Perspectivas de liberación de estadounidenses en cárceles rusas no están claras
TALLIN, Estonia (AP) — Un periodista en un viaje periodístico a una ciudad de los Montes Urales. Un ejecutivo de seguridad empresaria viaja a Moscú para asistir a una boda. Una mujer con doble nacionalidad regresa a su ciudad natal en Tartaristán para visitar a su familia.
Todos ellos son ciudadanos estadounidenses y todos están ahora tras las rejas en Rusia por cargos de distintos grados de gravedad.
Los arrestos de estadounidenses en Rusia se han vuelto cada vez más comunes a medida que las relaciones entre Moscú y Washington caen a los mínimos de la Guerra Fría. Washington acusa a Moscú de atacar a sus ciudadanos y utilizarlos como moneda de cambio política, pero los funcionarios rusos insisten en que todos ellos violaron la ley.
Algunos han sido intercambiados por rusos retenidos en Estados Unidos, mientras que, para otros, las perspectivas de ser liberados en un intercambio son menos claras.
“Parece que como el propio Moscú ha cortado la mayoría de los canales de comunicación y no sabe cómo restablecerlos adecuadamente sin verse mal, trata de utilizar a los rehenes. … Al menos eso es lo que parece”, dijo Boris Bondarev, exdiplomático ruso quien renunció después de que Moscú invadió Ucrania en 2022.
El viernes se cumple un año desde el arresto de Evan Gershkovich, reportero de 32 años de The Wall Street Journal quien espera juicio en la tristemente célebre prisión de Lefortovo en Moscú por cargos de espionaje.
Gershkovich fue detenido durante un viaje periodístico a la ciudad de Ekaterimburgo, en los montes Urales, y acusado de espiar para Estados Unidos. Las autoridades rusas no han revelado ningún detalle de las acusaciones ni pruebas que respalden los cargos, que él, su empleador y el gobierno de Estados Unidos niegan.
Otro estadounidense acusado de espionaje es Paul Whelan, un ejecutivo de seguridad empresarial de Michigan. Fue arrestado en 2018 en Rusia y condenado a 16 años de prisión dos años después. Whelan, quien dijo que viajó a Moscú para asistir a la boda de un amigo, ha mantenido su inocencia y dijo que los cargos en su contra fueron inventados.
El gobierno de Estados Unidos ha declarado que tanto Gershkovich como Whelan están detenidos injustamente y no deja de abogar por su liberación.
Otros detenidos incluyen a Travis Leake, un músico que había vivido en Rusia por años y fue arrestado el año pasado por cargos relacionados con drogas; Marc Fogel, profesor en Moscú, quien fue condenado a 14 años de prisión, también por cargos de drogas; y Alsu Kurmasheva y Ksenia Khavana, quienes tienen doble nacionalidad.
Kurmasheva, editora radicada en Praga del servicio tártaro-baskirio de Radio Europa Libre/Radio Libertad, financiada por el gobierno de Estados Unidos, fue arrestada en octubre de 2023 en su ciudad natal de Kazán, a donde viajó para ver a su anciana madre enferma. Ha enfrentado múltiples cargos, incluido el de no declararse como “agente extranjera” y difundir información falsa sobre el ejército.
Khavana, de Los Ángeles, regresó a Rusia para visitar a su familia y fue arrestada bajo cargos de traición. Según Pervy Otdel, un grupo de derechos humanos que se especializa en casos de traición, los cargos contra ella se originan en una donación de 51 dólares a una organización benéfica estadounidense que ayuda a Ucrania.
El número exacto de estadounidenses encarcelados en Rusia no está claro, pero los casos de Gershkovich y Whelan han recibido la mayor atención.
Gershkovich fue declarado detenido injustamente por el Departamento de Estado menos de dos semanas después de su arresto, una acción inusualmente rápida por parte del gobierno de Estados Unidos. La designación se aplica solo a una pequeña subsección de estadounidenses encarcelados por países extranjeros.
Los casos de los prisioneros que obtienen esa clasificación se asignan a un enviado presidencial especial para Asuntos de Rehenes del Departamento de Estado, quien intenta negociar su liberación. Para recibir esa clasificación deben cumplir con ciertos criterios, como la determinación de que el arresto se realizó únicamente porque la persona es ciudadano estadounidense o como parte de un esfuerzo por influir en la política estadounidense u obtener concesiones de su gobierno.
