Donde los dioses y el arte se encuentran. El Museo Anahuacalli es el sueño cumplido de Diego Rivera

Donde los dioses y el arte se encuentran. El Museo Anahuacalli es el sueño cumplido de Diego Rivera
Un visitante observa la cerámica prehispánica expuesta en el Museo Anahuacalli en la Ciudad de México, el martes 20 de agosto de 2024. Diseñado por el artista mexicano Diego Rivera para preservar y exhibir su colección de arte prehispánico de toda la vida, el museo está celebrando su 60 aniversario. (AP Foto/Eduardo Verdugo)

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Allá por los años 40, el artista mexicano Diego Rivera tuvo un sueño: construir un espacio sagrado para preservar su colección de arte prehispánico.

El Museo Anahuacalli de Ciudad de México —que este mes celebra su 60 aniversario— es todo lo que Rivera esperaba y más.

Cada detalle de su estructura piramidal honra la cosmovisión Mexica. Entre sus 60.000 piezas prehispánicas hay docenas que representan a deidades antiguas. Y aunque muchos extranjeros suelen visitarlo, sus talleres y actividades cotidianas buscan conectar a las comunidades locales con sus raíces históricas.

“Este es el gran sueño de Diego Rivera," dijo María Teresa Moya, directora del Anahuacalli. “Un espacio de convivencia entre el arte, la naturaleza y el público”.

El muralista mexicano se identificaba con una ideología comunista. Él y su mujer, la también artista Frida Kahlo, eran férreos críticos de la Iglesia católica, pero su fascinación por la espiritualidad prehispánica es palpable en su obra.

En el caso de Rivera, siguió una suerte de ciclo: compró y coleccionó piezas arqueológicas, las pintó en sus murales y diseñó el Anahuacalli para su exhibición.

“Diego tenía un gran cariño y admiración por nuestros antepasados”, dijo Moya. “Todo lo que diseñó o creó está inspirado en nuestros orígenes”.

La cosmovisión Mexica era de tal importancia para él que diseñó el Anahuacalli en consecuencia. Mientras que la primera planta representa el inframundo —y por ello se siente fría y poco iluminada—, el segundo y tercer nivel se asocian al mundo terrenal y celestial, por lo que son más cálidos e inundados de luz.

Una vez dentro del museo, algunos elementos de otras culturas mesoamericanas también pueden apreciarse, explicó Aldo Lugo, investigador que apunta a los detalles Mayas, Toltecas y Teotihuacanos.

La pirámide de tres pisos fue inaugurada en septiembre de 1964, siete años después de la muerte de Rivera. Su nombre, Anahuacalli, se traduce del náhuatl como “casa rodeada por agua”.

De acuerdo con una publicación reciente del gobierno, el Anahuacalli es el único museo del país que tiene una reserva ecológica de 26.000 metros cuadrados, protegiendo la fauna y flora endémica de la zona. El museo mismo se construyó con roca volcánica para fusionarse con su entorno.

Rivera y Kahlo pensaron en este sitio como una especie de oasis que les permitiera alejarse del bullicio de la ciudad. Más adelante, aunque sus planes cambiaron y Rivera se decantó por la idea del museo, ambos soñaron con hacer del inframundo su lugar de descanso eterno.

Los nichos aún se ubican en la planta baja del Anahuacalli pero están vacíos. Los restos de Kahlo están en su Casa Azul y Rivera fue enterrado en la Rotonda de las Personas ilustres, que honra a quienes exaltaron valores nacionales. “Pero aquí siguen los nichos destinados para ello, por si algún día eso llega a ocurrir”, dijo Lugo.

Durante el recorrido de casi una hora por el Anahuacalli, sus techos y vitrinas pueden leerse como un libro.

Al cruzar la entrada espera Coatlicue, madre de los dioses, quien saluda a los visitantes desde el techo. Su mito era clave para el entendimiento prehispánico del mundo, pues se creía que una batalla entre sus hijos —el Sol y la Luna— dieron origen al día y la noche.

Las paredes y escaleras del museo también acarrean significado. Cada esquina se asocia a un elemento de la naturaleza —tierra, aire, fuego, agua y las deidades que los representan— y las escaleras se pensaron como una representación del tránsito entre una etapa y otra de la existencia.

“El Anahuacalli es un templo único en el mundo”, dijo Moya.

Para celebrar su 60 aniversario se han realizado diversas actividades que reflejan y representan el paisaje artístico y cultural de México.

Además de un festival gastronómico que se llevó a cabo en junio, cada mes se realizan conversatorios sobre la vida y el legado de Rivera —que continuarán hasta diciembre— y se invitó a los vecinos de la zona a participar en un video para preservar la memoria oral del Anahuacalli y el barrio que lo rodea.

“Queremos que la comunidad siga sintiendo que el espacio es suyo”, añadió la directora.

A la agenda de este año se sumará “Amnesia atómica”, una exhibición del escultor mexicano Pedro Reyes que permanecerá abierta al público desde el 13 de septiembre y hasta enero de 2025.

Las 20 obras que Reyes exhibirá se inspiraron en un mural de Rivera que fue muy controversial y desapareció de manera misteriosa, aunque aún se conserva uno de sus bocetos: “Pesadilla de guerra, sueño de paz. Fantasía realista” (1952).

Al igual que Rivera, Reyes invita a la reflexión social. Sus obras expresan el contexto político de su época y piensa que el arte es una plataforma para generar protesta y crear conciencia entre la población.

“Diego era muy controversial”, dijo Moya. “Por un lado tenía todo este interés en rescatar lo prehispánico, pero por otro estuvo pegado al socialismo de una manera inquebrantable”.

“Quería que volteáramos a ver nuestro pasado para poder entender el presente y dejar cosas para el futuro”.

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La cobertura de noticias religiosas de The Associated Press recibe apoyo a través de una colaboración con The Conversation US, con fondos del Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de todo el contenido.

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