¿Cómo funcionan las elecciones presidenciales de Venezuela?
CARACAS, Venezuela (AP) — El gobierno venezolano enfrenta su prueba electoral más difícil en décadas en las elecciones presidenciales del 28 de julio, que podrían dar al presidente Nicolás Maduro otros seis años en el poder, o poner fin a las autodenominadas políticas socialistas que alguna vez impulsaron con éxito los programas contra la pobreza, pero cuya continua mala administración empujó después al país a una persistente crisis económica.
Durante años, los políticos de oposición boicotearon las elecciones, debido a que consideraban que estaban amañadas, pero a medida que se desvanece la popularidad del gobierno, los antiguos rivales se han unido en un intento de cambiar el gobierno desde las urnas.
Una participación de millones de personas en las primarias de la oposición, las encuestas y los grandes mítines políticos indican que la coalición Plataforma Unitaria Democrática cuenta con un importante apoyo entre los votantes. Sin embargo, tendrá que superar las ventajas que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela ha incorporado al sistema, las cuales van desde imponer límites a las campañas de la oposición hasta ejercer un estrecho control gubernamental sobre el proceso electoral. Además, muchas personas dudan que los votos se cuenten con imparcialidad.
Este es un vistazo a cómo se vota en Venezuela:
El gobierno de Maduro prometió permitir que los líderes de oposición compitan en la elección, pero sigue inclinando fuertemente la balanza, como cuando declaró que las primarias de la oposición eran ilegales e impidió que su líder más popular estuviera en la boleta.
Observadores de la Unión Europea señalaron que las elecciones regionales recientes habían sido “las más equilibradas en 20 años”, pero dijeron que los candidatos progubernamentales tuvieron ventajas como la financiación estatal y el acceso preferente a la gasolina, lo que facilitó sus campañas en medio de la escasez generalizada. Al igual que en elecciones anteriores, los organizadores del partido en el gobierno también repartieron alimentos y otros beneficios controlados por el Estado a cambio de votos en puntos de control ubicados cerca de los centros de votación.
A finales de mayo, las autoridades electorales rescindieron la invitación a la Unión Europea para observar las próximas elecciones, mencionando las sanciones económicas impuestas por el bloque de 27 naciones.
El partido en el gobierno también ejerce un estricto control en el sistema de votación, y sus partidarios están a cargo del Consejo Nacional Electoral. Muchos centros de votación están dispersos, lo que dificulta que sean supervisados por la oposición. Cerca de una tercera parte de los votantes registrados en esta elección se les asignaron centros de votación con tan sólo una o dos máquinas para emitir su sufragio.
Tradicionalmente, el partido en el gobierno ha obtenido la mayoría de sus votos en estos centros pequeños, y para estas elecciones, el consejo electoral agregó 1.700 centros con una sola máquina. Los informes de los esfuerzos del partido gobernante de coaccionar y controlar la votación en elecciones anteriores se han vinculado principalmente con estos centros de votación de una y dos máquinas.
Se calcula que el número de votantes elegibles en el país es de unos 17 millones.
Otros 4 millones de venezolanos que viven en el extranjero están registrados para votar, pero solo unos 69.000 han cumplido los criterios para votar desde el extranjero. Los costosos y prolongados requisitos previos impuestos por el gobierno para registrarse, la falta de información y una prueba de residencia obligatoria en un país anfitrión impiden que muchos migrantes se registren para votar. Los venezolanos que radican en Estados Unidos no tienen forma de emitir su voto, ya que los consulados de Venezuela en Estados Unidos han estado cerrados desde que ambos países rompieron relaciones diplomáticas en 2018.
Casi todos los centros de votación se encuentran en escuelas públicas, y serán vigilados por elementos del ejército el día de la elección.
Los venezolanos votan a través de máquinas electrónicas, que registran los votos y emiten un recibo impreso. Supuestamente, dichos recibos se deben depositar en urnas ubicadas en los centros de votación, pero funcionarios del partido en el gobierno han coaccionado a los votantes para que los conserven a escondidas como una prueba de su apoyo.
La confianza en el sistema se ha visto afectada por acusaciones de manipulación del voto, lo que ha hecho que muchos votantes den por hecho que, aunque la mayoría de los votos se emitan contra Maduro, no hay ninguna garantía de que el gobierno aceptará, o siquiera admitirá, ese resultado.
Ninguna de esas acusaciones de fraude ha sido demostrada por un tercero independiente.
Después de un referendo realizado en diciembre, el gobierno señaló que más de 10 millones de votantes le habían dado un apoyo abrumador, y afirmó que había habido una enorme convocatoria, a pesar de los informes generalizados de centros de votación vacíos. El consejo electoral nunca publicó el recuento de los votos impresos emitidos por las máquinas de votación.
En 2017, la empresa internacional de software que proporcionó la tecnología electoral a Venezuela por más de una década dijo que las cifras relacionadas con el número de votantes probablemente habían sido manipuladas en una importante elección legislativa. La empresa, denominada Smartmatic, informó que el número oficial de votantes anunciado por las autoridades electorales mostraba una diferencia de, por lo menos, un millón. Desde entonces, el gobierno comenzó a usar nuevas máquinas de votación diseñadas localmente.
Aun así, los líderes opositores esperan que, si pueden obtener una mayoría importante de los votos emitidos, los aliados del gobierno decidirán hacerse a un lado. Esto podría depender, según los expertos, de factores como la magnitud del margen obtenido por la oposición, la presión y las concesiones de la comunidad internacional, y si las potencias internacionales como Estados Unidos le ofrecen a Maduro una estrategia de salida que él esté dispuesto a aceptar.