El Canal de Panamá y el desencuentro con los Estados Unidos: ¿Es posible un control compartido?
La visita del secretario de Estado Marco Rubio y las tensiones sobre el Canal resaltan los intereses globales de la región.
El Canal de Panamá, uno de los puntos geoestratégicos más importantes del mundo, vuelve a ser el centro de un debate que trasciende fronteras. Recientemente, declaraciones del presidente de Panamá, José Raúl Mulino, y del expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, han generado tensiones sobre el posible control del canal. La llegada del secretario de Estado Marco Rubio a Panamá promete ser fundamental para abordar estos desacuerdos y avanzar en otros temas bilaterales como la migración y la lucha contra el narcotráfico.
El origen del Canal de Panamá: Un puente entre dos océanos
El Canal de Panamá, inaugurado formalmente en 1914, fue construido bajo la dirección de los Estados Unidos. Su objetivo era facilitar el tránsito comercial y militar entre el Océano Atlántico y el Pacífico. Durante casi un siglo, el canal estuvo bajo control estadounidense, administrado como un activo esencial no solo para Estados Unidos sino también para el comercio global.
No fue hasta el 31 de diciembre de 1999, bajo el Tratado Torrijos-Carter firmado en 1977, que la administración del canal fue finalmente transferida a Panamá. Esta transferencia fue vista como un hito en la soberanía nacional panameña, asegurando que el canal sería gestionado exclusivamente por el país centroamericano.
La reciente polémica sobre el control del canal
Las recientes declaraciones de Donald Trump, sugiriendo que los Estados Unidos podrían exigir el retorno del canal bajo su control, han avivado viejas heridas. Durante su presidencia, Trump acusó que las tarifas y el trato hacia los barcos estadounidenses no eran justos. Además, sugirió que "China estaba operando el Canal de Panamá", una afirmación que el presidente panameño ha desmentido categóricamente.
Mulino aclaró que los puertos en ambos extremos del canal están gestionados por un consorcio de Hong Kong, pero el gobierno de Panamá mantiene el control total del canal.
“Es imposible, no puedo negociar,” dijo Mulino en una rueda de prensa. “El canal pertenece a Panamá y eso no está en discusión.”
Intereses comunes: Migración y seguridad
Más allá del tema del canal, Marco Rubio y José Raúl Mulino tienen una agenda cargada. Panamá y Estados Unidos comparten intereses estratégicos en materia de migración y la lucha contra el narcotráfico. La posición geográfica de Panamá la convierte en un punto clave para rutas migratorias y de contrabando de drogas hacia el norte.
Rubio, conocido por su postura firme sobre política exterior, visitará el canal y, según Mulino, se espera que la reunión sea un espacio para "limpiar la mesa" y abordar de manera sincera estos desafíos comunes.
El peso histórico del canal en la región
El Canal de Panamá representa algo más que una vía de agua; es un legado geopolítico que ha definido relaciones internacionales durante más de un siglo. En 1904, Estados Unidos asumió su construcción tras el fracaso francés, invirtiendo enormes recursos financieros y humanos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el canal fue un activo estratégico de seguridad nacional para los EE. UU. Sin embargo, la presencia estadounidense en Panamá también generó tensiones políticas y sociales, las cuales culminaron en protestas masivas en la década de 1960 y llevaron a las negociaciones para su traspaso.
¿Cómo queda China en el tablero?
La preocupación de los Estados Unidos sobre el papel de China en el canal no es fortuita. China ha incrementado su influencia en América Latina, invirtiendo en infraestructura clave como puertos, ferrocarriles y centrales eléctricas.
No obstante, el presidente Mulino asegura que la soberanía panameña sobre el canal sigue firme y que estas inquietudes responden más a una "confusión" que a una realidad política.
¿Qué podría significar esta visita para el futuro?
La visita de Marco Rubio es una oportunidad para recalibrar las relaciones entre Panamá y Estados Unidos. Aunque el control del canal no está en discusión desde el punto de vista panameño, las declaraciones desde Washington podrían presagiar nuevos desafíos diplomáticos.
Si bien el canal pertenece a Panamá, sigue siendo una pieza clave no solo para la economía global, sino también para la influencia geopolítica en la región. En este sentido, tanto Panamá como Estados Unidos tendrán que encontrar formas de trabajar juntos, mitigando tensiones y maximizando beneficios mutuos.
Este capítulo añade una nueva dimensión a la historia de un canal que, desde sus inicios, ha estado marcado por ambiciones internacionales, luchas de poder y narrativas de soberanía y control.