Largo camino por delante para decidir futuro de Siria tras rápido fin del régimen de Assad

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Largo camino por delante para decidir futuro de Siria tras rápido fin del régimen de Assad
Un combatiente de oposición pone su pie sobre el busto del difunto presidente sirio Hafez Assad en Damasco, Siria, el domingo 8 de diciembre de 2024. (AP Foto/Hussein Malla)

BEIRUT (AP) — Por primera vez en 50 años, la cuestión de cómo será gobernada Siria está totalmente abierta. El fin del régimen de la familia Assad es para muchos sirios un momento tanto de alegría como de temor; de una incógnita total.

La insurgencia que destronó al presidente Bashar Assad tiene sus raíces en combatientes yihadistas islámicos. Su líder dice que ha renunciado a sus previos vínculos con Al Qaeda, y se ha esmerado en proclamar su visión de crear una Siria pluralista gobernada por instituciones civiles, no por dictadores ni ideologías.

Pero incluso si es sincero, no es el único actor. La insurgencia está conformada por múltiples facciones, y el país está dividido entre distintos grupos armados, incluidos los combatientes kurdos respaldados por Estados Unidos que controlan el este. Lo que queda del ejército del antiguo régimen, y sus temidos servicios de seguridad e inteligencia, podrían volver a unirse.

Diversas potencias extranjeras tienen las manos metidas hasta lo profundo del país, y cualquiera de ellas —Estados Unidos, Israel, Rusia, Irán o Turquía— podría convertirse en factor de desestabilización.

La población de Siria —de diferentes etnias y religiones— se ve en un punto que podría desembocar en el caos o en la cohesión. Los musulmanes suníes, los alauitas chiíes, los cristianos y los kurdos étnicos del país se han enfrentado a menudo unos contra otros, ya sea por el gobierno de Assad o por la guerra civil que comenzó hace 14 años.

Las divisiones derivadas del conflicto son profundas, y muchos temen asesinatos por venganza, ya sea contra antiguas figuras del gobierno de Assad o contra comunidades enteras consideradas partidarias del viejo sistema.

La guerra civil desplazó a la mitad de la población siria, que era de 23 millones de personas antes de la guerra. Muchos de quienes huyeron siguen de cerca los acontecimientos para determinar si ha llegado el momento de volver.

En este momento, sólo hay preguntas.

¿Cómo será gobernada Siria?

En el breve periodo que siguió a la abrupta caída de Assad, el líder rebelde Ahmad al-Sharaa, antes conocido como Abu Mohammed al-Golani, ha tratado de tranquilizar a los sirios respecto a que el grupo que él dirige —Hayat Tahrir al-Sham, o HTS— no busca dominar al país y continuará con los servicios gubernamentales. Ha hablado de establecer un sistema de gobierno descentralizado.

Los funcionarios del gobierno que permanecieron en Damasco mientras Assad huía —incluido el primer ministro Mohammed Ghazi Jalali— se han reunido con los rebeldes para discutir la transferencia de poder.

La cadena de televisión Al Jazeera informó el lunes que el HTS había decidido encargar a Mohammed Al-Bashir, jefe del “gobierno de salvación” que dirige su bastión en el noroeste de Siria, la formación de un gobierno de transición. No hubo confirmación oficial.

Los detalles sobre la forma que adoptará el gobierno han sido escasos.

Es poco probable que los rebeldes esperaran tener que hacerse cargo de todo un país cuando lanzaron su ofensiva contra la ciudad de Alepo hace menos de dos semanas, opinó Qutaiba Idlbi, miembro sénior del Centro Rafik Hariri y de los Programas para Oriente Medio del Atlantic Council, una organización no partidista que promueve el liderazgo y la participación de Estados Unidos en el mundo, junto con aliados y socios, para encontrar soluciones a desafíos globales. La rápida caída de Damasco y la desaparición de la policía y el ejército dejaron desafíos de seguridad, agregó.

El único marco existente para una transición ya no es relevante. La Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU había pedido un proceso político que involucraba tanto al gobierno de Assad como a los grupos de oposición.

“Todos dicen, especialmente los rebeldes sobre el terreno que ‘ese marco ya no es aplicable, porque ya no hay un régimen. No vamos a darle al régimen en política lo que perdió por medios militares’”, dijo Idlbi.

Hasta ahora, los trabajadores del sector público no han atendido los llamados del primer ministro interino para que regresen a su trabajo, lo que ha causado problemas en sitios como aeropuertos, fronteras y en el Ministerio de Asuntos Exteriores, reportó Adam Abdelmoula, coordinador humanitario de la ONU para Siria.

