Fuerzas paramilitares atacan ciudad del centro de Sudán y abren nuevo frente
EL CAIRO (AP) — Los combates entre el ejército de Sudán y un destacado grupo paramilitar continuaban en una ciudad en una provincia central del país, indicaron las autoridades el domingo, lo que abre otro frente tras 14 meses de guerra que han dejado al país africano al borde de la hambruna.
Las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un contingente paramilitar, comenzaron esta semana su ofensiva en la provincia de Sennar y atacaron el poblado de Jebal Moya antes de dirigirse a la ciudad de Singa, la capital de la provincia, según las autoridades, donde han estallado nuevos combates.
Según los residentes y un grupo local de defensa de los derechos humanos, combatientes de las FAR, montados en camionetas y con fusiles automáticos, arrasaron Singa, a unos 350 kilómetros (217 millas) al sureste de la capital, Jartum, durante el fin de semana. Saquearon casas, tiendas en un mercado local y tomaron el control del principal hospital de la ciudad, denunciaron.
El grupo afirmó en un comunicado el sábado que había tomado la principal instalación militar, la Sede de la 17ma División de Infantería en Singa. Medios locales también reportaron que las FAR habían logrado abrirse paso en las líneas de defensa del ejército.
Sin embargo el general de brigada Nabil Abdalla, vocero de las fuerzas armadas de Sudán, dijo que el ejército seguía controlando el recinto y que aún había combates en marcha el domingo por la mañana. Ninguna de las afirmaciones pudo verificarse de forma independiente.
El grupo paramilitar ha sido acusado reiteradamente de graves violaciones de los derechos humanos en todo el país desde que comenzó la guerra en abril del año pasado, cuando las tensiones latentes entre el ejército y las FAR estallaron en enfrentamientos abiertos en Jartum y otros lugares.
El devastador conflicto ha causado más de 14.000 muertos y 33.000 heridos, de acuerdo con Naciones Unidas, pero los activistas de derechos humanos afirman que el número de víctimas podría ser mucho mayor.
El grupo Sudan Conflict Monitor, formado por expertos y activistas en defensa de los derechos humanos, afirmó que la toma de Singa por parte de las FAR tendrá probablemente “graves consecuencias humanitarias”, con la posibilidad de que en el futuro se interrumpan los programas agrícolas a gran escala en las provincias cercanas de Nilo Azul, Nilo Blanco y Jazira, que antaño fue el granero de Sudán.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, dependiente de Naciones Unidas, los miembros de al menos 327 hogares tuvieron que huir de Jebal Moya y Singa a zonas más seguras. “La situación sigue tensa e impredecible”, indicó en un comunicado.
Los residentes denunciaron saqueos generalizados de viviendas y comercios en Singa por parte de combatientes de las FAR, que se apoderaron de vehículos particulares, teléfonos, joyas y otros artículos de valor.
“Hicieron como en (la capital) Jartum y otras ciudades”, destacó Abdel-Rahman al-Taj, residente en Singa que huyó el sábado a la provincia de Nilo Azul. “Muchas personas murieron, resultaron heridas o fueron detenidas”.
El Observatorio de Derechos Humanos de Sennar, un grupo local de defensa de los derechos humanos, afirmó que las FAR atacaron el Hospital Educativo de Singa y detuvieron a decenas de pacientes y personal médico como “escudos humanos”. Los combatientes convirtieron el hospital en un centro militar en una “clara violación de la ley internacional de material humano”.
Un médico del hospital dijo que los combatientes de las FAR, algunos en vehículos, invadieron el patio y los pasillos del centro. “La situación es extremadamente peligrosa”, advirtió el médico, que habló bajo condición de anonimato por su seguridad. “Estamos trabajando a punta de pistola”.
Añadió que el hospital ha recibido decenas de heridos en los últimos tres días procedentes de Singa y sus alrededores.
De momento, las FAR no habían respondido a una solicitud de comentarios.
Los nuevos combates en Sennar se producían mientras la atención se concentraba en Al-Fasher, una importante ciudad en la amplia región de Darfur que las FAR asedian desde hace meses en un intento de arrebatársela al ejército. Al-Fasher es el último bastión del ejército en Darfur.
La violencia ha creado la mayor crisis de desplazamiento del mundo, debido a que más de 11 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus casas. Los expertos internacionales advirtieron el jueves que 755.000 personas enfrentaban una hambruna en los próximos meses y 8,5 millones de personas enfrentaban una escasez extrema de alimentos.
El conflicto se ha visto marcado por reportes generalizados de violencia sexual rampante y otras atrocidades, especialmente en Darfur, donde se produjo un genocidio a principios de la década de 2000. Grupos de derechos dicen que las atrocidades equivalen a crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.