Encuentro conservador se convierte en espacio seguro para los republicanos que no comulgan con Trump
ATLANTA (AP) — En la Convención Nacional Republicana y en varios mítines desde entonces, el expresidente Donald Trump ha sido recibido como un héroe que se libró de un magnicidio por un pelo y que está destinado a liderar una nueva era de prosperidad en la historia de Estados Unidos.
Pero en una reciente conferencia conservadora en Georgia, se respiraba un ambiente diferente.
Había pocas o ninguna gorra roja en “The Gathering”, la conferencia anual organizada por el influyente presentador de radio Erick Erickson, y ninguna promesa de “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”. En cambio, los invitados de Erickson, desde votantes de base hasta el exvicepresidente de Trump, se pasaron dos días criticando la trayectoria del Partido Republicano durante la era Trump. Y en cuanto a las elecciones de noviembre, muchos de ellos le dedicaron más tiempo a lamentar la posibilidad de que Kamala Harris llegue a la presidencia que a celebrar la posibilidad de un nuevo mandato de Trump.
Para el expresidente, esto resulta especialmente preocupante en Georgia, un estado que durante mucho tiempo fue un bastión republicano pero se ha convertido en un auténtico estado bipartidista, y en un puñado de otros estados que se encuentran indecisos. También sirve como recordatorio de que no obstante que Trump ha tomado el control del Partido Republicano, todavía tiene detractores y escépticos entre los conservadores, cuyas decisiones en las elecciones de noviembre podrían inclinar la balanza a favor o en contra de su regreso a la Casa Blanca.
“Voté por él entusiastamente en 2016, y luego hice de tripas corazón y lo volví a hacer en 2020”, dijo Barton McMillan, el propietario de una pequeña empresa en Atlanta que lleva cuatro décadas viviendo en la ciudad y culpa a Trump de las recientes victorias demócratas en Georgia, ya que dicho estado respaldó la candidatura de Biden en 2020 y eligió a dos senadores demócratas.
“Esta vez, no sé por quién votaré”, dijo McMillan. “Y mi caso es representativo de muchas de las personas que están aquí”.
De hecho, quienes asistieron a la asamblea de Erickson expresaron consternación por el gasto federal, la postura sobre el aborto, los aranceles propuestos por Trump, el incierto papel de Estados Unidos en el orden internacional, la tendencia del expresidente a lanzar ataques personales, su fijación con la mentira de que su derrota en 2020 se debió a un fraude electoral sistémico, y su falsa afirmación de que su entonces vicepresidente, Mike Pence, hubiera podido revertir la victoria de Biden.
“No puedo respaldar la constante afirmación del presidente Trump de que debería haber hecho a un lado mi juramento de respetar a la Constitución y actuar de una manera que hubiera anulado la elección”, dijo Pence.
El gobernador de Georgia, Brian Kemp, quien recientemente fue criticado por Trump por no ayudar a anular las elecciones de 2020, fue ovacionado cuando lo presentaron, provocó risas cuando comparó al expresidente con una tormenta tropical y más aplausos cuando pidió a los republicanos que se enfocaran en el futuro.
“Vamos a usar nuestra maquinaria política para ganar Georgia a pesar de las afrentas del pasado”, aseguró Kemp a Erickson sin mencionar a Trump por su nombre. Trump ha sido encausado en Georgia y en otros lugares por sus intentos de anular los resultados de 2020, procesos judiciales que todavía siguen en curso.
Entre sus críticas, Pence señaló la plataforma republicana de 2024, la cual —por primera vez en décadas— no busca impulsar la prohibición nacional del aborto y soslaya la deuda nacional, la cual se disparó durante los cuatro años del gobierno de Trump. Pence lamentó la creciente tendencia de las bases del Partido Republicano al aislacionismo y al proteccionismo: la oposición a la ayuda estadounidense a Ucrania contra las fuerzas invasoras rusas y la promesa de Trump de imponer aranceles generalizados si gana un segundo mandato.
El Partido Republicano, dijo Pence, está bajo el hechizo de un “populismo desvinculado de los principios conservadores”.
Walter Michaelis, un joven de 22 años que se prepara para votar por segunda vez en unas elecciones presidenciales, se levantó y vitoreó al exvicepresidente, y dijo después que el eslogan de “Estados Unidos primero” de Trump podría estar yendo demasiado lejos, especialmente en materia de aranceles y comercio.
