Satirizado por aburrido, Keir Starmer se convierte en premier de Reino Unido con triunfo sensacional
LONDRES (AP) — Para alguien a menudo ridiculizado por aburrido, Keir Starmer ha obtenido un resultado electoral sensacional.
Starmer lideró al Partido Laborista de Reino Unidoa una victoria electoral aplastante y el viernes se convirtió en el 58vo primer ministro del país —el primer líder del partido de centro izquierda en ganar una elección nacional en el Reino Unido desde Tony Blair, quien ganó tres consecutivas a partir de 1997.
Es la más reciente reinvención de un hombre que pasó de abogado de derechos humanos a fiscal estricto, y de joven radical a pragmático de mediana edad.
Al igual que Blair, quien reformó al partido como “Nuevo Laborismo” en la década de 1990, Starmer, de 61 años, lideró al Partido Laborista a una victoria aplastante sobre el Partido Conservador de Rishi Sunak en las elecciones del jueves, después de jalar al partido hacia el término medio político.
Ganó al prometer un cambio a los votantes, pero también calma, y juró restaurar la estabilidad en la vida pública y darle al Reino Unido “la luz de la esperanza” después de 14 años de agitación bajo el gobierno de los conservadores.
"La gente mira a Starmer y ve a este tipo que es muy sólido, claramente muy capaz en su vida profesional”, dijo Douglas Beattie, autor de “Cómo gana el Partido Laborista (y por qué pierde)”.
“Creo que la gente quiere esa prudencia, quiere esa estabilidad”, añadió.
Starmer, ex fiscal jefe de Inglaterra y Gales, ha sido caricaturizado a menudo por sus opositores conservadores como un “abogado de izquierda de Londres”. Fue nombrado caballero por su papel al frente de la Fiscalía de la Corona, y a sus oponentes les gusta usar su título, Sir Keir Starmer, para presentarlo como una persona de élite y fuera de contacto con la gente. Si bien la mayoría de los primeros ministros reciben títulos de caballero, dama —el equivalente femenino— u otros honores reales después de su mandato, Starmer es el primer caballero del reino en convertirse en mandatario del país desde Sir Alec Douglas-Hume, en 1963.
Starmer prefiere enfatizar sus raíces humildes y sus gustos sencillos. Ama el fútbol —todavía practica ese deporte los fines de semana— y nada le gusta más que ver al Arsenal de la Premier League mientras bebe una cerveza en su pub local. Él y su esposa Victoria, quien trabaja en salud ocupacional, tienen dos hijos adolescentes a quienes se esfuerzan por mantener fuera de la mirada pública.
Durante la campaña se resistió obstinadamente a revelar destellos de personalidad, y dijo a un entrevistador del periódico The Guardian que no recordaba ninguno de sus sueños, que no tenía una novela favorita y tampoco miedos de la infancia.
Cuando abordó su vida personal y le reveló a un periodista que espera reservar las noches de los viernes para pasarlas con su familia —su esposa es judía y las cenas de shabat los viernes por la noche son una tradición familiar—, los conservadores lo usaron en su contra y declararon que Starmer planeaba ser primer ministro a tiempo parcial.
Nacido en 1963, Starmer es hijo de un fabricante de herramientas y una enfermera que le puso el nombre de Keir Hardie, el primer líder del Partido Laborista. Uno de cuatro hijos, se crió en un hogar con problemas de dinero en un pequeño pueblo en las afueras de Londres.
“Hubo tiempos difíciles”, mencionó en un discurso de lanzamiento de su campaña electoral. “Sé cómo se siente una inflación fuera de control, cómo el aumento del costo de vida puede hacer que uno tenga miedo del cartero que se acerca: ‘¿Traerá otra factura que no podemos pagar?’”.
La madre de Starmer sufría un padecimiento crónico —la enfermedad de Still— que la dejaba con dolor, y Starmer ha dicho que visitarla en el hospital y ayudar a cuidarla contribuyó a formar su fuerte apoyo al Servicio Nacional de Salud, financiado por el Estado.
