Breakers se enfrentan a presión y emoción en su debut olímpico en los Juegos de París
Logan Edra sabe que asegurar su lugar como una integrante del equipo de breakers estadounidenses que se dirige a los Juegos Olímpicos tomó más tiempo de lo que algunos esperaban.
La filipina-estadounidense de 21 años no se clasificó sino hasta el mes pasado. Fue la última competencia a pesar de ser una de las mejores breakers del mundo, más comúnmente conocidas como breakdancers.
“Por mucho que tengamos personas a nuestro alrededor, éste sigue siendo un viaje solitario. Nadie sabe realmente por lo que estás pasando, excepto tú”, dijo Edra, que ocupa el 14to puesto del mundo y tuvo un ascenso meteórico en la escena mundial del breaking desde 2018.
Se esperaba que defendiera su campeonato en la Final Mundial del Red Bull BC One 2022 en Nueva York, pero fue derrotada en la ronda final por India Dewi de Holanda antes de dominar en la Serie de Clasificación Olímpica en Budapest en junio.
Con el debut oficial del breaking como deporte olímpico, Edra y sus compañeras de equipo soportan la presión que conlleva este arte emblemáticamente estadounidense mientras enfrentan una dura competencia de lo que ahora se ha convertido en un fenómeno global.
Pero Edra, conocida como b-girl Logistx, se enfoca en mantener con los pies en la tierra y aceptar los desafíos mientras se prepara para el escenario olímpico.
Los miembros del equipo estadounidense tienen la responsabilidad adicional de representar al país donde se originó el breaking. El hip-hop nació en el Bronx en la década de 1970, y con éste surgió el breaking, uno de los cuatro elementos fundacionales del movimiento —los otros son el Djing, el MCing o rap y la “escritura” de grafitti.
“Estoy muy emocionado de representar a todo un país, pero estoy más emocionado de representar mi danza, mi forma de arte y llevar la cultura hip-hop a los Juegos Olímpicos”, dijo Víctor Montalvo, breaker de Estados Unidos.
“Vamos a traer algo nuevo a la mesa. Una nueva vibra, paz, amor, unidad y diversión”.
En Estados Unidos, a menudo se considera que el breaking “se extinguió en los años 80”, dijo Edra. Pero a nivel mundial, está prosperando.
Algunos de los mejores breakers del mundo provienen de Canadá (Philip Kim, o “b-boy Phil Wizard”), Japón (Shigeyuki Nakarai, o “b-boy Shigekix”), Francia (Danis Civil, o “b-boy Dany”), China (Qingyi Liu, o “b-girl 671”), Lituania (Dominika Banevič, o “b-girl Nicka”), entre otros.
Edra y Montalvo, junto con sus compañeros estadounidenses Sunny Choi (b-girl Sunny) y Jeffrey Louis (b-boy Jeffro), no solo están concentrados en sus movimientos, sino en ser embajadores del lugar de nacimiento de una cultura y un estilo de vida que ahora se consideran un deporte olímpico.
Los Juegos de París podrían ser su única oportunidad de ganar una medalla olímpica: el breaking no estará presente en los Juegos de Los Ángeles en 2028.
Montalvo aprendió el breaking de su padre y su tío, mellizos que fueron pioneros del break dance en México. Actualmente ocupa el quinto puesto del mundo, viniendo “de las raíces, de los originales”.
“Es fascinante y gratificante ver algo que hicimos por diversión se convierte en un deporte internacional”, dijo Douglas “Dancin’ Doug” Colón, un b-boy de la primera generación de breakers de Harlem. Tenía 15 años cuando comenzó a presentarse en fiestas de apartamentos en el Bronx.
“Para nosotros, fue una liberación, al haber crecido como niños pobres en la ciudad de Nueva York, dijo.
El hip-hop celebró su 50mo aniversario el verano pasado y desde su fundación, se ha expandido hasta convertirse en una industria global multimillonaria, pero la creciente popularidad del deporte ha llevado al escepticismo sobre los intentos de cooptar la cultura y comercializarla, al tiempo que se impone una estructura competitiva rígida y se aleja cada vez más del espíritu disruptivo que históricamente ha estado arraigado en las comunidades locales.
Antes de que existieran las competiciones mundiales y los grandes escenarios, solo existía el cypher, un círculo formado por breakdancers que a diferencia de los eventos deportivos organizados, tiene menos reglas y restricciones.
A Colón no le preocupan los cambios.
“Todo evoluciona. Ahora es más acrobático, más competitivo. Es como la diferencia entre un Modelo T y un Lamborghini. Sigue evolucionando”.
En total, 32 breakers, 16 mujeres y 16 hombres, competirán durante dos días, el 9 y 10 de agosto, en la emblemática Plaza de la Concordia de París que se está transformando en un estadio al aire libre para los Juegos Olímpicos y que pretende ser un guiño a la cultura de las batallas callejeras en el breaking.