La retirada de Biden inyecta incertidumbre a guerras, disputas comerciales y política exterior
El retiro de Joe Biden de la contienda presidencial de Estados Unidos inyecta incertidumbre en el mundo en un momento en que los gobiernos de Occidente lidian con guerras en Ucrania y Gaza, una China más asertiva en Asia y el ascenso de la ultraderecha en Europa.
Durante una trayectoria política de cinco décadas, Biden desarrolló relaciones personales con muchos dignatarios extranjeros que ninguno de sus posibles sucesores en la candidatura demócrata puede igualar. Después de su anuncio, llegaron mensajes de apoyo y gratitud por sus años de servicio procedentes de vecinos cercanos y lugares lejanos.
El alcance de los desafíos de política exterior que esperan al siguiente presidente de Estados Unidos deja claro el efecto para el resto del planeta de los acontecimientos en Washington. A continuación, un repaso a algunos de ellos.
El firme apoyo de Biden a Israel desde el ataque de Hamás del 7 de octubre tiene sus bases en su respaldo durante medio siglo al país durante su época como senador, vicepresidente y posteriormente como presidente.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, aliado del expresidente Donald Trump que ha tenido sus diferencias con Biden en torno a los bombardeos de Israel y sobre la Franja de Gaza en los últimos meses, no comentó por el momento la decisión de Biden de abandonar su campaña.
Otros funcionarios salieron a elogiar el apoyo de Biden para su país. El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, le agradeció a Biden su “inquebrantable respaldo”, mientras que el presidente Isaac Herzog lo calificó como “un verdadero aliado del pueblo judío”.
Antes de partir el lunes rumbo a Washington, en donde tiene programado dirigirse a una sesión conjunta del Congreso el miércoles, Netanyahu señaló que “sin importar a quién elija el pueblo estadounidense como su presidente, Israel sigue siendo un aliado fuerte e indispensable de Estados Unidos”.
Ahora que la vicepresidenta Kamala Harris está siendo considerada como el posible reemplazo de Biden en la candidatura presidencial demócrata, los israelíes tratan de determinar lo que eso podría suponer para su país a medida que enfrenta un creciente aislamiento global debido a su campaña militar contra Hamás.
El diario izquierdista israelí Haaretz publicó un artículo que analiza la reputación de Harris de ser la “policía mala” de Biden, que ha reprendido abiertamente a Israel por no hacer lo suficiente para proteger a los civiles.
“Con la marcha de Biden, Israel ha perdido quizá al último presidente sionista”, dijo Alon Pinkas, excónsul general israelí en Nueva York.
Los palestinos entrevistados en la ciudad de Deir al Balah, en el centro de Gaza, señalaron el lunes que no importa quién se convierta en el candidato demócrata a la presidencia mientras Israel siga arrojando bombas de fabricación estadounidense sobre el territorio.
“Sentimos que Estados Unidos es un aliado en la ofensiva contra Gaza”, declaró Hassan Shaqalieh.
Los expertos coinciden.
"Los dos (Biden y Harris) a fin de cuentas tienen una plataforma y antecedentes de apoyo a las políticas de línea dura de Israel contra los palestinos", señaló Tahani Mustafa, un analista palestino para Crisis Group.
Es probable que cualquier candidato demócrata continúe con el legado de Biden de un férreo apoyo militar a Ucrania. Pero en Kiev y Europa ha crecido la frustración hacia el gobierno de Biden por el lento ritmo de la ayuda estadounidense y las restricciones al empleo de armas occidentales.
“La mayoría de los europeos se dan cuenta de que Ucrania va a ser su carga cada día más”, dijo Sudha David-Wilp, directora de la oficina en Berlín del Fondo German Marshall, un instituto de investigación. “Todo el mundo intenta prepararse para todos los resultados posibles”.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dijo en la red social X que respetaba la “dura pero fuerte decisión” de Biden de retirarse de la campaña, y le dio las gracias por su ayuda “para impedir (que el presidente de Rusia, Vladímir) Putin ocupe nuestro país”.
Trump ha prometido poner fin a la guerra en Ucrania en tan sólo un día si es elegido, algo que ha planteado temores en Ucrania de que se permita a Rusia conservar los territorios que ha ocupado.
El elegido como candidato a vicepresidente de Trump, el senador de Ohio JD Vance, es uno de los legisladores que ha sido más abierto en su oposición a la ayuda estadounidense a Ucrania, lo que ha aumentado la inquietud en Kiev.
Rusia, por su parte, restó importancia a la campaña estadounidense e insistió en que no importa lo que ocurra, Moscú mantendrá la presión en Ucrania.
“Los objetivos de la operación militar especial se alcanzarán", dijo Dmitry Medvedev, número dos del Consejo de Seguridad de Rusia en Telegram.
En los últimos meses, tanto Biden como Trump han intentado mostrar a los votantes quién puede plantar cara mejor a la creciente fuerza militar y asertividad de China y proteger a las empresas y trabajadores estadounidenses de las importaciones baratas chinas.
