Tres policías heridos por el estallido de un coche-bomba en el centro-oeste de México
ACÁMBARO, México (AP) — Un coche-bomba estalló la madrugada del jueves frente a una comisaría en la localidad de Acámbaro, en el centro-oeste de México, e hirió a tres policías, informó la fiscalía del estado de Guanajuato.
De forma casi simultánea se registró otra explosión en el municipio cercano de Jerécuaro, la cual no causó lesionados. Las autoridades no han aclarado si se trató de un segundo coche-bomba, pero en el lugar había una patrulla incendiada, el tejado de un edificio estaba destruido y las fachadas de varias tiendas cercanas ennegrecidas.
Los atentados en dos localidades distintas y con media hora de diferencia sugieren la implicación de los cárteles de la droga, los cuales han disputado sangrientas batallas territoriales en Guanajuato durante años.
En respuesta a los estallidos, fuerzas de seguridad estatales y militares iniciaron un fuerte despliegue por tierra y aire, indicó la gobernadora Libia Dennise García, del opositor Partido de Acción Nacional, en sus redes sociales.
"Salimos a ver qué era y lo único que se veía eran llamas", dijo Francisca Acevedo, comerciante cuya tienda se ubica en la calle donde estalló el coche-bomba de Acámbaro. "Una menor y una señora iban para tomar el camión de la escuela, a dejar a la adolescente y salió también muy grave herida, se la llevaron las ambulancias", agregó.
Las autoridades informaron en un principio que los tres heridos eran policías.
En tanto, en el estado de Guerrero, en el sur del país, dos policías municipales murieron y cuatro más resultaron heridos en un tiroteo con presuntos miembros de un cártel que viajaban a bordo de tres vehículos blindados e iban armados con una ametralladora y lo que parecían ser drones lanzagranadas.
El Ejército informó en un comunicado que los militares abatieron después a 14 de los atacantes, y que tres soldados resultaron heridos.
A pesar de la violencia, la presidenta Claudia Sheinbaum se comprometió a mantener el enfoque de su predecesor de no confrontar directamente a las organizaciones criminales.
“La instrucción que hemos dado, y es la estrategia del gabinete de seguridad, es que no haya enfrentamientos", aseguró el jueves.
Sheinbaum insistió en que México no va a volver al periodo de la guerra contra los cárteles de la época del presidente Felipe Calderón (2006-2012) y que su gobierno seguirá con la atención en las causas de la violencia, acciones de inteligencia y, en caso de flagrancia, la detención.
Pero su gobierno ya parece estar involucrado en una situación similar a una guerra contra los grupos del crimen organizado en varios estados del país apenas tres semanas después de haber asumido el cargo.
En las fotografías que distribuyó la policía municipal se pueden ver restos calcinados del coche-bomba de Acámbaro esparcidos por toda la calle, así como puertas y ventanas rotas de las viviendas cercanas.
El del jueves fue el atentado con coche-bomba más grave contra las autoridades mexicanas desde junio de 2023, cuando un agente de la Guardia Nacional perdió la vida durante un estallido en la cercana ciudad de Celaya, también en Guanajuato.
En julio de ese mismo año, en el vecino estado de Jalisco, un cártel del narcotráfico detonó de forma coordinada siete dispositivos explosivos que causaron la muerte de cuatro policías y dos civiles. Los explosivos se habían colocado en agujeros excavados en la calzada.
El uso de coches-bomba y artefactos explosivos improvisados ilustra el desafío cada vez mayor que plantean los grupos del crimen organizado a las fuerzas de seguridad mexicanas.
Sheinbaum se ha comprometido a continuar la política de su predecesor y mentor, el expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), que basaba su estrategia en el lema “abrazos, no balazos” y en la promoción de programas de formación para evitar que los jóvenes fueran reclutados por los cárteles.
López Obrador incluso hizo llamamientos públicos a los grupos del crimen organizado para que redujeran la violencia. Pero la inseguridad no ha sido controlada y el número de homicidios sigue siendo muy elevado, cerca de los 30.000 al año.
De igual forma, la nueva presidenta, que asumió el cargo el pasado 1 de octubre, se enfrenta a un aumento en la violencia en los estados de Sinaloa, en el norte, Chiapas, en el sur, y Guanajuato, la entidad con mayor número de homicidios de México.
El jueves dijo que la violencia en Guanajuato es una prioridad y que la fiscalía federal ya investiga los ataques con coches-bomba.
Sin embargo, el analista de seguridad David Saucedo, afincado en Guanajuato, dijo que el gobierno no ha reconocido el verdadero alcance del problema.
En su opinión, entre las autoridades “existe una renuencia a hablar de narcoterrorismo porque piensan que estos ataques generarían una mala imagen hacia el país... Lo cierto es que México ya tiene esa mala imagen en materia de seguridad”.
La violencia en México y la acción de los cárteles son tema de la campaña electoral de las presidenciales en Estados Unidos.
“Hay voces dentro del gobierno qué piensan que hablar de narcoterrorismo daría elementos a sectores conservadores de los Estados Unidos que buscan enviar al ejército de los Estados Unidos para combatir a los cárteles tal y como lo hacen con organizaciones terroristas", explicó Saucedo.
Añadió que el cártel de Santa Rosa de Lima —un grupo criminal local que lleva años luchando contra el cártel de Jalisco por el control del estado— probablemente es el responsable de las explosiones del jueves, ya que ha utilizado explosivos en el pasado.
“Aunque estos ataques en Acámbaro y Jerécuaro obedecieron a lógicas locales, también son un mensaje tanto para la presidenta como para la gobernadora por parte de los grupos criminales, ellos siguen en pie de lucha y van a seguir combatiendo en Guanajuato”, puntualizó.