En la jungla del Darién suenan voces de venezolanos que emigran decepcionados tras las elecciones
LAJAS BLANCAS, Panamá (AP) — Los venezolanos han sido los últimos años los que más migran cruzando la peligrosa jungla del Darién rumbo a Estados Unidos y, a raíz de las pasadas elecciones de julio en las que Nicolás Maduro fue declarado ganador sin publicar las actas de votación, sus voces van ahora también cargadas con decepción por el anhelado cambio en el poder que no llegó.
“Nosotros nos quedamos esperando las elecciones porque si salía Maduro (del poder), entonces nos quedábamos. Pero no pasó nada”, dijo el jueves a The Associated Press Enrique Dordis, de 46 años, en Lajas Blancas, una población panameña que funge como puerta de salida de la arriesgada selva.
Atravesó el Tapón del Darién en cuatro días, tras cruzar ríos caudalosos y lidiar con fuertes aguaceros en la intemperie, con su esposa Anabel Pajedes, su hijo Emanuel, de 8 años, y cuatro familiares más. En Venezuela, era taxista en el estado central de Carabobo. “No alcanza la plata, ya uno se desespera y uno tiene que buscar un mejor futuro para los hijos”, compartió las razones por las que migró.
Los venezolanos fueron más del 60% de extranjeros que cruzaron esa frontera que separa Colombia de Panamá el año pasado, cuando se alcanzó la cifra récord de más de medio millón de desplazamientos. A ellos, precisamente, el gobierno panameño les dejó fuera de su nueva estrategia de repatriación de migrantes, apoyada por Estados Unidos, debido a la crisis electoral y a que rompió relaciones con Caracas.
Y, aunque en lo que va de año el Servicio Nacional de Migración panameño, empezó a notar un descenso en el número de migrantes del 35% —259.088 migrantes hasta el 25 de septiembre, frente a 397.215 el año pasado—, las razones que siguen mencionando son similares: las penurias económicas en su país.
“Cada vez está más difícil, nuestros familiares se enferman”, se lamentó Rosimar Angulo. Desembarcó en Lajas Blancas junto a su novio y otros compatriotas venezolanos, después de navegar en un bote o piragua a motor que los sacó de Bajo Chiquito, el primero poblado que se encuentran los migrantes en el lado panameño.
No cree en los resultados que anunció la autoridad electoral venezolana la misma noche de la votación del 28 de julio y que le dieron la victoria a Maduro por un tercer mandato de seis años, pese al clamor de la oposición que decía tener actas electorales suficientes para demostrar que su candidato Edmundo González ganó por 2 a 1.
“Sentimos mucha decepción luego de las elecciones, que fueron un fraude total. Todos los venezolanos sabemos que eso fue un fraude”, acotó Angulo. Del mismo barcó se bajó una compatriota, Marisol Jaime, que fue sacada en camilla por miembros de la Cruz Roja tras descompensarse.
Más de media docena de migrantes venezolanos entrevistados afirmaron que se aguantaron hasta varias semanas después de las elecciones con la esperanza de que se diera una resolución favorable a González y alentados por manifestaciones en las calles lideradas por la dirigente María Corina Machado.
Pero, con la salida del país del exdiplomático de 75 años hacia el asilo en España, el optimismo se les desmoronó. Habían votado por un cambio que, a día de hoy, sigue sin concretarse en Venezuela.
“Para nosotros que vuelva a ganar el mismo gobierno, no va haber ninguna mejoría en el país”, zanjó Laura Naveda, oriunda del estado de Táchira que hace frontera con Colombia. Viajaba con 13 familiares, entre ellos varios menores de edad.