La adicción silenciosa al celular: una dependencia invisible en nuestra vida cotidiana

La adicción silenciosa al celular: una dependencia invisible en nuestra vida cotidiana

Se ha sumado una nueva adicción al mundo de las adicciones que hasta ahora se comporta de forma silenciosa, ya que ni nos hemos percatado de cómo todos nos estamos sumergiendo en este mundo de la entretención instantánea, en el cual estamos involucrados tanto adultos, adolescentes y los más preocupantes niños pequeños e incluso bebes.

Digo adicción silenciosa, porque se ha hecho tan habitual, que nadie se da cuenta del tiempo que pasamos en las redes sociales viendo videos, y en el caso de los niños en los juegos en línea. Estoy segura de que, si pusiéramos un cronómetro que contabilizara este tiempo diariamente, muchos nos sorprenderíamos de la cantidad de horas del día que las ocupamos solo entreteniéndonos con la información instantánea que nos llega a través del Internet.

Claramente, algunos dirán, y qué tiene de malo divertirse un poco, en que hacemos daño, pero lamentablemente es un tiempo perdido, en que quizás, bien utilizado en otras áreas, nos llevaría a alcanzar otras metas y desafíos.

Pero, cada adulto sabe dónde le aprieta el zapato, pues ya tiene la conciencia y la capacidad de poder controlarse a sí mismo y ponerle un freno a esto, cuando nos percatamos que nos está sacando del foco de otras tareas que son mucho más importantes, como nuestro trabajo, las tareas domésticas, nuestro negocio o emprendimiento, etc.

Sin embargo, lo verdaderamente preocupante es la adicción que se está haciendo cada día más evidente en los niños. He visto guaguas de 9 meses en el metro que sostienen un celular, y parecen hipnotizados frente a la pantalla. Y yo me pregunto,  qué pasará por el cerebro de ese bebé. Se estará desarrollando bien, estará descubriendo el mundo a través de una pantalla, donde no tiene que hacer ningún esfuerzo por pensar y ningún esfuerzo por descubrir nuevas sensaciones, como es jugar, por ejemplo, con un papel. Pues ello le lleva a descubrir la contextura, el sonido del papel, la flexibilidad al apretarlo y arrugarlo y tantas cosas más que se pueden hacer con solo una hoja de papel, descubrimientos que se quedarán en su memoria por siempre y que jamás le darán las pantallas.

Estamos tan cansados como sociedad, que ahora se nos hace más fácil entregarles el teléfono a un bebé, para que se quede tranquilo mirando la pantalla y no moleste. Será esa la forma más fácil de criar a nuestros hijos y de enseñarles. Con esto seguramente el niño va a dejar de molestar y se va a entretener por un lapso de tiempo considerable, pero es un grave daño a su cerebro, por el poco aprendizaje que esto le va a proporcionar... Pues el cerebro está diseñado para adquirir conocimiento, para esforzarse, para rendir, para recibir información, procesarla y guardarla, pero un bebé o un niño pequeño, que pase el día pegado a la pantalla y al teléfono, claramente no está adquiriendo los conocimientos, las habilidades, las fortalezas necesarias para enfrentarse a la vida; teniendo en cuenta además que el desarrollo del cerebro del ser humano se manifiesta en los primeros años de vida de las personas. Por tanto, nunca será igual jugar en una pantalla que jugar con una pelota, una muñeca, o con un lápiz y un papel, etc. Estas cosas son las que proporcionan al niño un mundo lleno de descubrimiento personal, de imaginación y de verdadero aprendizaje.

Les estamos quitando a nuestros niños el desarrollo de habilidades fundamentales para la vida. Tenemos que tomar conciencia sobre esto y comenzar a restringir el tiempo de uso de las pantallas a nuestros hijos, incentivándolos a realizar otras actividades, como el deporte, una buena lectura, el contacto con la naturaleza, una caminata por el parque, en fin, muchas otras cosas que los saquen del mundo del celular.

Debemos tomarnos el tiempo de realizar una salida para conversar con nuestros hijos adolescentes sobre sus cosas; dedicarles tiempo a ellos, ese tiempo que a veces perdemos en las redes sociales. Y este tiempo es fundamental para fortalecer la comunicación entre padres e hijos y al mismo tiempo hacerlos sentir que son importantes y prioridades para nosotros. Apartar este espacio para ellos es esencial, dejando nosotros también el celular en silencio mientras estamos con ellos, para así concentrarnos netamente en lo que ellos tienen por contarnos; para que también prediquemos con el ejemplo y ellos vean que sí se pueden hacer otras actividades, donde el teléfono no sea el protagonista.

Necesitamos apartarnos de la entretención instantánea que nos produce el celular y que es una verdadera adicción, que nos quita mucho tiempo, nos distrae y nos saca del foco de las verdaderas cosas que importan, como es el tiempo de calidad con nuestros seres queridos, amigos y familia.

Tomemos conciencia de que esto a la larga se puede transformar en una enfermedad, porque nos estamos haciendo cada día más dependientes de los celulares. Es cosa de mirar como las personas en el metro llevan su teléfono a la mano, concentradas absolutamente en dicho aparato.

Todo esto está siendo muy dañino para la salud, porque ya está comprobado que pasar largas horas pegado a las pantallas afecta al cerebro en la capacidad de concentración, problemas en el sueño produciendo insomnio, problemas a la vista por el daño que se produce en nuestros ojos y, además, la mala postura que adoptamos al estar mirando estas pantallas está llevando a las personas a sufrir dolores de espalada y molestias en el cuello que con el tiempo pueden transformarse en enfermedades.

En resumen, seamos responsables de nuestra salud, como también de dar el ejemplo a nuestros hijos y de controlarlos poniéndoles límites de horario de uso de estos aparatos, para que después no tengamos que estar haciendo terapia y buscando especialistas para nuestros hijos, porque nuestros niños solo desean estar pegados mirando el celular, dejando de lado todas sus obligaciones, la vida social, el contacto personal, etc., convirtiéndose en unos verdaderos adictos a las pantallas.

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