España y su compromiso con la OTAN: ¿Un desafío político y económico?
El debate sobre el gasto militar en un país con una historia compleja y prioridades sociales marcadas
El desafío del 2% en defensa
España, como miembro de la OTAN desde 1982, enfrenta un gran desafío: alcanzar el objetivo de gastar al menos el 2% del PIB en defensa. En 2023, el gasto militar español representó solo el 1.28% del PIB, ubicándose como el porcentaje más bajo entre los 32 miembros de la alianza. Este objetivo se convirtió en un tema central tras la invasión rusa a Ucrania, un conflicto que ha revitalizado las preocupaciones sobre la seguridad colectiva en Europa. A pesar de aumentar su presupuesto de defensa un 50% desde 2018, pasando de 8.500 millones a 12.800 millones de euros, España sigue lejos del umbral exigido. Este aumento, aunque significativo, ha sido percibido por algunos sectores como insuficiente. Sin embargo, alcanzar e incluso superar ese porcentaje podría ser complicado en un contexto donde la política militar no es popular entre los españoles.La memoria histórica y la opinión pública
El pasado reciente de España tiene un papel significativo en el debate del aumento del gasto militar. Después de 40 años bajo la dictadura de Francisco Franco, seguida por un intento de golpe militar en 1981, el país adoptó una postura más reticente hacia los temas de militarización. Aunque España se unió a la OTAN en 1982, no fue hasta 1999 que ingresó en su estructura militar. Históricamente, el apoyo popular hacia aventuras militares ha sido débil. Por ejemplo, la participación española en la guerra de Irak en 2003 generó un fuerte rechazo entre la ciudadanía. Sin embargo, a raíz del conflicto en Ucrania, los sondeos de opinión han mostrado un respaldo más matizado. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 70% de los españoles apoyó el envío de armas a Ucrania en 2022, pero solo la mitad de la población está de acuerdo con aumentar el gasto en defensa.¿Dónde invierte España en términos militares?
El gobierno español argumenta que la medición del gasto militar solo como porcentaje del PIB no refleja plenamente su compromiso con la OTAN y la seguridad europea. En 2023, más de 3.800 hombres y mujeres de las fuerzas armadas españolas participaron en misiones internacionales en 16 países. Estas incluyen despliegues en Letonia, Eslovaquia y Rumania, así como casi 700 soldados en la misión de la ONU en Líbano. Además, España colabora estrechamente con Estados Unidos mediante el uso compartido de las bases militares en Morón y Rota, donde este último alberga seis destructores AEGIS de la Marina estadounidense.La percepción política y los desafíos internos
Políticamente, el aumento del gasto militar sigue siendo un tema controvertido. Políticos en España enfrentan presiones significativas para priorizar el gasto en servicios sociales como la salud y la educación por encima de la defensa. "¿Por qué invertir en defensa y no en asuntos sociales?", dice Carlota Encina del Instituto Elcano, describiendo el dilema que enfrentan los responsables políticos. Aunque los compromisos con misiones internacionales no pasan desapercibidos, muchos ciudadanos perciben las fuerzas armadas más como una herramienta de ayuda humanitaria que como una fuerza de defensa estratégica. Este cambio en la percepción pública puede estar relacionado con el papel crucial del ejército en operaciones de rescate, como la respuesta a las inundaciones en Valencia en 2023.Métricas cuestionables y comparativas
Otro punto controvertido es cómo se mide el gasto militar. Nicolás Pascual de la Parte, exembajador español ante la OTAN, argumenta que los criterios de cálculo varían significativamente entre los países. Algunos incluyen elementos como las pensiones de los soldados en sus presupuestos, mientras otros no. Estas disparidades generan preguntas sobre la utilidad del 2% como medida única de esfuerzo en defensa. Además, el presupuesto oficial de defensa en España frecuentemente se complementa con aportaciones extraordinarias. En algunos años, estas partidas adicionales pueden representar un aumento del 20% al 30% sobre lo presupuestado, según los analistas.¿Un cambio en el horizonte?
El gobierno de Pedro Sánchez ha reiterado su compromiso de alcanzar el 2% para 2029. Sin embargo, este camino no estará exento de obstáculos, tanto por las dinámicas políticas internas como por la presión internacional. La distancia geográfica de zonas de conflicto como Ucrania, unida a una cultura política que tradicionalmente da prioridad a los temas sociales, sigue planteando desafíos para España en su papel dentro de la OTAN. Finalmente, queda por ver si el contexto internacional y las relaciones diplomáticas pueden alterar la balanza de percepción pública y política en un país que, aunque comprometido estratégicamente, sigue evaluando sus prioridades económicas y sociales frente a la presión de sus aliados. Este artículo fue redactado con información de Associated Press