, que consiste en liberar partículas de yoduro de plata en las nubes para reducir el tamaño del granizo y aumentar las lluvias, ha generado interés y apoyo internacional, pero también oposición feroz por parte de residentes locales y legisladores.
Orígenes de la siembra de nubes en Dakota del Norte
Dakota del Norte alberga el programa de siembra de nubes con aviones más antiguo del mundo, operativo desde principios de la década de 1960. Según Darin Langerud, director de la División de Recursos Atmosféricos del Departamento Estatal de Recursos Hídricos, el programa ha sido clave en regiones semiáridas donde la agricultura depende en gran medida de la lluvia.
En esencia, aviones especiales liberan partículas de yoduro de plata en las nubes vulnerables. Las partículas funcionan como núcleos que inducen la formación de pequeñas gotas de lluvia o granizo, lo que puede beneficiar tanto a la agricultura como a las comunidades locales expuestas al daño del granizo.
El debate: ¿Una intervención eficaz o dañina?
La propuesta legislativa del senador republicano Todd Beard amenaza con poner fin a más de medio siglo de actividades de modificación climática en el estado. El proyecto de ley pretende prohibir la práctica, haciéndola un delito menor castigado con hasta 30 días de cárcel o una multa de $1,500.
Los opositores de la siembra de nubes, como el granjero Doug Stangeland, argumentan que esta práctica es ineficaz y va en contra de los designios naturales. “Estamos cansados de que el gobierno controle nuestro clima. Es momento de que Dios haga lo que hace mejor: manejar el clima”, afirmó Stangeland ante un panel del Senado estatal.
Por otro lado, los defensores como Langerud sostienen que numerosos estudios demuestran los beneficios de la siembra de nubes. Estos incluyen un aumento en las precipitaciones, reducciones en las pérdidas de cultivos causadas por el granizo y un incremento en los rendimientos de trigo. Sin embargo, también admiten que la efectividad puede ser difícil de evaluar debido a las complejas y caóticas dinámicas de los sistemas atmosféricos.
Costos y financiamiento
El programa de siembra de nubes es patrocinado por los condados, con el apoyo financiero del estado. Según Langerud, el costo promedio es de aproximadamente 15 centavos por acre, lo que resultó en un gasto combinado de $800,000 entre los cuatro condados participantes el año pasado. A pesar del rechazo en algunos condados, otros, como Bowman County, continúan destacando los beneficios de la práctica para agricultores, propietarios e industrias locales.
La controversia sobre la seguridad
Un punto crítico en el debate es la percepción acerca de la seguridad de los materiales utilizados. Algunos detractores han expresado preocupaciones sobre los posibles daños ambientales y la toxicidad del yoduro de plata. Sin embargo, Langerud asegura que el material es seguro y se utiliza en cantidades extremadamente pequeñas, suficientes para lograr los efectos deseados sin causar daños al medio ambiente.
Colaboraciones internacionales y avances académicos
A pesar de la controversia, Dakota del Norte ha atraído el interés de países como Corea del Sur, Argentina y Rumania, cuyos delegados han visitado el estado en años recientes para recibir entrenamiento en siembra de nubes. Además, el estado mantiene un acuerdo con el programa de aviación de la Universidad de Dakota del Norte para entrenar a pilotos, habiendo formado a más de 400 internos desde los inicios del programa.
El futuro incierto
El vicepresidente de Operaciones de Vuelo de Weather Modification International, Jody Fischer, advirtió que la prohibición de la siembra de nubes podría cortar importantes colaboraciones entre la industria privada, los gobiernos locales y las entidades estatales. “Hemos puesto a Dakota del Norte en la vanguardia de esta industria”, subrayó Fischer.
Mientras tanto, legisladores y ciudadanos siguen divididos, con un creciente sentimiento de resistencia a lo que algunos consideran una interferencia innecesaria y onerosa con la naturaleza.
Comparación con otros estados
El programa de Dakota del Norte no es único; estados como California, Colorado, Idaho, Nevada, Nuevo México, Texas, Utah y Wyoming, así como la provincia canadiense de Alberta, también realizan proyectos de modificación climática. Sin embargo, ningún otro estado enfrenta un debate tan encendido como el que se vive actualmente en Dakota del Norte.