Levantamientos estudiantiles en Bangladesh no son los primeros que han generado un cambio radical
BANGKOK (AP) — En Bangladesh, semanas de protestas contra un sistema de cuotas para los puestos gubernamentales se convirtieron en un levantamiento generalizado que obligó a la primera ministra a huir del país y dimitir.
Las manifestaciones comenzaron de manera pacífica el mes pasado y fueron lideradas principalmente por estudiantes frustrados con un sistema que, según dijeron, favorecía a quienes tenían conexiones con el partido gobernante.
Sin embargo, se tornaron violentas el 15 de julio —cuando los manifestantes estudiantiles se enfrentaron con oficiales de seguridad y activistas progubernamentales. La ex primera ministra Sheikh Hasina huyó esta semana después de los disturbios en que murieron casi 300 personas, incluyendo estudiantes y policías.
Estudiantes y otros jóvenes han desempeñado con frecuencia papeles cruciales en levantamientos populares que han derrocado gobiernos o los han obligado a cambiar sus políticas. A continuación, un vistazo a algunos otros casos importantes:
Al igual que en Bangladesh, las protestas generalizadas en Sri Lanka, en 2022, derrocaron un gobierno —y los jóvenes desempeñaron un papel clave.
Las manifestaciones dispersas se convirtieron en protestas que duraron meses a partir de marzo de 2022, cuando la crisis económica empeoró en la nación insular del océano Índico, lo que causó una escasez de combustible, gas para cocinar y otros productos básicos, así como un corte prolongado de electricidad.
En abril, los manifestantes —encabezados principalmente por estudiantes universitarios y otros jóvenes— ocuparon una explanada contigua a la oficina del presidente Gotabaya Rajapaksa en Colombo, la capital, y exigieron que él y su gobierno dimitieran.
Cada día se sumaban más personas y montaron un campamento de tiendas de campaña denominado “Gota Go Gama” (Gota, vete a tu aldea), un juego de palabras con el sobrenombre de Gotabaya, “Gota”, y “gama”, que significa “aldea” en cingalés.
El lugar de la protesta fue pacífico y los organizadores ofrecieron comida, agua, baños e incluso atención médica gratuitos a la gente. Los líderes del campamento —muchos de ellos estudiantes universitarios— celebraron conferencias de prensa diarias y pronunciaron discursos regularmente, y la multitud se entretuvo con bandas y obras de teatro.
La reacción del gobierno fue imponer un toque de queda y declarar el estado de emergencia, lo que permitió a los militares arrestar a civiles y restringir el acceso a las redes sociales, pero no logró detener la protesta.
Bajo presión, muchos ministros renunciaron, pero el presidente Rajapaksa y su hermano mayor, el primer ministro Mahinda Rajapaksa, permanecieron en sus cargos.
En mayo, los partidarios de Rajapaksa atacaron el campamento de protesta, lo que provocó una condena generalizada en todo el país y obligó al primer ministro Rajapaksa a renunciar.
Gotabaya Rajapaksa se aferró al poder hasta julio, cuando los manifestantes irrumpieron en su residencia oficial y lo obligaron a huir del país. Tras refugiarse temporalmente en las Maldivas, Rajapaksa dimitió más tarde.
Su sucesor, Ranil Wickremesinghe, en una de sus primeras medidas como nuevo presidente, expulsó a los manifestantes de los edificios gubernamentales ocupados y clausuró su campamento luego de desmantelar sus tiendas de campaña a mitad de la noche.
La situación se ha calmado desde entonces, y Wickremesinghe ha podido hacer frente a la escasez de alimentos, combustible y medicinas, y ha restablecido la electricidad.
No obstante, continúan las quejas sobre el aumento de los impuestos y las facturas de electricidad que forman parte de los esfuerzos del nuevo gobierno por cumplir con las condiciones de los préstamos del Fondo Monetario Internacional. El hijo del ex primer ministro Rajapaksa, Namal Rajapaksa, se presentará a las elecciones presidenciales de septiembre.
En noviembre de 1973, estudiantes de la Universidad Politécnica de Atenas se levantaron contra la junta militar que gobernó Grecia con puño de hierro durante más de seis años.
Los oficiales militares tomaron el poder en un golpe de Estado en 1967, y establecieron una dictadura marcada por el arresto, el exilio y la tortura de sus oponentes políticos.
La brutalidad y su línea dura dieron lugar a una oposición creciente, en particular entre los estudiantes, que culminó en el levantamiento de noviembre.
