Reseña: Sydney Sweeney vive terror en Italia con “Immaculate”
No es tu imaginación, Sydney Sweeney está en todas partes. En los últimos cuatro meses, ha estelarizado una comedia romántica que se convirtió en un éxito inesperado, una película de superhéroes que no fue tan bien recibida y, a partir de este fin de semana, estará en una historia de terror sangriento. Los resultados han variado, en cuanto a calidad, pero para alguien que la cultura parece querer (injustamente) encasillar en un tipo específico de actriz, realmente está arrasando en los géneros cinematográficos en un tiempo récord.
Sweeney es protagonista y productora de la película de terror “Immaculate”, en la que interpreta a una joven monja estadounidense, Cecilia, que decide unirse a un convento italiano. Su personaje encontró a Dios después de una experiencia cercana a la muerte a una edad temprana y, cuando cierra su parroquia, encuentra la solución viajando al extranjero para atender a monjas mayores y moribundas. La belleza del nuevo entorno es solo una fachada, por supuesto, y comienza a descubrir algunos sucesos siniestros dentro de sus antiguas murallas.
“Immaculate” es un proyecto para el que Sweeney hizo audiciones originalmente hace una década, cuando tenía 16 años. En todo caso, es un gran escaparate su rango actoral, pues en ella pasa de la pasividad a un grito primitivo, y está llena de imágenes interesantes, hermosos vestuarios y un logrado maquillaje que muestra todo tipo de rostros y extremidades ensangrentados y destrozados. Pero también es una película que no parece tan segura de sí misma o del punto que está tratando de hacer.
No es difícil hacer que un remoto convento italiano parezca espeluznante, o decir algo provocativo sobre la religión, bastantes películas de horror han tenido éxito con esa mezcla en el pasado. Pero “Inmaculada” ni siquiera tiene la confianza suficiente para permitirnos experimentar este lugar exclusivamente a través de Cecilia. Comienza con un prólogo de pesadilla para darnos un adelanto de lo que le espera a nuestra inocente heroína, como si fuera una película encaminada directo al streaming, que no quiere que hagas clic en otra cosa. Sin embargo, al ser un estreno en cines, hay que imaginar que el público le dará a la película el beneficio de la duda y no saldrá corriendo tras 15 de sus 89 minutos.
O tal vez el público asiduo a las películas de terror quiera tanta carnicería y sustos como sea posible, si ese es el caso, esto debería ser lo suficientemente satisfactorio. Hay un montón de puertas cómicamente chirriantes y primeros planos de un rostro aterrorizado deambulando en la oscuridad con luz de velas. Y el final es ardiente, violento y espantoso, con una explicación quizá muy boba e inmerecida de todo lo que ha estado sucediendo.
El filme tampoco resiste muchos cuestionamientos. Tomemos, por ejemplo, el uso de los subtítulos. Cecilia aún no habla italiano, por lo que recurre a monjas bilingües para traducir, y ellas no lo hacen con total precisión o fidelidad. Más tarde, cuando está siendo interrogada por el cardenal (Giorgio Colangeli), nosotros, el público, no tenemos acceso a ningún subtítulo y debemos confiar en el padre Sal (Álvaro Morte) para traducir. ¿Hay que tomarle la palabra cuando todos los demás han demostrado ser poco confiables? Una vez más, ¿por qué no confiar en nosotros para estar en los zapatos de Cecilia en todo momento?
Al guion, escrito por Andrew Lobel y dirigido por Michael Mohan, no parece importarle mucho Cecilia y sus motivaciones, más allá de la historia de su infancia. El principal matiz que obtiene es a través de la actuación de Sweeney, que nos muestra que tiene una chispa y la personalidad para rebelarse. Hay algunas ideas elevadas detrás de “Immaculate” que parecen desatendidas (sobre la autonomía corporal, por ejemplo) y ella tiene varios momentos memorables de estrella de cine, pero uno quisiera más para Sweeney que lo que sea que esto sume. Ella tiene las habilidades (un recordatorio para ver la gran película de Tina Satter “Reality”), sólo necesita el material.
“Immaculate”, un estreno de Neon, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por algunos diálogos, desnudez, imágenes espeluznantes y fuerte contenido violento. Duración: 89 minutos. Dos estrellas de cuatro.