Suecia acusa a mujer de crímenes de guerra por presuntamente torturar a mujeres y niños yazidíes
COPENHAGUE, Dinamarca (AP) — Autoridades suecas acusaron el jueves a una mujer de 52 años, vinculada con el grupo Estado Islámico (EI), de cometer genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra graves contra mujeres y niños yazidíes en Siria, en el primer caso de ese tipo que se juzga en el país escandinavo.
Lina Laina Ishaq, ciudadana sueca, presuntamente cometió los crímenes entre agosto de 2014 y diciembre de 2016 en la ciudad de Raqqa, la antigua capital de facto del autoproclamado califato del grupo armado y hogar de unas 300.000 personas.
Los crímenes “ocurrieron bajo el gobierno del EI en Raqqa, y esta es la primera vez que se juzgan en Suecia los ataques del EI contra la minoría yazidí”, dijo en un comunicado la fiscal principal, Reena Devgun. Los yazidíes son una de las minorías religiosas más antiguas de Irak.
“Mujeres, niños y hombres se consideraban propiedades y estaban sujetos a ser vendidos como esclavos, a la esclavitud sexual, el trabajo forzado, privación de la libertad y ejecuciones extrajudiciales”, dijo Devgun. “El EI trató de aniquilar al grupo étnico yazidí en una escala industrial”.
Al anunciar las acusaciones, Devgun dijo en una conferencia de prensa que la fiscalía pudo identificar a Ishaq mediante información del equipo de la ONU que investiga las atrocidades en Irak, conocido como UNITAD.
En una declaración separada, el Tribunal de Distrito de Estocolmo señaló que, según la fiscalía, la mujer detuvo a varias mujeres y niños del grupo étnico yazidí en su residencia en Raqqa, y “presuntamente los expuso, entre otras cosas, a sufrimiento severo, tortura u otros tratos inhumanos” y también los privó “de derechos fundamentales por razones culturales, religiosas y de género en contravención de la ley general internacional”. “
Según el expediente de acusación, obtenido por The Associated Press, Ishaq es sospechosa de retener a nueve personas, entre ellas varios niños, en su vivienda de Raqqa durante hasta siete meses y de tratarlos como esclavos. También abusó de varias de las personas a las que mantenía cautivas.