Blinken llega a Israel mientras la ONU se alista para votar una resolución de alto el fuego
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió el viernes con líderes israelíes en Tel Aviv, en la última parada de su sexta misión diplomática urgente a la región desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás hace más de cinco meses.
Durante sus conversaciones con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y su gobierno de guerra, se espera que Blinken trate de convencerlos de que no sigan adelante con los planes para una ofensiva militar a gran escala sobre la ciudad meridional de Rafah, que muchos temen que podrían agravar más aún la desastrosa crisis humanitaria en la Franja.
En su lugar, Blinken presentará a Netanyahu alternativas para hacer frente a Hamás en Rafah, que está en la frontera con Egipto, en unos contactos que continuarán la próxima semana cuando el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, y una delegación de altos cargos israelíes visiten Washington. Netanyahu acordó enviar una delegación durante la conversación telefónica que mantuvo el lunes con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que fue la primera en un mes y se produjo en un momento de crecientes divisiones.
Por otra parte, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votará el viernes una resolución patrocinada por Estados Unidos en la que se declara “el imperativo de un cese del fuego inmediato y sostenido”, en la guerra. Además, los líderes de la Unión Europea pidieron en un comunicado de madrugada “una pausa humanitaria inmediata que conduzca a un alto el fuego sostenible, a la liberación sin condiciones de todos los rehenes y al suministro de ayuda humanitaria".
Gaza ha recibido tan poca ayuda que hasta el 60% de los menores de 5 años están desnutridos, frente a menos del 1% de antes de la guerra, dijo el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el jueves.
El Ministerio de Salud en Gaza elevó también el jueves la cifra de fallecidos en el territorio a cerca de 32.000. El departamento no distingue entre víctimas civiles y combatientes en su conteo, pero sostiene que dos tercios de las víctimas mortales son mujeres y niños.
Los insurgentes palestinos asesinaron a unas 1.200 personas en su sorpresiva incursión sobre el sur de Israel el 7 de octubre, que provocó la guerra. Además, capturaron a otras 250 personas como rehenes. Se cree que Hamás tiene retenidas aún a alrededor de 100, además de los restos mortales de otras 30.