La protesta comenzó pacíficamente el 14 de noviembre cuando los estudiantes realizaron una huelga en la Universidad Politécnica de Atenas y tomaron sus instalaciones. Para el día siguiente, miles de personas de toda Atenas se habían sumado para apoyarlos y las manifestaciones crecieron, al igual que los llamados a poner fin a la dictadura.
El 17 de noviembre, los militares aplastaron la revuelta cuando un tanque atravesó las puertas de la universidad en las primeras horas del día, matando a varios estudiantes. El número de víctimas mortales aún se disputa, pero en ese momento el régimen había anunciado 15 muertos.
Días después del levantamiento, otro oficial militar dio un golpe de Estado e implementó un régimen aún más severo. No obstante, duró poco luego que una serie de eventos condujeran a que volviera la democracia a Grecia —su lugar de nacimiento—, en 1974.
Un informe del fiscal emitido tras el regreso al gobierno civil estimó las muertes en 34, pero mencionó solo 18 nombres. Hubo más de 1.100 heridos.
Hoy en día, las marchas anuales en Atenas para conmemorar el levantamiento estudiantil prodemocracia siguen atrayendo a miles de personas.
Los estudiantes estadounidenses habían protestado durante mucho tiempo contra la intervención de Estados Unidos en Vietnam cuando el presidente Richard Nixon autorizó ataques a la neutral Camboya, en abril de 1970, lo que expandió el conflicto en un intento de interrumpir las líneas de suministro del enemigo.
El 4 de mayo, cientos de estudiantes de la Universidad Estatal de Kent, en Ohio, se reunieron para protestar contra el bombardeo de Camboya, y las autoridades enviaron a la Guardia Nacional de Ohio para dispersarlos.
Tras no poder disolver la protesta con gases lacrimógenos, la Guardia Nacional avanzó y algunos de sus miembros abrieron fuego contra la multitud, matndo a cuatro estudiantes e hiriendo a otros nueve.
La confrontación, a veces llamada “la masacre del 4 de mayo”, fue un momento decisivo para una nación profundamente dividida por el prolongado conflicto en que murieron más de 58.000 estadounidenses.
Eso provocó una huelga de 4 millones de estudiantes en todo Estados Unidos, que cerró temporalmente alrededor de 900 universidades. Los acontecimientos también fueron determinantes —afirman los historiadores— para que la opinión pública se volviera en contra del conflicto en el sudeste asiático.
En la lucha que duró décadas contra el dominio de la minoría blanca en Sudáfrica, un momento crucial se produjo en la zona de Soweto, en Johannesburgo, en 1976.
En una serie de protestas que comenzaron el 16 de junio, estudiantes negros de varias escuelas salieron a las calles para quejarse por tener que estudiar en afrikáans, la lengua de origen holandés de los gobernantes blancos que diseñaron el sistema de opresión racial conocido como apartheid.
Las protestas se extendieron a otras partes de Sudáfrica y se convirtieron en un foco de tensión de la ira contra un sistema que negaba una educación adecuada, el derecho al voto y otros derechos básicos a la mayoría negra del país.
Se estima que cientos de personas murieron debido a la represión gubernamental que siguió.
El derramamiento de sangre quedó ejemplificado en la fotografía de un estudiante moribundo, Hector Pieterson. La imagen de su cadáver inerte cargado por otro adolescente le dio la vuelta al mundo y galvanizó los esfuerzos internacionales para poner fin a la segregación racial en Sudáfrica, aunque el apartheid persistió durante casi dos décadas más.
Sudáfrica alcanzó la democracia con elecciones de mayoría absoluta en 1994, y, actualmente, el 16 de junio es un día festivo nacional.
Cuando los gobiernos comunistas de Europa del Este se tambaleaban en 1989, las protestas generalizadas estallaron en Checoslovaquia luego que la policía antidisturbios reprimiera una protesta estudiantil en Praga el 17 de noviembre.
El 20 de noviembre, cuando las protestas anticomunistas se intensificaron, a los estudiantes se les unieron decenas de otros y unas 500.000 personas salieron a las calles de Praga.
Conocida como la “Revolución de Terciopelo” por su naturaleza no violenta, las protestas llevaron a la renuncia de los líderes del Partido Comunista el 28 de noviembre.
Para el 10 de diciembre, Checoslovaquia tenía un nuevo gobierno, y el 29 de diciembre, Vaclav Havel, un dramaturgo disidente quien había pasado varios años en prisión, fue elegido como el primer presidente democrático del país en medio siglo por un Parlamento todavía dominado por comunistas de línea dura.
En 1992, Checoslovaquia se dividió pacíficamente en dos países: la República Checa y Eslovaquia.
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El periodista de The Associated Press Bharatha Mallawarachi contribuyó a este despacho desde Colombo, Sri Lanka.