Sobrevivientes relatan el "apocalíptico" paso de ciclón sobre territorio francés de Mayotte
MAMOUDZOU, Mayotte (AP) — Cuatro días después del paso del peor ciclón en azotar al territorio francés de Mayotte en casi un siglo, los sobrevivientes se reunían cerca de tomas de agua y las pocas fuentes de electricidad en uso para relatar el horror que vivieron tras el impacto de una tormenta que tomó a muchos de ellos por sorpresa.
Periodistas de Associated Press llegaron a la capital, Mamoudzou, el miércoles por la tarde, mientras elementos del ejército francés y demás personal se apresuraban a retirar las palmeras caídas de las carreteras antes de la visita del presidente francés Emmanuel Macron.
Las calles estaban repletas de los escombros procedentes de asentamientos informales, cuyas poblaciones de migrantes complican las labores para contabilizar a los muertos.
“Vivimos algo muy apocalíptico”, dijo Samuel Anli, un residente de 28 años de edad que soportó el paso de la tormenta del sábado desde el interior de una oficina sin ventanas, donde se resguardó durante varias horas mientras las ráfagas de viento de más de 220 km/h (136 mph) arrancaban puertas y paredes.
Anli y varias otras personas lograron mantener cerrada la puerta de su pequeña oficina mientras temían lo peor. “Pensamos que si duraba una o dos horas más, todos moriríamos”, relató. Su casa quedó parcialmente destruida y tres miembros de su familia resultaron heridos por un pedazo de metal arrojado por el viento.
Las autoridades francesas calificaron el miércoles el paso de la tormenta como una “catástrofe de intensidad excepcional”.
“La isla está devastada”, indicaron, añadiendo que hasta el momento se ha confirmado el deceso de 31 personas, una cifra que podría aumentar considerablemente en parte debido a la costumbre musulmana de enterrar a los fallecidos dentro de las 24 horas posteriores a su muerte.
Sobrevivientes y grupos de ayuda hablan de entierros a toda prisa y el hedor de cadáveres en descomposición.
Mayotte, situada en el océano Índico entre la costa este de África y el norte de Madagascar, es el territorio más pobre de Francia y un imán para los migrantes que esperan llegar a Europa.
El ciclón Chido fue la tormenta más poderosa en azotar al territorio en casi un siglo. Destruyó vecindarios enteros. Muchas personas ignoraron las advertencias del ciclón, subestimando la magnitud de la tormenta.
Días después de un impacto que destruyó o causó graves daños en estructuras tan sólidas como centros de salud, los residentes se abrieron paso dentro del territorio en busca de agua y comida. El servicio telefónico y de internet seguía siendo intermitente.
Entre las casas dañadas y destruidas en la capital, la gente hacía fila con jarras para obtener agua o poder cargar sus teléfonos. En las pocas estaciones de gasolina en funcionamiento las filas eran de varias horas.
El gobierno francés desplegó el miércoles a elementos de gendarmería y otras fuerzas de seguridad para resguardar los centros de distribución de alimentos y garantizar el orden en áreas donde la población se aglomera en busca de combustible o señal telefónica, dijo el Ministerio del Interior en un comunicado. La dependencia destacó que había más de 8.800 personas en albergues de emergencia.
Personal militar francés estableció un campamento en el aeropuerto de la isla principal de Mayotte, Grand Terre, el cual permanecía cerrado debido a daños y dejó a la mayoría de la población con poca esperanza de poder salir del territorio en un futuro cercano. La red de carreteras también sufrió daños generalizados.
El primer ministro francés, François Bayrou, dijo que más de 1.500 personas resultaron heridas, al menos 200 de ellas de gravedad. Sin embargo, las autoridades temen que el número de muertos ascienda a cientos, o posiblemente miles, y añadieron que actualmente hay unas 100.000 personas en “situación precaria”.
En la isla francesa de Reunion, a unas tres horas de distancia en avión, las familias se reunían para donar ayuda a los sobrevivientes de Mayotte. Algunos dijeron que sus familiares en Mayotte no tenían comida ni agua, y que habían tardado varios días para ponerse en contacto con algunos de ellos.
“Es difícil, porque me siento impotente”, dijo Khayra Djoumoi Thany, de 19 años.
Anrafa Parassouramin también tiene familia en Mayotte. “También tememos brotes de enfermedades, porque la gente bebe agua de donde puede conseguirla, y no es necesariamente agua potable”, afirmó.
La ministra de Salud, Geneviève Darrieussecq, expresó su preocupación por el riesgo de una epidemia de cólera en el archipiélago, donde a principios de este año se produjo un brote de una cepa de la enfermedad altamente resistente a los medicamentos.
Las autoridades francesas dijeron que el miércoles comenzó la distribución de 23 toneladas de agua. El Ministro de Ultramar de Francia, François-Noël Buffet, dijo a la radio Europe 1 que el sistema de suministro de agua “funcionaba al 50%” y presentaba un riesgo de “mala calidad”. La electricidad se ha reanudado parcialmente.
El hospital de Mayotte resultó gravemente dañado y se tiene previsto que un hospital temporal inicie operaciones a principios de la próxima semana, dijo Buffet.
Se anticipa que el jueves llegue a Mayotte un barco de la Marina con 180 toneladas de ayuda y equipo, según el ejército francés.
Macron viajará a Mayotte junto con el envío de ayuda y visitará el hospital y uno de los vecindarios más afectados, informó su oficina. “Nuestros compatriotas viven lo peor a sólo unos miles de kilómetros de distancia”, dijo Macron en un comunicado.
El martes por la noche, en un programa de la televisora pública France 2 se recaudaron 5 millones de euros (5,24 millones de dólares) en ayuda para Mayotte a través de la organización humanitaria Fundación de Francia, indicó el canal.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.