Territorio de Radio Vaticano, antaño acusado de provocar niebla tóxica, será huerto solar
ROMA (AP) — El papa Francisco decretó el miércoles que una zona del norte de Roma, que durante mucho tiempo fue fuente de controversia debido a las ondas electromagnéticas emitidas por las torres de Radio Vaticano, albergará ahora un campo de paneles solares para abastecer de combustible a la Ciudad del Vaticano.
Citando el compromiso del Vaticano en los tratados climáticos de la ONU para frenar las emisiones de carbono, el papa Francisco encargó a una comisión de funcionarios del Vaticano el desarrollo de la granja solar en Santa Maria di Galeria. En un decreto, dijo que la energía solar generada sería suficiente para alimentar no sólo las operaciones de radio que allí se realizan, sino el propio estado de la Ciudad del Vaticano.
El terreno de 430 hectáreas (1.063 acres) de Santa Maria di Galeria, que goza de estatuto extraterritorial, fue inaugurado en 1957 como base de la Radio Vaticano. En aquella época, la emisora del papa transmitía noticias católicas y vaticanas en decenas de idiomas a todo el mundo a través de una veintena de antenas de radio de onda corta y onda media que abarrotaban el paisaje.
A medida que la zona, antaño rural, situada a unos 35 kilómetros (20 millas) al norte del Vaticano, se fue urbanizando, los habitantes de la zona empezaron a quejarse de problemas de salud, incluidos casos de leucemia infantil, que achacaban a las ondas electromagnéticas generadas por las torres. El Vaticano insistió durante mucho tiempo en que no había ninguna relación causal.
En la década de 1990, los residentes demandaron a los responsables de Radio Vaticano, alegando que las emisiones superaban el límite legal italiano, pero una corte autorizó el transmisor. En 2012, el Vaticano anunció que iba a reducir a la mitad las horas de transmisión desde el lugar, no por motivos de salud, sino por los avances tecnológicos que ahorran costos en la transmisión por internet.
En los últimos años, el Vaticano ha tratado de reducir su huella de carbono, ya que los papas ecologistas han hecho del cuidado del medio ambiente una prioridad. Con Benedicto XVI, el Vaticano instaló un techo de paneles solares en su sala de audiencias principal y aceptó la donación de un “bosque climático” en Hungría para compensar sus emisiones.
Con el papa Francisco, que escribió toda una encíclica sobre la necesidad de cuidar la creación de Dios, el Vaticano ha empezado a sustituir su flota de automóviles por vehículos eléctricos como parte de un plan global, “Conversión Ecológica 2030”, cuyo objetivo es llevar a cabo proyectos y tecnologías sostenibles y neutros en carbono en la ciudad Estado de 44 hectáreas (109 acres).