“Entiendo por qué Trump era necesario en 2016”, dijo Michaelis. “Pero a veces creo que ahora sería mejor que el partido diera vuelta a la página”.
Michaelis, quien votó por Trump en 2020, dijo que no respaldaría a Harris, pero que aún no había decidido si volvería a votar por el expresidente.
Kent Kim, un joven de 30 años de Alpharetta, dijo que había decidido votar por Trump. Pero agregó que anteriormente se había negado a respaldar a Trump y dijo: “Conozco gente que probablemente tampoco votara por él este año”.
Una razón clave que explicó la derrota de Trump fue el bajo número de votos que recibió en lugares que suelen votar por el Partido Republicano, como los suburbios de Atlanta, Filadelfia y Phoenix, lo cual ayudó a inclinar la balanza a favor de Biden en Georgia, Pensilvania y Arizona. Esos mismos lugares también podrían decantarse por Harris en noviembre.
Cuando subió a la tarima con Erickson, el líder de la minoría en el Senado, el republicano Mitch McConnell, de Kentucky, reconoció tácitamente los riesgos de elegir a Trump y lamentó las recientes derrotas republicanas en contiendas senatoriales que el partido hubiera podido ganar. Dijo que eso incluía Georgia, donde Herschel Walker, respaldado por Trump, perdió ante el senador demócrata Raphael Warnock, en 2022, a pesar de que los republicanos ganaron todas las demás elecciones estatales.
McConnell predijo que el nuevo Congreso tendría una mayoría republicana en el Senado, pero expresó menos optimismo en cuanto a la posibilidad de que los republicanos ganaran la presidencia. Ha respaldado la candidatura presidencial de Trump a pesar de que lo culpa de la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos.
“Todos sabemos quién esperamos que gane las próximas elecciones”, le dijo a Erickson. Sin embargo, McConnell esbozó una agenda conservadora sin mencionar al expresidente, con la excepción de la mención que hizo a la necesidad de continuar con “los recortes fiscales de Trump” de 2017.
Y, haciéndose eco de Pence, McConnell amonestó a un republicano cuyo nombre no mencionó por alejarse del papel tradicional de Estados Unidos en el escenario mundial.
“Ocasionalmente, hemos optado por el aislacionismo”, dijo, señalando que la década de 1930 fue el punto de origen del eslogan “Estados Unidos primero”.
“Eso llegó a su fin después de Pearl Harbor”, añadió McConnell, aunque algunos conservadores estadounidenses se opusieron a la creación de la OTAN y al Plan Marshall para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
McConnell advirtió que se corre el riesgo de cometer los mismos errores con Corea del Norte, China, Rusia e Irán, países que están comunicándose “entre sí” como “un eje de regímenes poderosos”. McConnell dijo que esta coyuntura exige una fuerte presencia internacional por parte de Estados Unidos y un mayor gasto en defensa por parte de todas las democracias occidentales.
“Si tuviera que enviar un mensaje a la próxima administración... tómense esto en serio”, dijo McConnell.
Incluso algunos de los mayores aliados de Trump hicieron sutiles advertencias.
La exsenadora por Georgia, Kelly Loeffler, y Erickson, hablaron de su derrota ante el demócrata Raphael Warnock en enero de 2021, cuando decenas de miles de republicanos que votaron por Trump en noviembre de año anterior no acudieron a las urnas en la segunda vuelta después de que Trump cuestionara abiertamente la veracidad del resultado electoral. Loeffler no culpó a Trump, como lo hizo implícitamente Erickson, pero sí subrayó que Trump, en su campaña de este año, está animando a sus simpatizantes a aprovechar cualquier opción de voto, ya sea el voto postal, el voto anticipado en persona, o acudir a las urnas el día de las elecciones.
El senador por Florida Rick Scott, quien se postula para relevar a McConnell como líder del Partido Republicano en el Senado, dijo en una breve entrevista que a Trump “le irá bien”. Pero cuando se le preguntó acerca de las nuevas disputas que Trump ha suscitado al interior del partido, Scott cambió el tema y lo enfocó en su propio éxito en una serie de reñidas contiendas por la gobernación y el Senado.
“Trato de asegurarme de que, en última instancia, en las contiendas en las que participo, haya una opción, y que sea una opción en términos de políticas públicas... Enfoquémonos en los temas”, dijo.
Cuando se le preguntó si ese era el consejo que le daría a Trump, Scott respondió: “Bueno, Trump va a manejar la contienda como él quiera”.