Estados Unidos ha tenido cierto éxito en los últimos años al negociar intercambios de prisioneros de gran repercusión con Rusia, tras llegar a acuerdos en 2022 que resultaron en la liberación de Brittney Griner, estrella de la WNBA, y Trevor Reed, veterano de la Marina. Tanto Griner como Reed fueron designados como detenidos injustamente.
A cambio de ellos, Moscú obtuvo al traficante de armas Viktor Bout, quien cumplía una condena de 25 años en Estados Unidos, y al piloto Konstantin Yaroshenko, condenado a 20 años de prisión en Estados Unidos por tráfico de cocaína.
No está claro si hay negociaciones en curso para intercambiar a otros estadounidenses detenidos en Rusia, como Leake, Fogel, Kurmasheva o Khavana.
El esposo de Kurmasheva, Pavel Butorin, dijo a The Associated Press poco después de su arresto que esperaba que el gobierno de Estados Unidos utilizara “todas las vías y todos los medios a su disposición” para lograr su liberación, incluido el designarla como persona detenida injustamente.
En diciembre, el Departamento de Estado notificó que había hecho una oferta importante para asegurar la liberación de Gershkovich y Whelan, que, dijo, Rusia había rechazado.
Los funcionarios no describieron la oferta, aunque se dice que Rusia busca la liberación de Vadim Krasikov, quien fue condenado a cadena perpetua en Alemania en 2021 por el asesinato en Berlín de Zelimkhan “Tornike” Khangoshvili, un ciudadano georgiano de 40 años y ascendencia chechena quien había peleado contra las tropas rusas en Chechenia y después solicitó asilo en Alemania.
Cuando se le preguntó este año sobre la liberación de Gershkovich, el presidente Vladímir Putin pareció referirse a Krasikov al señalar a un hombre encarcelado por un aliado de Estados Unidos por “liquidar a un bandido” que supuestamente había matado a soldados rusos durante los combates separatistas en Chechenia.
Más allá de esa insinuación, los funcionarios rusos han guardado silencio sobre las conversaciones. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, dijo en repetidas ocasiones que si bien continúan “ciertos contactos” sobre intercambios, “deben llevarse a cabo en un silencio absoluto”.
Si hay otros rusos detenidos en Occidente en quienes Moscú pudiera estar interesado, no está claro.
Cuando Rusia aceptó liberar a Griner pero no a Whelan, un funcionario sénior del gobierno del presidente Joe Biden lamentó ante los periodistas que Rusia había “rechazado todas y cada una de nuestras propuestas para su liberación”.
Ese escenario —en el que un detenido es liberado, pero no otro— pesa mucho sobre los funcionarios del gobierno estadounidense, dijo Roger Carstens, el enviado presidencial especial para Asuntos de Rehenes, en una entrevista con la AP en enero.
“A menos que alguien baje de un avión, llegue a una pista en Estados Unidos de América y termine en brazos de sus seres queridos, no obtenemos una victoria”, dijo Carstens.
Históricamente, “cuando las relaciones (entre países) son mejores, los intercambios parecen ser más fluidos”, dijo Nina Khrushcheva, profesora de asuntos internacionales en la universidad The New School en la ciudad de Nueva York, nacida en Moscú y bisnieta del líder soviético Nikita Jrushchov.
Señaló los intercambios de prisioneros entre la Unión Soviética y Chile durante el período de distensión de la década de 1970, así como aquellos con Estados Unidos y Alemania poco después de que Mijail Gorbachov asumiera el poder en la década de 1980. Los destacados disidentes soviéticos Vladímir Bukovsky y Natan Sharansky fueron liberados en estos intercambios.
Sin embargo, al fin y al cabo, el destino de los encarcelados en Rusia “está solamente en manos de Putin”, dijo Khrushcheva.
Carstens se hizo eco de idea.
“Estos son casos difíciles. El hecho es que Rusia tiene la llave de la celda”, dijo a la AP en un comunicado esta semana. “Estados Unidos continúa sosteniendo conversaciones con aliados y socios sobre lo que podemos hacer para asegurar la libertad de Evan y Paul. Estos esfuerzos son delicados y no ayuda a Evan y a Paul tener negociaciones en público. Estados Unidos continuará con nuestros esfuerzos hasta que podamos traer a Evan y a Paul a casa”.
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Tucker informó desde Washington.