La crisis del apoyo a refugiados: financiación suspendida y consecuencias devastadoras

Decenas de miles de refugiados enfrentan supervivencia incierta tras la decisión del gobierno estadounidense de suspender fondos federales para agencias de reasentamiento.

Un giro inesperado en la política de refugiados

La reciente decisión de la administración de Donald Trump de suspender la financiación federal para las agencias de reasentamiento de refugiados ha causado alarma y confusión generalizadas. Este congelamiento de fondos afecta directamente a decenas de miles de refugiados y titulares de Visas Especiales de Inmigrante (SIV, por sus siglas en inglés), dejándolos en una situación de extrema vulnerabilidad. Entre los servicios interrumpidos se incluyen vivienda, alimentación y asistencia básica.

“Esto paraliza completamente el programa”, expresó Krish O’Mara Vignarajah, presidente y CEO de Global Refuge, una agencia nacional de reasentamiento con raíces luteranas. La pausa no solo afecta a los nuevos ingresos de refugiados, sino que también paraliza la asistencia a aquellos que ya están bajo cuidado en Estados Unidos.

Religión y trabajo humanitario: los principales afectados

En Estados Unidos, buena parte del trabajo de reasentamiento es realizado por organizaciones religiosas. De las diez agencias nacionales financiadas a nivel federal, siete tienen raíces religiosas. Estas organizaciones no solo proporcionan bienes materiales, sino que también fomentan la integración social y económica de los refugiados.

“Dar la bienvenida al extranjero es un mandato bíblico central para nosotros”, enfatizó O’Mara Vignarajah. World Relief, una agencia evangélica, busca financiarse de forma privada para cubrir necesidades básicas como el alquiler, aunque los desafíos superan los recursos disponibles. “Estamos en una situación difícil con miles de personas ya asentadas en nuestras comunidades”, añadió Matthew Soerens, vicepresidente de advocacy y política de World Relief.

Impacto en los servicios y en las comunidades locales

Para las comunidades locales, la suspensión de fondos no solo perjudica a los refugiados, sino también a los residentes. Según Soerens, esta falta de apoyo ralentizará la integración económica de los recién llegados, lo cual podría generar tensiones y más costos sociales.

Entre noviembre y diciembre de 2024, se reasentaron aproximadamente 26,494 refugiados y titulares de SIV en Estados Unidos. Cada uno de ellos depende del apoyo federal durante los primeros tres meses mientras se estabilizan económicamente. Esto excluye a aquellos que llegaron en enero, quienes también enfrentarán dificultades.

¿Qué están haciendo las agencias ahora?

Las agencias han respondido con campañas de recaudación. Mission Adelante, una afiliada de World Relief, lanzó la campaña “Love Mercy Initiative” para recaudar $70,000 y así proveer asistencia básica a 22 familias. Jarrett Meek, director ejecutivo de la organización, expresó: “Cuando el gobierno abandona su compromiso con los vulnerables, la iglesia debe intervenir para llenar el vacío”.

Una cuestión profundamente politizada

A pesar de la amplia aceptación histórica de refugiados, el tema se ha politizado bajo la administración Trump. La admisión de refugiados cayó a 11,000 en el último año del primer mandato de Trump, el nivel más bajo en la historia del programa. La administración de Joe Biden revivió el programa, admitiendo casi 100,000 refugiados en 2023, marcando un máximo de tres décadas. A pesar de esto, sigue habiendo divisiones políticas en torno al tema.

Una encuesta de Pew Research de 2022 reveló que dos tercios de los evangélicos blancos consideraron “algo importante” recibir refugiados, mientras que cuatro quintos de los evangélicos hispanos compartieron esta opinión. Sin embargo, figuras políticas como el vicepresidente JD Vance han criticado el papel de las iglesias en la defensa de los refugiados.

¿Qué pasará a continuación?

La carta enviada a las agencias el 24 de enero por el Departamento de Estado dejó abierta la posibilidad de restaurar, modificar o eliminar permanentemente la financiación dentro de un plazo de 90 días. Hasta ahora, las organizaciones religiosas y humanitarias enfrentan una carrera contrarreloj para garantizar la supervivencia y la dignidad básica de miles de refugiados en Estados Unidos.

El impacto total de esta decisión aún está por verse, pero ya es claro que tanto las familias de refugiados como las comunidades receptoras enfrentarán tiempos difíciles a menos que se produzca un cambio en las políticas y se restablezca la financiación federal.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press