Derrota de colombiana Evelis Aguilar en repechaje de 400 metros es un triunfo contra las lesiones

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SAINT-DENIS, Francia (AP) — Evelis Aguilar no debería estar en sus terceros Juegos Olímpicos y primeros en la prueba de los 400 metros. O en ninguna otra pista de atletismo, en todo caso. Pero aquí está. Con 31 años, una serie de lesiones y orgullosa de haberle ganado la competencia a su cuerpo, a los doctores y a sí misma.

El resultado sobre la pista del Stade de France no fue el deseado Pero Aguilar se va “tranquila”. Su tiempo de 52,86 en el repechaje no le dio para alcanzar la final, pero sí para marcar su mejor marca de la temporada. Considerando lo que ha tenido que atravesar, no hay nada que lamentarse.

“He tenido tres cirugías, una muy complicada en el pie izquierdo que el médico me dijo que quizá no podía volver a competir, porque me tuvieron que partir el hueso, ponerme tornillos y enderezar porque el tendón estaba torcido”, señaló.

Pero salió adelante. Venció los pronósticos. Después fue la rodilla, un desgarre en el tendón patelar que la obligó a dejar el heptatlón para reducir el impacto y, eventualmente, a retomar “la prueba de mis amores”, los 400 metros. En la pista, la prueba es plana. Para la colombiana, es con obstáculos.

Aguilar no tuvo mucha preparación de cara a la justa parisina por una hernia discal que la ausentó de las pistas buena parte del año. Pero salió adelante, demostrando que su fuerza no sólo está en las potentes fuerzas, sino en la cabeza que la mantiene con una sola idea, ir hacia adelante.

“Hay que trabajar muchísimo la fortaleza, porque es durísimo cuando una está ahí (lesionada), diciendo ‘no ya no voy a volver a coger nivel’”, admitió. “Por eso es muy importante el rol que juega el psicólogo, y también el entrenador y los familiares”.

El tiempo al cruzar la meta pasa a segundo plano en lo que respecta a Aguilar, ella ha tenido que atravesar conmoción y llanto, dolor físico y traspiés mentales simplemente para volver a una pista.

“No esto no puede acabar aquí”, recuerda haberse dicho tras el sombrío diagnóstico. “El atletismo para mi lo es todo. Lloré y me dije, ‘no, yo le voy a dar la oportunidad’, confié muchísimo en Dios y de verdad que Dios hizo algo muy lindo en mi y volví a competir”.

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