“Creo que tomará un par de días —y muchas garantías por parte de los grupos armados— para que estas personas regresen a trabajar de nuevo”, manifestó. En el caos actual, los trabajadores de la ONU han tenido dificultades para acceder al país, lo cual ha obstaculizado la distribución de ayuda humanitaria, añadió.

¿Qué tan inclusivos serán los insurgentes?

Los insurgentes han tratado de tranquilizar a las minorías religiosas de Siria afirmando que no serán objeto de ataques, a pesar del origen musulmán suní fundamentalista del HTS.

Hasta ahora, parece que la paz civil se mantiene. Los insurgentes se han mostrado disciplinados, trabajan para mantener el orden, sin señales de represalias. Los expertos dicen que sólo el tiempo dirá cómo será la Siria post-Assad.

“Todos aún están dispuestos a colaborar realmente, a trabajar de verdad con los demás”, refirió Haid Haid, miembro consultor del programa de Oriente Medio y el Norte de África de Chatham House, un grupo de expertos sin fines de lucro que analiza los principales asuntos internacionales, con sede en Londres. “Ese tipo de atmósfera positiva es crucial, pero puede no durar mucho tiempo”.

Podrían surgir divisiones a medida que se toman decisiones.

No se puede garantizar que todos los combatientes al interior del HTS respalden la propuesta de Al-Sharaa de crear un sistema pluralista. El domingo, afuera del histórico mercado de Hamadiyeh, en Damasco, una docena de combatientes coreaban: “Abajo, abajo el Estado laico”, una señal de que al menos algunos de los insurgentes podrían buscar una línea islamista más dura.

“La oposición no es un movimiento homogéneo”, dijo Burcu Ozcelik, miembro investigador sénior de Seguridad en Oriente Medio del Royal United Services Institute, un grupo de expertos en investigación de defensa, seguridad y asuntos internacionales con sede en Londres.

Hay múltiples grupos armados de oposición, incluidas fuerzas en el sur que son distintas del HTS y de los grupos respaldados por Turquía en el norte. Las fracturas internas dentro del movimiento liderado por el HTS, “que pueden volverse más evidentes en las próximas semanas y meses, pueden conducir a la discordia y amenazar la estabilidad siria”, agregó Ozcelik.

Podría haber presiones para purgar a antiguos miembros de la enorme burocracia estatal de Assad, en especial a aquellos quienes estaban empleados como parte de un vasto Estado de seguridad que incluía informantes y oficiales ampliamente despreciados por hechos de tortura, abusos y corrupción.

Los insurgentes y muchos en el público no quieren que vuelvan. Pero una purga puede provocar una reacción desestabilizadora, como cuando los administradores estadounidenses desmantelaron el ejército de Irak después de la caída de Saddam Hussein en 2003, lo que alimentó una insurgencia suní.

La población alauita de Siria se siente particularmente vulnerable. Assad y su familia eran alauitas —una rama del islam chií— y muchos entre los insurgentes suníes consideran a la comunidad como leal a él.

La relevancia de la cuestión kurda

Las fuerzas lideradas por los kurdos, aliadas con Estados Unidos, han controlado una zona semiautónoma en el noreste de Siria durante años, donde han sido un actor clave en la lucha contra el grupo Estado Islámico. Aunque ambos grupos se opusieron al gobierno durante la guerra civil, la relación entre los kurdos y los grupos de oposición árabes es tensa.

El HTS ha hecho esfuerzos por apaciguar las tensiones con los kurdos.

Reintegrar el este probablemente significaría un tipo de concesión a la autonomía kurda.

Pero con eso se corre el riesgo de enfadar a la vecina Turquía, que se opone vehementemente a las facciones kurdas que gobiernan el este de Siria. Los insurgentes respaldados por Turquía y aliados con el HTS ya han aprovechado la oportunidad para expulsar a los kurdos de algunas zonas del territorio, ahn tomado la ciudad norteña de Manbij y se han registrado enfrentamientos en otras áreas.

Aunque hasta ahora la actitud en gran medida benigna de los insurgentes hacia las minorías ha tranquilizado muchas preocupaciones internacionales, según Abdelmoula, “esos enfrentamientos son muy significativos porque la lucha se da principalmente a lo largo de líneas étnicas. Y eso es peligroso”.

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Los periodistas de The Associated Press Danica Kirka, en Londres, y Jamey Keaten, en Ginebra, contribuyeron a este despacho. Keath informó desde El Cairo.

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