River vence 2-1 a Estudiantes en la agonía, gana su tercera Supercopa argentina
Con un golazo de Rodrigo Aliendro en tiempo añadido, River Plate se alzó el miércoles con la Supercopa argentina al remontar y derrotar 2-1 a Estudiantes de La Plata en Córdoba, un título que fortalece al entrenador Martín Demichelis, quien supo cambiar a tiempo.
El mediocampista Aliendro, ingresado a los 87 minutos, sacó un furibundo derechazo que se metió en el ángulo para volcar a favor una historia que había arrancado torcida para el “Millonario” en el estadio Mario Alberto Kempes.
Un certero cabezazo de Javier Correa, a los tres minutos, puso en ventaja al “Pincha”, conducido desde el banco por Eduardo Domínguez y en la cancha por el exRiver Enzo Pérez.
Cuando el reloj apremiaba, el “Millonario” igualó con un disparo de Pablo Solari –tras una asistencia de Santiago Simón- que se desvió en Zaid Romero, a los 80.
Y se adueñó del título con el notable remate de media distancia de Aliendro en el segundo de los cinco minutos adicionados por el árbitro Yael Falcón Pérez, un golazo que evitó la prórroga y desató la apoteosis entre los integrantes del plantel y el cuerpo técnico de River.
“Fue un momento único, porque justo había entrado… no tenía pase, pateé y gracias a Dios entró. Estoy muy feliz. porque patear no es una de mis características y mi gol sirvió para un campeonato”, declaró Aliendro.
El “Millonario”, campeón de la Liga argentina 2023, sumó su tercera Supercopa y su título número 72 en el historial, quedando a solo dos de su eterno rival Boca Juniors. En tanto, Estudiantes no pudo obtener su primera Supercopa y la decimosexta estrella en general.
Para Demichelis, quien se emocionó y lloró desconsoladamente al final, fue su tercer cetro en un año y tres meses como entrenador de River, que se mantiene invicto esta temporada.
El título supone un fuerte espaldarazo para el entrenador, muy cuestionado por los hinchas por ciertas decisiones y en particular por las desavenencias que tuvo con Enzo Pérez y que derivaron en la partida del club de uno de los “héroes” de la final de la Copa Libertadores 2018 ganada a Boca Juniors en Madrid.
Antes del cotejo, Pérez -quien a principios de año retornó a Estudiantes, con el que fue campeón de América en 2009- se acercó al banco para saludar a los integrantes del cuerpo técnico y a sus excompañeros. A todos les dio un abrazo, salvo a Demichelis, a quien simplemente le extendió su mano.
“Micho” sorprendió a propios y extraños con el planteo inicial. Puso un único volante de marca, Matías Kranevitter, con pocos minutos esta temporada, y apostó por tres delanteros, después de haber jugado con uno solo o a lo sumo con dos a lo largo de esta temporada.
Una formación que a primera vista parecía poco equilibrada y que además postergaba al banco a las dos joyas de la cantera, Claudio Echeverri y Franco Mastantuono.
Estudiantes golpeó enseguida gracias a un centro del colombiano Edwin Cetré que Correa cabeceó de pique al suelo, vulnerando a Franco Armani.
El “Millonario” fue en busca del empate con mucha gente y tuvo sus chances para igualar, bien neutralizadas por el arquero Matías Mansilla.
El “Pincha” se paró más atrás, consciente de que cuando capturara el balón debía atacar en cuestión de segundos para tratar de herir a un rival desarmado. Así, dispuso también de un par de ocasiones claras para aumentar. Pero sobre todas las cosas, controló el partido.
A la vuelta del entretiempo la gran incógnita pasaba por saber si Demichelis patearía el tablero con un par de cambios. Solo dispuso el ingreso del lateral-volante Santiago Simón. Y la modificación le dio sus frutos, al igual que las realizadas más tarde.
Lo mejor de River se vio en el complemento. Y Estudiantes mermó su rendimiento. Como la chapa del marcador se mantenía, los hinchas “millonarios” en las gradas comenzaron a cantar “poné a los pibes (los chicos)…”, una frase coronada con un insulto. Inmediatamente, Demichelis llamó a Echeverri, quien entró bien.
Domínguez también movió el banco, sacó a los más veteranos -José Sosa, Pérez y Correa-, en busca de piernas frescas. Pero en poco más de diez minutos, la jerarquía de River se impuso, dando vuelta la historia.
Y Demichelis empezó, quizás, a transitar el camino de la reconciliación con los hinchas.