Los israelíes siguieron el discurso de Netanyahu en EEUU. Para algunos fue alentador y deprimente
TEL AVIV, Israel (AP) — Puede que el encendido discurso del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ante el Congreso de Estados Unidos se pronunciara en Washington, pero sus palabras parecían dirigidas al público en su país.
Los israelíes vieron a su líder, un gran orador con un inglés impecable, hacer una enérgica defensa de las acciones israelíes en la guerra en Gaza en un escenario global. Intentó presentarse como un estatista consumado, respaldado por el aliado más importante del país en el momento de mayor aislamiento internacional de Israel.
El discurso podría impulsar su futuro político, pero decepcionó a muchos israelíes.
No dio atisbos de avances significativos en un acuerdo de cese el fuego que pueda liberar a los rehenes aún retenidos por Hamás en Gaza. No asumió ninguna responsabilidad por los fallos políticos y de seguridad durante su mandato que llevaron al letal ataque de Hamás del 7 de octubre, que desencadenó la guerra. Y dio pocas pistas de cómo planea abordar las crisis abiertas por el conflicto, como el desplazamiento indefinido de decenas de miles de personas de israelíes en el sur y el norte del país y el daño causado a la imagen global de Israel. Por no mencionar el sombrío futuro de Gaza, donde decenas de miles de personas han muerto, cientos de miles están desplazadas y amplias extensiones han sido arrasadas.
A continuación, un vistazo a la recepción del discurso de Netanyahu en Israel.
Casi 10 meses después de que sus seres queridos fueran secuestrados por Hamás y otros milicianos, las familias de los rehenes están desesperadas por recuperar a sus parientes. Han dirigido la mayor parte de su indignación hacia Netanyahu, y esa frustración no hizo más que crecer. Muchos esperaban que el primer ministro aprovechara la plataforma global para anunciar progresos en las conversaciones de cese el fuego o incluso para anunciar que se había alcanzado un acuerdo, pero se llevaron una gran decepción.
“Mientras hablamos, trabajamos activamente en intensos esfuerzos por conseguir su liberación”, dijo Netanyahu al Congreso en su única referencia a las negociaciones. “Confío en que estos esfuerzos puedan tener éxito. Parte de ellos ocurren en este mismo momento”.
No sólo no hubo un gran anuncio, sino que Netanyahu dedicó a la situación de los rehenes unos cinco minutos de un discurso de casi una hora.
“Si no comenzaba con las palabras ‘tenemos un acuerdo’, me da igual lo que tenga que decir”, dijo Sharon Kalderon, cuñada del rehén Ofer Kalderon. “Es lo único que queremos oír”.
Las familias de los rehenes y sus demandas se han convertido en una gran fuerza en Israel, donde tienen un gran apoyo. Miles de personas se manifiestan cada semana para recalcar su posición y pedir la renuncia de Netanyahu.
La guerra comenzó con un ataque miliciano sobre el sur de Israel en el que murieron 1.200 personas, la mayoría civiles, y unas 250 fueron tomadas como rehenes. El conflicto ha matado a más de 39.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no diferencia entre civiles y combatientes.
Muchos israelíes están a favor de que la guerra termine si eso supone la liberación de las casi 110 personas que siguen cautivas, de las que se cree que un tercio están muertas.
La falta de énfasis sobre las negociaciones de cese el fuego podría haber sido un mensaje para los socios de su coalición de ultraderecha sobre que alcanzar un acuerdo no es su prioridad.
Esos socios se oponen a un acuerdo y dicen que harán caer al gobierno si uno sale adelante, lo que amenaza el mandato de Netanyahu. Quieren que la guerra continúe hasta que Hamás sea derrotado, un objetivo que Netanyahu también reitera.
Una de las primeras reacciones al discurso llegó de un socio de gobierno, el ultraderechista ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, que unos minutos después del discurso publicó un mensaje en la red social X que decía “Israel (corazón) Netanyahu”.
Era una breve síntesis de la opinión del flanco ultranacionalista del gobierno de Netanyahu sobre el discurso.
Los detractores de Netanyahu, mientras tanto, le acusan de alargar la guerra por motivos políticos, para aplacar a los socios de ultraderecha y garantizar que su coalición sigue en el poder y él se mantiene en el poder.
La fuerte defensa de Israel que hizo Netanyahu en un escenario muy público consiguió incluso alabanzas de algunos de sus rivales políticos.
En un momento en el que los israelíes sienten que el mundo ha olvidado el ataque del 7 de octubre, ha perdido interés en el destino de los rehenes y considera a Israel como el agresor, el discurso de Netanyahu —con sus alusiones a la valentía de los soldados y lo que describió como la rectitud de Israel en la guerra— transmitió una sensación de patriotismo y esperanza.
Eso podría darle a Netanyahu unos puntos políticos que necesita con urgencia, señaló Aviv Bushinsky, exasesor del líder israelí.
“Hay un consenso en Israel sobre que no hay nadie que pudiera haberlo hecho mejor”, afirmó. Sin embargo, el espaldarazo político adicional podría ser temporal porque la realidad de los israelíes es sombría.
El discurso de Netanyahu transmitió una imagen idealizada de un país en guerra, que negaba la profunda sensación de traición que sienten muchos hacia sus líderes políticos y militares desde el 7 de octubre. No mencionó la indignación y la incertidumbre de decenas de miles de israelíes desplazados, a los que el gobierno no ofrece ninguna solución.
Tampoco abordó la angustia que sienten los israelíes cada vez que se determina que un rehén ha muerto en cautiverio. Horas después del discurso, el ejército anunció que se habían recuperado los cuerpos de cinco rehenes que ya se habían dado por muertos en una misión de rescate en Gaza.
La veterana presentadora israelí Ilana Dayan inició su programa de radio del jueves diciendo que en su discurso, el mandatario describió al Congreso una realidad distorsionada.
“Esta es la Israel que vieron los congresistas: Israel la justa, la cautivadora, la ilustrada. Israel del bien absoluto que está alcanzando la victoria total contra el mal absoluto, una Israel muy diferente de en la que vive y respira la gente aquí que está contando sus muertos y espera a sus rehenes”.