Las Apuestas de la OTAN en el Mar Báltico: Seguridad Submarina en Tiempos de Tensión

El aumento de incidentes sospechosos en cables submarinos y tuberías energéticas en el Báltico desencadena una respuesta estratégica por parte de la OTAN.

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La importancia del Mar Báltico

El Mar Báltico, una cuenca estratégica que conecta nueve países europeos, ha emergido como un escenario crucial para la geopolítica y la infraestructura global. Este mar poco profundo alberga cables submarinos de comunicaciones y energía que son vitales para las economías de Europa del Norte, incluyendo gasoductos como el Balticconnector y cables de fibra óptica clave como el C-Lion1.

Una amenaza emergente

Desde octubre de 2023 se han reportado al menos 11 incidentes que han dañado estas infraestructuras críticas. Aunque suelen surgir daños por causas naturales o accidentes, la frecuencia y el tipo de incidentes en esta región han levantado sospechas de sabotaje deliberado. Algunos ejemplos recientes incluyen rupturas en cables que conectan Suecia con Lituania, y el corte de múltiples cables entre Estonia y Finlandia.

El contexto geopolítico

En el marco de la guerra de Ucrania y las tensiones con Rusia, las infraestructuras críticas del Mar Báltico se han convertido en blancos potenciales de sabotaje en una estrategia de “guerra híbrida”. Esto incluye cibertaques, actos de sabotaje físico e incluso intentos de desestabilización económica. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, expresó recientemente: “Haremos todo lo que esté en nuestro poder para prevenir estos actos y garantizar que nuestras infraestructuras estén seguras.”

¿Qué está bajo amenaza?

  • Cables de telecomunicaciones: Más del 97% de las comunicaciones globales, incluyendo transacciones financieras, dependen de estos cables.
  • Gasoductos: Como el Balticconnector, que transporta gas entre Finlandia y Estonia.
  • Infraestructura eléctrica: Como el Baltic Cable que conecta Alemania y Suecia.

Las respuestas de la OTAN

Con el lanzamiento de su misión “Baltic Sentry”, la OTAN ha incrementado sus patrullas en el Báltico utilizando aviones de vigilancia, drones y buques de guerra. Estas medidas buscan disuadir futuros ataques y detectar actividades sospechosas. Una aeronave francesa de vigilancia, el Atlantique 2, recientemente participó en una misión que incluyó registrar embarcaciones que podrían representar riesgos potenciales.

“Si detectamos algún comportamiento sospechoso, como barcos navegando a baja velocidad o en puntos de anclaje no habituales, empleamos nuestros sensores para inspeccionar de cerca,” explicó un comandante francés a bordo de una de estas misiones.

Dudas sobre el sabotaje

No obstante, algunos expertos argumentan que muchos de estos incidentes podrían deberse a errores accidentales, como anclas arrastradas por barcos mal mantenidos o tripulados de manera deficiente. Un caso que ha generado debate es el del Eagle S, un petrolero sospechoso de haber cortado cables en su ruta. Investigaciones iniciales apuntan a causas mecánicas, aunque las autoridades finlandesas no descartan un trasfondo estratégico debido a sus vínculos con Rusia.

Un problema global

Según la European Subsea Cables Association, en promedio, se daña un cable submarino en alguna parte del mundo cada tres días, principalmente por actividades de pesca comercial o anclas. Aunque Europa está experimentando un incremento inusual de estos eventos, la comunidad internacional debe ser cautelosa al asumir que todos los casos sean actos deliberados.

El futuro de la seguridad marítima

El despliegue de recursos de la OTAN en el Mar Báltico es una muestra de la creciente importancia de proteger infraestructuras críticas frente a una variedad de amenazas. La combinación de vigilancia tecnológica, presencia militar y cooperación internacional será clave no solo para la seguridad marítima europea, sino también como un mensaje disuasorio frente a posibles adversarios.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press