Guy Pearce, el Maestro de la Ambigüedad en 'The Brutalist'

El actor australiano brilla en un papel tan sofisticado como oscuro, en una de las películas más impactantes del año.

Un maestro de la dualidad

Guy Pearce se ha consolidado como uno de los actores más versátiles y complejos de esta generación, capaz de aportar profundidad a personajes que oscilan entre la virtud y la malevolencia. En 'The Brutalist', Pearce entrega una de sus actuaciones más relevantes como Harrison Lee Van Buren, un aristócrata aparentemente refinado cuyas intenciones benevolentes se desmoronan en una maraña de celos y privilegios. La cinta, dirigida por Brady Corbet, ha recibido 10 nominaciones al Óscar, marcando un gran triunfo tanto cinematográfico como actoral para Pearce.

El legado de Pearce: Más allá de Hollywood

Desde su irrupción en 'L.A. Confidential' hasta su aclamada interpretación en 'The Count of Monte Cristo', Guy Pearce ha sido un actor cuya habilidad para personificar personajes complejos tiene pocos paralelos. En una entrevista reciente, Pearce reflexionó: "Estoy realmente consciente de lo precarios que somos como seres humanos. Las personas buenas pueden hacer cosas malas y las personas malas pueden hacer cosas buenas. Día a día simplemente intentamos ser mejores, aunque sea fácil desviarse del camino".

Estas reflexiones no sólo han moldeado su carrera sino también su elección de estar, en gran parte, al margen de Hollywood. Pearce, quien reside en los Países Bajos junto a su pareja y su hijo, prefiere la vida tranquila, disfrutando incluso de su pasatiempo: el fútbol australiano. "Cualquier oportunidad para jugar al fútbol, la tomo", dice sonriendo.

'The Brutalist': un villano para la posteridad

Su personaje en 'The Brutalist', Harrison Lee Van Buren, ha sido descrito como "uno de los villanos más memorables del cine reciente" y recuerda a Salieri de 'Amadeus', por su habilidad para envolver la crueldad en un barniz de sofisticación. La relación entre Van Buren y el arquitecto László Tóth, encarnado por Adrien Brody, inicialmente parece una amistad fructífera pero eventualmente se convierte en una dinámica tóxica de manipulación y control.

Pearce describe a su personaje como "un hombre de clase y buen gusto, pero también alguien llevado por el deseo de dominación y celos". Este equilibrio entre admiración y posesión es precisamente lo que convierte al personaje en una figura tan inquietantemente humana.

Un Óscar bien merecido

Con 57 años, Guy Pearce ha recibido su primera nominación al Óscar, un reconocimiento considerado por muchos como tardío pero digno. Cuando se le preguntó cómo percibe este tipo de honores, Pearce comentó: "Me hace sentir incómodo, para ser honesto. Estoy feliz si realizo una buena actuación y lo sé dentro de mí. Pero también sé que una actuación puede lucir mejor o peor dependiendo del tono de la película y del director."

La misión detrás del arte

La película no sólo revisita temas de belleza artística y control, sino que también tiene una conexión íntima con las experiencias personales del director Brady Corbet y la escritora Mona Fastvold, quienes enfrentaron dificultades financieras durante la producción de su película anterior, 'Vox Lux'. Según Fastvold, "hubo una sensación de: 'Yo financio el proyecto, así que casi poseo a los artistas involucrados'."

Este tipo de dinámicas de poder se reflejan con precisión en el personaje de Van Buren, elevando la narrativa de la película a un nivel particularmente resonante. Pearce admite: "No se discutió mucho esto durante el rodaje, pero creo que cualquier artista que haya lidiado con inversores comprenderá perfectamente de dónde provienen estas emociones."

La fuerza de Pearce: simplicidad en la complejidad

Algo que distingue a Guy Pearce es su habilidad para mantener un enfoque casi infantil hacia la imaginación, algo que considera esencial para el arte de la actuación. "No me obsesiono con un personaje todo el día, es agotador. Prefiero usar la imaginación, que creo que sigue siendo una forma de juego infantil incluso en la adultez", explica.

Fue esta apertura lo que permitió a Pearce abordar con credibilidad la complejidad de Harrison Lee Van Buren, encontrando la voz característica del personaje gracias a su amistad con Danny Huston, a quien describe como poseedor de "una maravillosa voz de la vieja escuela".

En 'The Brutalist', Pearce presenta una actuación que no solo encapsula las vilezas humanas más profundas, sino que lo hace con un pulso que establece un arco narrativo inolvidable. Como él mismo observa: "Van Buren agota a cualquiera porque siempre está buscando dominar, entrar en una habitación y ser el centro de atención. Es una forma de existir extremadamente cansada, pero también fascinante."

Este artículo fue redactado con información de Associated Press