No sólo son los DIU, ginecólogos y pacientes buscan que procedimientos sean menos dolorosos
Los funcionarios federales afirmaron hace unas semanas que el dolor que las personas sienten cuando se les coloca un dispositivo intrauterino (DIU) puede ser más que la promesa de los médicos de “sólo un pellizco”.
La lidocaína, un anestésico local, “podría ser útil para reducir el dolor de las pacientes” cuando los DIU son insertados, según una nueva recomendación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), que también alienta a los médicos a tener una conversación con las pacientes sobre el manejo del dolor.
Las mujeres han utilizado las redes sociales para abogar por más opciones para el manejo del dolor, e incluso han grabado y publicado videos para documentar sus muecas, gritos y lágrimas cuando les colocan los DIU. Pero las quejas sobre el dolor no se limitan a ese dispositivo anticonceptivo pequeño y duradero.
Muchos procedimientos ambulatorios relativamente rápidos pueden causar dolor, incluidas las biopsias y los exámenes del útero y el cuello uterino. Los ginecólogos y las pacientes dicen que es necesario que haya más conversaciones sobre las opciones para anestésicos locales —así como otras alternativas para aliviar el dolor durante estos procedimientos.
El uso de lidocaína en aerosol o en gel como anestésico local y otros tratamientos para el dolor —como el ibuprofeno o una inyección de anestésico— son seguros para la mayoría de las pacientes y pueden ser efectivos, dicen los ginecólogos.
La nueva recomendación de los CDC es solo eso —no una directriz estricta. Y Rachel Kingery, portavoz del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, refirió en una declaración enviada por correo electrónico que no hay un cronograma para que el grupo brinde una guía más clara sobre el manejo del dolor para los procedimientos realizados en el consultorio.
Todas las pacientes de la doctora Cheruba Prabakar a las que se les coloca un DIU también reciben un anestésico local en aerosol como mínimo. La propietaria de Lamorinda Gynecology and Surgery en Lafayette, California, cerca de Oakland, también programa citas de 45 minutos para sus pacientes en las que puede responder a fondo sus preguntas y hablar sobre sus inquietudes.
Algunos lugares ofrecen opciones aún más fuertes. En marzo, tras las peticiones de sus pacientes, la oficina de Planned Parenthood League de Massachusetts añadió opciones de sedación para la inserción de DIU y ciertos procedimientos en los que los médicos extirpan posibles cánceres. Las pacientes no están completamente dormidas, sino solo somnolientas.
La doctora Luu Ireland, obstetra y ginecóloga de Planned Parenthood League de Massachusetts y de la red hospitalaria UMass Memorial, dijo que hay opciones más suaves para el manejo del dolor, como pastillas para la ansiedad y anestesia local.
“No puedo decirte a cuántas pacientes he visto que eligen métodos anticonceptivos menos efectivos o renuncian a los métodos anticonceptivos (por completo) porque tienen miedo de someterse al procedimiento”, dijo sobre los DIU.
Prabakar cree que la mayor barrera para que más pacientes vean su dolor tomado en serio no es el costo ni el equipo. Es el tiempo y la confianza.
“Hay muchas pacientes con antecedentes de trauma, antecedentes de vergüenza”, comentó Prabakar, quien se desempeña como asesora de la Alliance for Women’s Health and Prevention. “Apenas pueden tolerar un espéculo, mucho menos algunos de estos otros procedimientos”.
A los estudiantes de ginecología se les debería enseñar desde “el primer día” cómo el trauma afecta a las pacientes, dijo la doctora Deborah Bartz, ginecóloga obstetra del nosocomio Brigham and Women’s Hospital, quien también enseña en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
Eso incluye cómo los niveles de ansiedad y el trauma pueden afectar el nivel de dolor que siente una paciente cuando acude con el ginecólogo, y cómo las personas que nunca han dado a luz pueden tener un mayor riesgo de sufrir dolor durante este tipo de visitas, agregó.