Fue el primer miembro de su familia en ir a la universidad y estudió Derecho en la Universidad de Leeds y en Oxford. Como abogado, tomó casos de libertades civiles, incluido el de los “McLibel Two”, activistas ecologistas demandados por McDonald’s por repartir volantes que decían que la cadena de restaurantes vendía alimentos poco saludables.
Los casos a menudo lo pusieron en desacuerdo tanto con los gobiernos conservadores como con los laboristas, por lo que su cambio para convertirse en fiscal en jefe en 2008 sorprendió a algunos colegas. Pero durante cinco años en el cargo —una función que incluía procesar a personas acusadas de terrorismo, crimen organizado y otros delitos graves—, se ganó la reputación de ser un director de procesamiento público duro y muy trabajador.
Starmer ingresó a la política relativamente tarde, a los más de 50 años, y fue elegido al Parlamento en 2015. A menudo estuvo en desacuerdo con quien era el líder del partido en ese momento, el socialista acérrimo Jeremy Corbyn, y en cierto momento abandonó el equipo de la cúpula del partido por desacuerdos, pero aceptó servir como portavoz laborista del Brexit bajo el liderazgo de Corbyn.
Starmer se ha enfrentado a repetidos cuestionamientos sobre esa decisión y respecto a instar a los votantes a apoyar a Corbyn, una figura divisiva bajo cuyo liderazgo el partido fue severamente castigado en las urnas en 2019.
Dijo que quería quedarse y luchar para cambiar al Partido Laborista, y argumentó que “los líderes son temporales, pero los partidos políticos son permanentes”.
Después que Corbyn llevó a los laboristas a derrotas electorales en 2017 y 2019 —este último, el peor resultado del partido desde 1935—, el partido eligió a Starmer para dirigir sus esfuerzos de reconstrucción.
Su liderazgo ha coincidido con un período turbulento en que el Reino Unido lidió con la pandemia de COVID-19, abandonó la Unión Europea, absorbió el impacto económico de la invasión rusa de Ucrania y soportó la agitación económica del turbulento mandato de 49 días de Liz Truss como primera ministra en 2022.
Los votantes están cansados de la crisis del costo de vida, una ola de huelgas en el sector público y de la agitación política que hizo que el Partido Conservador echara fuera a dos primeros ministros en cuestión de semanas en 2022 —Boris Johnson y Truss— antes de instalar a Sunak para tratar de estabilizar el barco.
Starmer impuso disciplina a un partido con una reputación de división interna bien ganada, abandonó algunas de las políticas socialistas de Corbyn y se disculpó por el antisemitismo que, según una investigación interna, se permitió que se propagara durante el mando de Corbyn.
Starmer prometió “un cambio cultural en el Partido Laborista”. Su mantra ahora es “el país antes que el partido”.
Ha prometido a los votantes que un gobierno laborista puede aliviar la crisis crónica de vivienda del Reino Unido y reparar sus desgastados servicios públicos, especialmente el tambaleante servicio de salud —pero sin imponer aumentos de impuestos ni incrementar la deuda pública.
“Aunque no creo que nadie esté particularmente entusiasmado con Keir Starmer, creo que ha hecho un buen trabajo al situarse como el tipo de adulto competente en la habitación que será capaz de regresar al gobierno a donde pertenece”, dijo Lise Butler, profesora titular de Historia Moderna en City University of London.
Starmer enfrentará presiones para cumplir rápidamente. Ya ha consternado a algunos de sus partidarios al suavizar una promesa de gastar miles de millones de dólares en inversión en tecnologías verdes, pues un gobierno laborista no pedirá más préstamos para financiar el gasto público.
Starmer se opuso firmemente a la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, pero ahora dice que un gobierno laborista no buscará revertir el Brexit, otra decepción para muchos en el partido.
“Mucha gente de izquierda lo acusará de decepcionarlos, de traicionar los principios socialistas. Y mucha gente de derecha lo acusa de ser inconsistente en sus posiciones”, dijo Tim Bale, profesor de Política en la Universidad Queen Mary de Londres. “Pero, oye, si eso es lo que se necesita para ganar, entonces creo que eso te dice algo sobre el carácter de Starmer. Hará lo que sea necesario —y ha hecho lo que sea necesario— para llegar al gobierno”.
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La periodista de The Associated Press Danica Kirka contribuyó a este despacho.