La controversia de Trump con los estándares de eficiencia energética: ¿Un paso adelante o atrás?

El debate sobre la eficiencia energética y los estándares de agua en Estados Unidos regresa bajo la administración de Trump.

Las políticas de eficiencia energética: punto de discordia

Los estándares de eficiencia energética en los Estados Unidos han sido un tema recurrente en las políticas recientes, con impactos tanto económicos como ambientales. En su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump firmó una orden ejecutiva destinada a relajar los estándares de eficiencia para electrodomésticos y accesorios de alto consumo. Según esta orden, los consumidores tendrán más libertad para elegir productos que no cumplan con las estrictas regulaciones de eficiencia energética, como cabezales de ducha, lavadoras, lavavajillas y más. Esta decisión ha desatado un debate intenso. Por un lado, los defensores argumentan que estas regulaciones aumentan los costos iniciales de los productos y limitan la elección del consumidor. Por otro lado, los partidarios de los estándares actuales resaltan su importancia en la conservación de recursos y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Un problema personal para Trump

La fijación de Trump con este tema no es nueva. Durante su mandato anterior, expresó que los cabezales de ducha no proporcionaban suficiente agua para su "perfecto" cabello. Según el expresidente, la falta de flujo adecuado lo obligaba a pasar más tiempo en la ducha, lo que resultaba frustrante. Este tipo de quejas personales se ha traducido ahora en políticas que tienen repercusiones más amplias. De hecho, la administración Trump ya había relajado las restricciones impuestas por Obama en 2021, permitiendo que cada boquilla de un cabezal de ducha rociara hasta 2.5 galones por minuto en lugar de aplicar este límite al conjunto de boquillas. Estas medidas fueron revertidas posteriormente por la administración Biden debido a preocupaciones ambientales.

¿Qué dicen los expertos sobre los estándares?

La eficiencia energética no solo es una cuestión ambiental, sino también económica. Según estudios, los electrodomésticos de alta eficiencia pueden tener costos iniciales más altos, pero generan ahorros significativos a largo plazo en las facturas de agua y electricidad. Margie Alt, directora de la campaña Climate Action, señaló que "el megavatio que no usamos es el megavatio más barato y limpio que tenemos". Además, la Natural Resources Defense Council destacó que mantener estándares estrictos para electrodomésticos es una manera efectiva de combatir la inflación de precios en la energía y promover un consumo más responsable. Sin embargo, sectores industriales tienden a ver estas normativas como restricciones adicionales. Según Thomas Houlie, analista de políticas en Climate Analytics, "la industria a menudo pasa por alto los beneficios a largo plazo porque se fijan en los costos iniciales". Esto genera tensiones entre los objetivos económicos inmediatos y las metas ambientales a largo plazo.

Impacto en el consumidor

A pesar de la controversia, muchos consumidores han mostrado su apoyo a estándares más estrictos. Una encuesta de YouGov en 2024 reveló que el 58 % de los estadounidenses está a favor de regulaciones más fuertes para la eficiencia energética, mientras que solo el 26 % se opone. Andrew deLaski, director del Appliance Standards Awareness Project, afirmó: "No necesitamos usar cantidades ilimitadas de energía y agua para obtener resultados eficientes. De hecho, los electrodomésticos más eficientes suelen ser también los que mejor funcionan". Reducir estos estándares, apuntó, podría llevar a "productos derrochadores" que incrementen las facturas de energía.

¿Cambios viables bajo la ley?

Modificar estos estándares no es tarea sencilla. La legislación estadounidense incluye cláusulas que prohíben debilitar estándares existentes. Durante su primer mandato, Trump buscó resquicios legales que permitieran la introducción de productos menos eficientes, aunque pocos fabricantes optaron por realizarlos. Actualmente, cualquier cambio deberá cumplir con la normativa vigente, lo que podría limitar las posibilidades de una reversión significativa.

El contexto internacional

En un panorama global, los esfuerzos de eficiencia energética han tomado mayor relevancia en acuerdos como el Pacto Climático de Dubái, que busca duplicar las mejoras de eficiencia para 2030. Sin embargo, la implementación de tales acuerdos sigue siendo incierta. Según el director de Rocky Mountain Institute, Jon Creyts, "la eficiencia energética tiende a ser una solución olvidada, especialmente en negociaciones internacionales". Mientras países avanzan en esta dirección, las acciones de Estados Unidos bajo Trump podrían ralentizar el progreso global en términos de sostenibilidad energética.

¿Hacia dónde vamos?

El debate sobre los estándares de eficiencia energética refleja una división política y social más amplia en Estados Unidos. Si bien relajar las normativas puede parecer un alivio en el corto plazo, los impactos ambientales y financieros a largo plazo no deben subestimarse. Como afirmó Margie Alt, "estos no son cambios que podamos darnos el lujo de ignorar frente a la creciente crisis climática". Los próximos años serán decisivos para determinar si estas políticas representan un paso hacia atrás o una oportunidad para equilibrar las prioridades del consumo, el medio ambiente y la economía.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press