Las investigaciones muestran que profesionales de la salud subestiman regularmente el dolor de la inserción de un DIU. Las mujeres de color tienen menos probabilidades de que los médicos y enfermeras especializadas tomen en serio su dolor; una amplia investigación muestra que las personas negras reciben un tratamiento insuficiente para el dolor en comparación con las pacientes blancas.
“Si a las mujeres les han ignorado su dolor desde siempre, desde que eran pequeñas y tenían su menstruación, es más probable que estén más predispuestas para experimentar un trauma en el sistema de atención médica”, señaló Kate Nicholson, directora ejecutiva del National Pain Advocacy Center, una organización sin fines de lucro enfocada en cambios de políticas.
Cuando las pautas —o los ginecólogos—se quedan cortos, la responsabilidad de hablar puede recaer en la paciente.
“(En obstetricia y ginecología) existe esa cultura de: ‘Las mujeres son fuertes. Podemos hacer esto sin analgésicos’. Pero, ¿por qué? ¿Por qué es eso?”, dijo Sarah Friedberg, una madre de tres hijos, de Massachusetts, quien por primera vez experimentó dolor en el ginecólogo cuando le insertaron un DIU hace 20 años —a pesar de haber tomado un analgésico de venta libre.
Los períodos de Friedberg siempre fueron excepcionalmente abundantes y, después de tener tres hijos, sus médicos recomendaron extirparle el útero. En agosto de 2022, fue a que le extrajeran sangre y le hicieran otras pruebas como preparación para una histerectomía. Un médico dijo que tendrían que tomar algunas muestras de tejido del interior de su útero.
Esta era la primera vez que oía hablar de la necesidad de una biopsia y no había tomado nada para el dolor previo al procedimiento. Friedberg dijo que no y que necesitaba reprogramar la cita.
“Soy una persona que, si no me gusta el esmalte de uñas que me están poniendo, nunca diría, ‘no sigamos con ese’ o ‘esto está mal’ o ‘quiero algo diferente’”, explicó Friedberg. “En general, me gusta no causar revuelo”.
Leyó sobre lo que implicaría la biopsia en términos generales. En internet encontró que tenía una opción —aerosol de lidocaína— y se la pidió a su médico. Tuvo que buscar, pero su médico la encontró.
Su defensa dio sus frutos: no tuvo un dolor extremo.
Friedberg espera que las pautas actualizadas de los CDC signifiquen que las mujeres —incluida su hija, cuando llegue el momento— tendrán una experiencia diferente en el ginecólogo.
“Pero es muy, muy tarde”, dijo. “Estamos en 2024. Muévanse”.
— ¿Cuáles son mis opciones para controlar el dolor? Es probable que le indiquen uno de tres niveles: oral (ibuprofeno), anestesia local (lidocaína en aerosol o gel) o inyección (bloqueador paracervical). La sedación puede ser una opción, pero probablemente deba reservarla con anticipación y programar que alguien la lleve a casa.
— ¿Cómo sabré cuánto dolor podría sentir? El umbral del dolor de cada persona es diferente, y sus niveles de ansiedad y estrés pueden influir. Hable con su médico sobre sus experiencias y preocupaciones pasadas, incluso si solo está nerviosa.
— ¿Qué pasa si mi médico no me escucha o no me proporciona la medicación que solicito? No deje de abogar por usted y acuda armada de conocimiento. Los expertos coinciden en que las pacientes a menudo no conocen sus opciones, y la nueva pauta de los CDC alienta a los ginecólogos a hablar primero con las pacientes. Siempre puede buscar una segunda opinión si es necesario y el tiempo lo permite.
No es tan complicado —no es “ciencia espacial”—, dijo Cheryl Hamlin, obstetra y ginecóloga en Cambridge, Massachusetts, y directora de atención reproductiva de la American Medical Women’s Association. Los médicos solo necesitan informar a las pacientes sobre sus opciones, responder a sus preguntas y dejarlas decidir.
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La periodista de The Associated Press Kasturi Pananjady contribuyó a este despacho.
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