Con el cierre de farmacias en EEUU, algunas comunidades latinas y negras se quedan desatendidas
Abrir locales nuevos solía ser algo muy significativo para las cadenas farmacéuticas.
CVS Health en alguna ocasión se jactó de abrir o adquirir más de 2.900 sucursales en un periodo de cinco años. Ahora está cerrando cientos, y Walgreens, Rite Aid y farmacias independientes también han cerrado locales.
Es un sector de la economía cuyo crecimiento era boyante antes de la pandemia de COVID-19 pero que ahora enfrenta vientos en contra, como una caída en los pagos por recetas cubiertas, robos persistentes y cambios en los hábitos de compra de los consumidores. Pero a medida que las farmacias ajustan el número de sus tiendas, los expertos dicen que es posible que dejen atrás a comunidades que han llegado a depender de ellas por considerarlas fuentes confiables de atención y asesoría, cosas que pueden ser difíciles de hallar en muchas áreas urbanas y rurales.
“Esa confianza simplemente no puedes cuantificarla”, comentó Omolola Adepoju, investigadora de servicios de salud de la Universidad de Houston. “Y no creo que se hable lo suficiente de ello cuando tocamos el tema del cierre de farmacias”.
Existe un patrón de quién tiene acceso a farmacias; y se están formando huecos en ciertos vecindarios urbanos y rurales.
Los habitantes de barrios poblados en su mayor parte por afroestadounidenses y latinos tienen menos farmacias per cápita que la gente que vive en vecindarios en los que la mayoría es de raza blanca, según un análisis de The Associated Press de información sobre licencias de 44 estados de Estados Unidos, información del National Council for Prescription Drug Programs (Consejo Nacional para Programas de Fármacos de Receta) y el American Community Survey (Sondeo de Comunidades Estadounidenses). Coincide con investigaciones previas que documentan dónde es más probable que haya “desiertos de farmacias” en zonas urbanas.
La AP también analizó información de 49 estados y halló que los que tenían menos farmacias minoristas per cápita eran Alaska, Oregon y Nuevo México. Aproximadamente dos terceras partes de las farmacias minoristas en esos estados eran propiedad de cadenas, mientras que las farmacias independientes tienden a concentrarse más en mercados urbanos o en estados con poblaciones de mayor tamaño.
En los últimos años, las farmacias han ido brindando más atención médica, en ocasiones porque así han sido diseñadas y en otros por necesidad, especialmente para clientes que tienen varios trabajos y no pueden acudir fácilmente a un doctor. Muchas farmacias, incluidas las dos cadenas más grandes, cuentan con consultorios médicos y ofrecen más de una docena de vacunas. También han alentado a los farmacéuticos a asesorar más a los pacientes sobre formas para manejar problemas de salud como la diabetes o la hipertensión.
Prakash Patel, de Bert's Pharmacy, en Elizabeth, Nueva Jersey, dijo que en ocasiones es la “primera parada” de un cliente enfermo.
“No hay acceso fácil al consultorio de un doctor. Se requiere una cita. Tienen horas de servicio limitadas”, dijo el farmacéutico y propietario de la tienda. “Así que en cualquier ocasión que un niño o adulto, quienquiera que esté enfermo, ¿a dónde van a acudir primero? A la farmacia”.
En áreas rurales, las farmacias suelen desempeñar diversos papeles para sus comunidades, y en ellas los farmacéuticos ven más a los clientes de lo que los ve un doctor, señaló Megan Undeberg, experta en farmacias comunitarias de la Universidad Estatal de Washington. Eso significa que podrían ser los primeros en percatarse de indicios de problemas de salud como el mal de Alzheimer o el de Parkinson, y sugerir que el paciente busque ayuda.
“Eres consejero para dejar de fumar, consejero para la prevención del suicidio”, manifestó. “Sabes prácticamente todo de todos, pero es confidencial”.
Unas semanas antes de que la sucursal de CVS en Herscher, Illinois, cerrara en marzo, el granjero Kip Harms fue por un relajante muscular para una lesión de espalda. Le preguntó al personal si podía tomarlo junto con el analgésico Tylenol.
Harms dijo que tendrá otras opciones en esa área rural ubicada casi a 128 kilómetros (80 millas) al sur de Chicago, pero no será lo mismo.