Biden ha subido los aranceles a los vehículos eléctricos chinos y Trump ha prometido aplicar aranceles del 60% sobre todos los productos chinos.
La doctrina de “Estados Unidos primero” de Trump agravó las tensiones con Beijing. Pero las disputas con el coloso económico y rival geopolítico por guerras, comercio, tecnología y seguridad continuaron durante el mandato de Biden.
La reacción oficial de China a la campaña en Estados Unidos ha sido cauta.
“Las elecciones estadounidenses son política interna estadounidense. No tengo comentarios sobre esto”, dijo la vocera del ministerio chino de exteriores Mao Ning.
Los aliados de Irán en Oriente Próximo están cada vez más implicados en la guerra entre Israel y Hamás, y Estados Unidos enfrenta una región soliviantada.
Los hutíes respaldados por Irán en Yemen atacaron Tel Aviv por primera vez la semana pasada, lo que provocó respuestas militares de Israel contra Yemen. Los ataques transfronterizos entre la milicia libanesa Hezbollah, que tiene apoyo iraní, y el ejército israelí han avivado el temor a una conflagración regional abierta.
Hamás, que también recibe apoyo de Irán, sigue combatiendo a Israel incluso después de nueve meses de una guerra que ha matado a 39.000 palestinos y desplazado a más del 80% de la población de Gaza.
Estados Unidos ha acusado a Irán de expandir su programa nuclear y enriquecer uranio a un nivel sin precedentes del 60%, cerca de la concentración para fines armamentísticos.
Después de que el entonces presidente Trump se retiró en 2018 del acuerdo nuclear con potencias internacionales, Biden trató de revertir la dura posición contra Irán de su predecesor. Pero su gobierno ha mantenido las sanciones económicas contra Irán y liderado un intento infructuoso de renegociar el acuerdo.
La repentina muerte de Ebrahim Raisi, presidente del país y protegido del líder supremo iraní, en un choque de helicóptero catapultó a un reformista a la presidencia de Irán. Masoud Pezeshkian ha dicho que quiere ayudar a Irán a abrirse al mundo, aunque ha mantenido un tono desafiante hacia Estados Unidos.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Nasser Kanaani, restó importancia el lunes al retiro de Biden de la contienda.
“En lo que a nosotros respecta, el ir y venir de gobiernos y personas en lo más alto del gobierno de Estados Unidos no es importante como tal”, declaró. “Lo que puede cambiar las relaciones es un cambio fundamental en la política hostil (de Estados Unidos) contra Irán”.
La estrecha relación entre México y Estados Unidos se ha visto marcada en los últimos años por los desacuerdos sobre comercio, la lucha contra el narcotráfico, energía y cambio climático.
Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el gobierno en 2018, ha cooperado tanto con Trump como con Biden para reducir la inmigración ilegal en la frontera entre ambas naciones.
López Obrador, quien en muchas ocasiones ha presumido su buena relación con su “amigo” Trump, dijo el lunes que la decisión de Biden de retirarse de la contienda presidencial fue “una decisión soberana que corresponde a las autoridades, dirigentes de Estados Unidos”.
La futura presidenta Claudia Sheinbaum compartió esa misma cautela, señalando en conferencia de prensa que sólo a Biden le correspondía tomar esa decisión y expresó su respeto hacia el mandatario estadounidense.
Muchos europeos se alegraron de ver partir a Trump luego de años de desprecios hacia la Unión Europea y de socavar a la OTAN. La actitud aparentemente condescendiente de Trump hacia sus aliados europeos en el debate presidencial del mes pasado no hizo nada por calmar los reparos.
Biden, por otro lado, ha fomentado las relaciones estrechas de Estados Unidos con los líderes del bloque.
Esa cercanía se hizo patente tras la decisión de Biden de retirarse de la campaña. El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, dijo que la decisión del presidente estadounidense era “probablemente la más difícil de su vida”.
El recién nombrado primer ministro británico, Keir Starmer, dijo que respetaba la decisión de Biden “basada en lo que cree más conveniente para el pueblo estadounidense”. El primer ministro irlandés, Simon Harris, describió a Biden como un “orgulloso estadounidense con alma irlandesa”.
En estas elecciones está en juego la cuestión de si la OTAN puede mantener su fuerza en el apoyo a Ucrania y mantener a raya las ambiciones de otros Estados autoritarios, según los analistas.
“No quieren ver a Donald Trump como presidente. De modo que hay bastante alivio, pero también bastante nerviosismo” sobre la decisión de Biden de marcharse, dijo Jeremy Shapiro, director de investigación del Consejo Europeo sobre Relaciones Exteriores. “Como muchos en Estados Unidos, pero quizá más aún, en realidad están bastante confundidos”.
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Los periodistas de The Associated Press Wafaa Shurafa, en Deir al Balah, Franja de Gaza; Jill Lawless, en Londres; Daria Litvinova en Tallin, Estonia; Eduardo Castillo, en Ciudad de México; y Josh Goodman, en Miami, contribuyeron a este despacho.