Australia retira medallas a mandos militares por acusaciones de crímenes de guerra en Afganistán
MELBOURNE, Australia (AP) — Varios comandantes militares australianos retirados y en activo han sido despojados de medallas por acusaciones de crímenes de guerra cometidos durante la guerra de Afganistán, indicó el jueves el ministro de Defensa, Richard Marles.
Exigir responsabilidades a los comandantes por las supuestas infracciones de las fuerzas especiales australianas entre 2005 y 2016 era la recomendación del mayor general Paul Brereton, que lideró una investigación sobre crímenes de guerra. Brereton concluyó que unos 25 soldados del Regimiento de Comando y el Regimiento del Servicio Aéreo Especial (SAS, por sus siglas en inglés) estaban implicados en las muertes ilegítimas de 39 afganos.
“Podría decirse que las acusaciones de las que son objeto en el Reporte Brereton son las acusaciones más graves de crímenes de guerra australianos en nuestra historia”, dijo Marles al Parlamento.
Marles escribió a comandantes de esos soldados sobre las medallas que habían recibido por su servicio durante la época en la que supuestamente ocurrieron los crímenes de guerra. No especificó al Parlamento a cuántos había escrito ni identificó sus rangos, alegando cuestiones de privacidad.
La retirada de las medallas fue condenada por el presidente de la Asociación del Servicio Aéreo Especial de Australia, Martin Hamilton-Smith, como una traición al valor y el sacrificio de los soldados en Afganistán.
“La decisión del gobierno pasa por alto el valiente liderazgo de estos jóvenes oficiales en el campo de batalla basándose en acusaciones no demostradas sobre que en algún lugar de un remoto poblado, sin que estos comandantes lo vieran o supieran, podría haber ocurrido un acto ilegítimo durante su mando”, indicó Hamilton-Smith en un comunicado.
Marles explicó después que las medallas no se habían retirado por las acciones de los oficiales.
“Nadie (...) sugiere que supieran lo que ocurrió, estuvieran al tanto o no actuaran, esa no es la cuestión”, dijo Marles a periodistas.
“Pero la cuestión es que cuando uno lidera una unidad, a menudo recibirá los beneficios y los elogios por lo que hace esa unidad, independientemente de si uno estaba personalmente allí mismo en el frente, y del mismo modo, uno acepta la responsabilidad de esa unidad en lo referente a las faltas que ocurran”, dijo Marles. “Si hubiéramos sabido lo que había ocurrido, ¿se habrían concedido esas medallas?”.
El legislador opositor Andrew Hastie, que como capitán del SAS lideró tropas en Afganistán en 2013, dijo que los líderes políticos australianos y la jerarquía militar también deberían responder por crímenes de guerra.
“Creo que nuestras tropas fueron defraudadas por una falta de valentía moral que ascendía por la cadena de mando hasta llegar a Canberra, incluyendo a esta cámara”, dijo Hastie, en alusión a la Cámara de Representantes.
Hastie no fue condecorado por su servicio en Afganistán, de modo que no estaba entre los oficiales despojados de medallas.
“Quiero ser claro: los que supuestamente derramaron sangre inocente son los únicos responsables de eso. No lo digo para absolver o condenar a nadie”, dijo Hastie. “Pero los que estaban en la cadena de mando que vieron las presentaciones después de la misión con los conteos de muertos e imágenes de personas muertas tenían la obligación de hacer preguntas”.
Ningún veterano australiano ha sido condenado por un crimen de guerra en Afganistán. Pero un informante y exabogado del ejército, David McBride, fue condenado en mayo a casi seis años de cárcel por filtrar a los medios información clasificada que expuso las acusaciones de crímenes de guerra australianos.
En 2023, el expatrullero del SAS Oliver Schulz se convirtió en el primero de esos veteranos en ser acusado de crimen de guerra. Está acusado de matar a tiros a una persona no combatiente en un campo de trigo en la provincia de Uruzgan en 2012.
También el año pasado, una corte civil concluyó que el veterano de guerra vivo más condecorado del país, Ben Roberts-Smith, probablemente mató de forma ilegal a cuatro afganos cuando era cabo del SAS. No ha sido acusado de forma penal.