Cientos marchan en Brasil en pro de la libertad religiosa ante el aumento de casos de intolerancia
RÍO DE JANEIRO (AP) — Practicantes de distintas tradiciones religiosas marcharon el domingo por la emblemática playa de Copacabana en Río de Janeiro para respaldar la libertad religiosa en Brasil, donde los casos de intolerancia se han duplicado en los últimos seis años.
Cientos de hombres, mujeres y niños de más de una docena de confesiones participaron en el acto, llamado Marcha en Defensa de la Libertad Religiosa. Muchos de los que acudieron son practicantes de religiones afrobrasileñas que últimamente han enfrentado ataques de integrantes de grupos cristianos. El recientemente nombrado ministro de Derechos Humanos de Brasil, Macaé Evaristo, también participó en la marcha, que se celebró por 17mo año consecutivo.
“El gran reto hoy en nuestro país es reducir la desigualdad”, declaró Evaristo a la agencia estatal de noticias Agencia Brasil. “Así que para mí es muy importante estar presente en esta marcha, porque la gente aquí también está luchando por muchas cosas, como un trabajo decente y una vida sin hambre”.
En el estado de Río de Janeiro, donde vive una cuarta parte de los practicantes de religiones afrobrasileñas, ha proliferado el cristianismo evangélico, en particular las iglesias neopentecostales fundadas desde 1970 que se centran en difundir su fe entre los no creyentes.
Los expertos dicen que, aunque la mayor parte del proselitismo neopentecostal es pacífico, la propagación de la fe ha ido acompañada de un aumento de la intolerancia hacia las religiones tradicionales de influencia africana, la cual va desde el abuso verbal y la discriminación hasta la destrucción de templos y la expulsión forzosa de barrios.
“Todo lo que viene de los negros, todo lo que viene de las personas de origen africano está menospreciado. Si no somos firmes en nuestra fe, perderemos fuerza”, afirmó Vania Vieira, practicante de la religión afrobrasileña candomblé. “Esta marcha es para demostrar que estamos de pie, que sobreviviremos”.
Aunque la Constitución brasileña protege el libre ejercicio de la religión, los casos de falta de respeto y los ataques —especialmente contra grupos de origen africano— son cada vez más frecuentes.
Entre 2018 y 2023, el servicio de denuncias del gobierno brasileño registró un aumento del 140% en el número de denuncias por intolerancia religiosa en el país.
En Brasil, quienes cometen delitos de intolerancia religiosa pueden enfrentarse a penas de hasta cinco años de prisión, además de una multa.