Concluye proceso de reforma de Iglesia católica sin más equidad para las mujeres
CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El largo proceso del papa Francisco para reformar la Iglesia católica concluyó el sábado con recomendaciones que no les dieron a las mujeres más igualdad como se esperaba, pero reflejaron los objetivos del pontífice de una Iglesia que, al menos, escuche más a sus fieles.
El papa anunció, de manera significativa, que no emitirá un documento doctrinal a partir de las recomendaciones, las cuales pedían que las mujeres reciban todas las oportunidades que la ley de la Iglesia ya ofrece, lo cual abriría las puertas al contencioso tema del diaconado femenino.
Como resultado, sigue sin estar claro qué autoridad o impacto tendrán las recomendaciones finales del sínodo, dado que el propósito del ejercicio era proporcionarle al papa propuestas específicas sobre la reforma.
“En este tiempo de guerra, debemos ser testigos de la paz” y dar ejemplo de convivencia con las diferencias, dijo el papa al explicar su decisión.
Francisco agregó que seguirá escuchando el consejo de los obispos y dijo que “ésta no es una forma clásica de retrasar interminablemente las decisiones”.
Los diáconos realizan muchas de las mismas funciones que los sacerdotes, como presidir bautizos, bodas y funerales, pero no pueden oficiar misas. Los defensores de la igualdad de género en la Iglesia afirman que permitir que las mujeres sean diáconos ayudará a compensar la escasez de sacerdotes. Por otra parte, los opositores aducen que será el primer paso hacia la ordenación de mujeres al sacerdocio exclusivamente masculino que Francisco ha reafirmado en repetidas ocasiones.
Anteriormente, esta semana, el máximo funcionario doctrinal del Vaticano, el cardenal Víctor Manuel Fernández, dijo ante la asamblea extraordinaria de 368 obispos y laicos —incluyendo mujeres— que Francisco había dicho que la cuestión de permitir la ordenación de mujeres como diaconisas en la Iglesia “no ha madurado aún”. No respondió directamente cuando se le pidió que precisara qué determinará la “madurez” para un papel de mayor responsabilidad para las mujeres en la Iglesia católica.
El proceso sinodal, de varios años de duración, hizo surgir grandes esperanzas de cambio, especialmente para las mujeres, que durante mucho tiempo se han quejado de ser tratadas como fieles de segunda en la Iglesia. Las mujeres tienen prohibido ejercer el sacerdocio y los puestos ministeriales más altos de la institución, a pesar de que realizan la mayor parte del trabajo en la dirección de hospitales y escuelas católicas y en la transmisión de la fe a las futuras generaciones.