La culpa de las madres
¿Por qué nosotras las mujeres sentimos tanta culpa?
Estaba pensando en que las mujeres vivimos sintiéndonos culpables, culpables porque se nos olvidó echarle el jugo de la colación a nuestros hijos, culpables porque llegamos tarde a casa por motivos laborales y no alcanzamos a ver a nuestro bebé despierto, culpables porque nuestros hijos ven televisión y no se duermen temprano, culpables porque solo pudimos enviarles nugget de pollo de colación o un sándwich porque estábamos enfermas y no pudimos cocinar. Acaso la culpa es y será siempre una etiqueta solo nuestra.
¿Los hombres sentirán culpa?
Porque pareciera que solo nosotras sentimos culpa cuando se supone que estamos criando en conjunto y que cada uno tiene su rol y su papel en el juego de ser padres. Sin embargo, somos nosotras las mujeres las que desde siempre hemos cargado con la responsabilidad de la crianza, aun cuando ambos deberíamos tener las mismas responsabilidades con respecto a ello; sin embargo, nadie habla mal del padre del niño que llega atrasado al colegio, sino que la culpable es la madre que no lo levantó más temprano o se quedó dormida. Nadie habla mal del padre del niño que dice groserías, sino que la culpa es de la madre que no pone límites; nadie habla mal del padre del niño que pelea en el colegio con el resto de sus compañeros; es la madre la que no le enseña a compartir en casa y así una serie de cosas que parecieran que solo están en manos de nosotras las mujeres.
Acaso alguien se dará cuenta de los esfuerzos que hacemos; no solo salimos a trabajar para aportar en la casa; incluso otras lo hacen porque son las únicas proveedoras del hogar y se encuentran criando solas. Además de ello, al volver a casa nos espera una segunda jornada laboral: "Los quehaceres del hogar". En este escenario debemos preocuparnos de la higiene de nuestros hijos, de su ropa, de la comida, de la limpieza del hogar y por último, si nos queda algo de tiempo, preocuparnos de nosotras. Porque por lo general somos olvidadas por nosotras mismas, postergadas para después, por si sobra tiempo o algo de energía por ahí para dedicarnos algo de amor a nosotras. Son tantas las cosas que debemos hacer y cuando se nos olvida algo, sufrimos y nos castigamos por no haber cumplido nuestro cometido, sintiéndonos muy culpables.
El otro día mi hija se enfermó, era solo una gripe, pero yo sufría viéndola toser; sin embargo, llevarla al médico me suponía un descuento en mi remuneración por las horas perdidas en dicho trámite. Tenía que pedir permiso nuevamente, pues me la pasé el último tiempo pidiendo permiso en mi trabajo para una u otra cosa relacionada con la vida hogareña, por lo que ya no tenía cara para seguir pidiendo permiso, por lo que decidí esta vez no pedir permiso al menos que la gripe se agravara y esta situación me hizo sentir muy culpable. Pero el padre no puede faltar a trabajar por estas pequeñeces; debe ser la madre la que pida el permiso, y toda esta situación, a la que a nadie parece molestarle, me causó una gran exasperación, porque estamos acostumbrados a que la mujer debe ser la que resuelva en estos casos y es injusto pensar que toda la responsabilidad de la crianza ha sido delegada a la mujer. Creo que esta situación debe cambiar; no puede ser que en pleno siglo XXI sigamos siendo nosotras las encargadas de solucionar todo lo que se complica con nuestros hijos.
Es hora de que cada uno tome su responsabilidad como padre y haga su aporte; que este papel sea compartido y dividido en partes iguales por una buena vez. Ambos somos responsables y ambos debemos resolver. Dejemos de pensar que es la madre la que cocina, la madre la que lleva a los niños al médico, la madre la que lava la ropa y la ordena, la madre la que los educa y los castiga, la madre la que pone límites, la madre la que va a reuniones... Y ¿qué piensas tú al respecto?