“Puedes pararte aquí y sostener una conversación”, dijo Harms, de 56 años, de la cercana localidad de Cullom. “Vas al gigante grande en el que hay 40 personas haciendo fila, te sientes como si estuvieras importunando a la persona que te ayuda”.
Las grandes cadenas de farmacias aún tienen miles de sucursales, y en su análisis, la AP contó más de 24.000 farmacias independientes. Pero las farmacias suelen cerrar porque no les está yendo bien o el número de pobladores ha disminuido, y el ritmo de los cierres está acelerándose.
CVS dijo en 2021 que planeaba cerrar 900 tiendas a lo largo de tres años; más de 600 ya han cerrado. Se prevé que Rite Aid cierre cientos en un momento en que se encuentra en una reorganización por bancarrota.
En todo Estados Unidos, más de 7.000 farmacias han cerrado desde 2019, según información de Lucas Berenbrok, un investigador de la Universidad de Pittsburgh que considera que ese cálculo es incluso conservador. De esas farmacias, el 54% eran independientes, según un análisis de la AP a los datos recabados por Berenbrok.
“Creo que de lo que (las farmacias) se han percatado en el último par de años es que están un poco mal repartidas”, dijo Keonhee Kim, analista de la firma de investigación Morningstar.
Los cierres pueden ser atribuidos a un descenso de los ingresos y un incremento en los costos. Durante años, el reembolso que reciben las farmacias por surtir la mayor parte de las recetas médicas se ha contraído, mientras que cosas como las facturas por servicios públicos y los sueldos de los empleados siguen subiendo.
El robo de artículos también es un problema, y Walgreens ha dicho que es una de las muchas razones por las que cierra algunas de sus tiendas. Las farmacias suelen ofrecer artículos pequeños y caros, como insumos de belleza, baterías y fórmulas para bebé que son fáciles de robar y revender, dijo Burt Flickinger III, director administrativo de la firma de consultoría de tiendas al por menor Strategic Resource Group.
A las nuevas sucursales de farmacias les puede llevar hasta tres años hacerse de una base de clientes y salir a mano, dijo Jeff Jonas, gestor de cartera en Gabelli Funds, que da seguimiento al sector. Eso es difícil en una época en que los clientes se apoyan menos en las farmacias que en décadas pasadas.
Dijo que los compradores adquieren más cosas en línea o en visitas a Costco o Walmart, y las tiendas de descuento se ven aún más atractivas cuando la inflación hace subir los precios.
“No creo (que los clientes estén) yendo a la farmacia dos o tres veces por semana y haciendo esas compras impulsivas en el mostrador con tanta frecuencia”, señaló Jonas.
Las farmacias dicen que no se han olvidado de las comunidades que se quedan sin el servicio cuando una tienda cierra. Walgreens, por ejemplo, entrega a domicilio sin costo algunos medicamentos en un radio de 24 kilómetros (15 millas).
Pero las entregas no involucran ver a un farmacéutico ni a un empleado de la farmacia. Y los técnicos de la farmacia y otras personas que están detrás del mostrador a menudo tienen un aspecto similar al de sus clientes o podrían hablar un idioma que es predominante en el vecindario.
Al menos una de cada seis farmacias minoristas reportaron que ofrecen servicios en español, según un análisis que hizo la AP de farmacias en 49 estados y datos del National Council for Prescription Drug Programs.
Ese vínculo no puede ser reemplazado fácilmente “diciéndole a los pacientes: ‘vayan a la siguiente farmacia’”, señaló Adepoju, de la Universidad de Houston.
Algunos gobiernos también han empezado a prestar atención al asunto, y ciertos estados planean estudiar los cierres de farmacias, según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales. A Adepoju le gustaría que haya más normatividad, dado el creciente papel que las farmacias desempeñan en proporcionar atención médica.
“Si la atención médica es considerada un derecho, no un privilegio, entonces no deberías poder cerrar (una farmacia) simplemente porque hiciste papeleo y pusiste un aviso frente a tu puerta”.
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Los periodistas de The Associated Press Kenya Hunter y Devi Shastri y el videoperiodista Shelby Lum contribuyeron a este despacho. Shastri reportó desde Herscher, Illinois.
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