Ecuador: Autoridades declaran en emergencia a Quito por incendios que amenazan zonas residenciales
QUITO (AP) — El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, anunció el miércoles la declaratoria de emergencia a la capital ecuatoriana debido a los grandes incendios forestales que amenazan varios barrios residenciales. Además, informó de la detención de un sospechoso presuntamente responsable de uno de los incendios más devastadores.
En rueda de prensa, Muñoz señaló que es importante “la activación del estado de emergencia” que permitirá tener más capacidades operativas y de coordinación con otras entidades y “trabajo entre distintos niveles de gobierno” tanto nacional, provincial, con otros municipios y con la banca multilateral que suele colaborar ante hechos como este.
La decisión se toma tras una serie de incendios desatados el martes en zonas aledañas a Quito, el principal de ellos aún con varios brotes activos, inició en las laderas de la población de Guápulo, al noreste de la capital, y se extendió hasta poner bajo amenaza a los barrios Bolaño, en plena ladera; Bellavista — ubicado en la cima de una ladera— y a la González Suárez, un exclusivo sector en el que grandes edificios bordean el largo de una quebrada.
Decenas de vecinos, junto a la policía y militares, han ofrecido su ayuda a los bomberos, usando baldes con agua y mangueras.
El municipio de Quito también informó de la detención de un “sospechoso por el incendio en Guápulo” y precisó que el joven de 19 años “fue encontrado con un galón de combustible”. ”La policía lo tiene aprehendido en flagrancia y está en camino a la Fiscalía”, añadió, sin dar más detalles.
El cuerpo de bomberos de Quito mantiene desplegados unos 200 efectivos y tres helicópteros de diversas instituciones para neutralizar puntos calientes y zonas donde las llamas tomaron fuerza durante el miércoles, debido al tiempo despejado, altas temperaturas y al viento.
Ante la magnitud de los incendios, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa suspendió su agenda en Nueva York, a donde había viajado para asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas y llegó a Quito la tarde del miércoles para asistir a la sesión del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional.
En sus primeras declaraciones ante los medios desde que se produjeron los incendios afirmó que “estamos viviendo una desgracia como país entero”, ante una sequía —que tiene sumido a Ecuador en una crisis energética— y “asimismo estos incendios que afectan a la vida de los quiteños, a la vida de los ecuatorianos”.
Tras la sesión, la ministra de Ambiente, Inés Manzano, dijo en rueda de prensa que, entre otras medidas, se implementará un plan de restauración paisajística en los bosques consumidos por el fuego y se fortalecerá la inteligencia policial para dar con los responsables de los incendios que, consideran, fueron provocados.
El subcomandante de la policía, general Fausto Buenaño, aseguró que hasta el momento se han detenido a tres personas presuntamente involucradas en los incendios de las última semanas, uno de los sospechosos fue detenido hoy y los otros dos en días pasados.
Buenaño dijo también que se coordina con la Fiscalía para que se los acuse de terrorismo. “Esto no es piromanía”, aseveró a la vez que afirmó que se busca “alterar el orden” provocando los incendios de manera simultánea en diversos puntos de la ciudad “con el fin de tener a todos los entes de control como bomberos, policía y Fuerzas Armadas de un lado al otro”. La ley ecuatoriana establece una pena de diez a trece años de prisión por terrorismo.
Más temprano, una transmisión en vivo de la policía mostró que se reactivó el incendio en las laderas de Guápulo, con llamas de hasta 10 metros, que obligaron a salir apuradamente a los efectivos policiales, de bomberos y voluntarios en la zona. Grandes columnas de humo se observaron en el sector.
Poco antes, el jefe del cuerpo de Bomberos de Quito, Esteban Cárdenas, había advertido que “hay una línea de fuego activa con línea de propagación en el cerro Auqui” y en el parque Metropolitano “tenemos puntos calientes con un riesgo muy alto de ignición”.
El alcalde capitalino en la mañana, convocó a la ciudadanía a mantenerse en casa porque “la calidad del aire de Quito no es la óptima en este momento, no se exponga”. El norte de la capital amaneció con olor a quemado y con partículas y ceniza suspendidas en el aire.
El ministerio de Educación anunció en un comunicado que, por la contaminación del aire, suspendía las clases presenciales también el jueves y viernes, para “precautelar el bienestar de la comunidad educativa”. Inicialmente estaban suspendidas el miércoles, cuando los empleados públicos también trabajaron de forma virtual.
La secretaria de seguridad del Distrito Metropolitano de Quito, Carolina Andrade, en declaraciones a The Associated Press dijo que Quito “está bajo ataque” y precisó que además de los cuatro grandes incendios del lunes, “tuvimos 27 quemas” durante la jornada, que dejó 107 familias evacuadas, cuatro personas heridas y siete casas quemadas.
En los últimos tres meses ha habido unos 300 incendios forestales, con una afectación de más de 1.800 hectáreas, destacó.
El alcalde capitalino manifestó que el gobierno nacional y el municipio han coincidido en “catalogar estos incendios como criminales y terroristas; son iniciados (por personas)”.
Hace 15 días, tres incendios de grandes proporciones se registraron en diferentes puntos de la capital, por los cuales al menos cuatro personas están siendo investigadas y dos procesadas judicialmente.
La empresa eléctrica suspendió los cortes de energía eléctrica en Quito hasta las 18:00 del jueves, lo que inicialmente solo estaba previsto para el miércoles. Todo el país está con racionamientos de energía debido a la crisis de generación eléctrica que las autoridades atribuyen a una aguda sequía.
En las últimas semanas, Ecuador atraviesa una aguda sequía que ha sido identificada por el gobierno como la peor en más de seis décadas y ha generado adicionalmente las condiciones para la propagación de grandes incendios forestales. Cerca de 37.000 hectáreas han sido consumidas por las llamas en las últimas semanas, 16.000 de ellas en la provincia de Loja, fronteriza con Perú.