Análisis: Primer ataque mortal de los hutíes de Yemen aumenta el riesgo de sacudir a Oriente Medio
DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — El primer ataque mortal contra una embarcación, cometido por los rebeldes hutíes de Yemen, amenaza con obstaculizar aún más una arteria marítima crucial para el comercio mundial y acarrea riesgos más allá del ámbito marítimo.
La Casa Blanca ha advertido que habrá una respuesta al ataque del miércoles contra el buque granelero True Confidence, propiedad de Liberia y con bandera de Barbados, ocurrido en el golfo de Adén. Aún no se sabe cómo será esa respuesta, pero Estados Unidos ya ha lanzado una ronda tras otra de ataques aéreos contra los hutíes, un grupo rebelde que controla la capital de Yemen desde 2014, y es probable que se produzcan más en el futuro.
Sin embargo, se cierne un impacto económico, humanitario y político más amplio debido al ataque. También enfatiza aún más la prolongada guerra en Yemen, actualmente eclipsada por la desgastante guerra de Israel contra Hamás en la Franja de Gaza, que podría prolongarse hasta el mes sagrado musulmán del Ramadán, con el riesgo de aumentar la ira en la región.
Desde el inicio, los hutíes han definido sus ataques como una forma de presionar a Israel para que detenga la guerra, en la que han muerto más de 30.700 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza. La guerra comenzó el 7 de octubre con la incursión de Hamás en Israel que dejó cerca de 1.200 muertos y unos 250 cautivos.
Sin embargo, cuando los exportadores comenzaron a evitar el golfo de Adén y el mar Rojo, los rebeldes empezaron a atacar embarcaciones con poca o ninguna relación con Israel o con la guerra. Mientras tanto, buques de guerra estadounidenses y de la coalición han derribado todos los proyectiles hutíes lanzados contra ellos. Esto ha hecho que los rebeldes ataquen barcos comerciales cuya única protección son sus guardias armados, cercas de alambre de púas y cañones hidrantes, suficientes para disuadir a los piratas, pero no a un misil balístico.
El ataque del miércoles subraya el peligro para quienes no participan en la guerra. El misil hutí con el que atacaron al True Confidence mató a dos filipinos y a un vietnamita.
“Exigimos que las partes involucradas detengan inmediatamente los ataques armados para la seguridad y la libertad de la navegación en las rutas marítimas internacionales de acuerdo con el derecho internacional”, dijo el jueves la vocera del Ministerio de Exteriores vietnamita Pham Thu Hang.
Los hutíes, respaldados por Irán, no han reconocido esas muertes y buscan distanciarse de cualesquier consecuencias de sus actos.
“Hacemos responsable a Estados Unidos por las repercusiones de todo lo que ocurre”, escribió el jueves en línea el vocero de los hutíes Mohammed Abdulsalam.
Otro barco se hundió el pasado fin de semana tras ser abandonado después de un ataque hutí.
Los hutíes ya han atacado al menos un barco que transportaba ayuda al territorio que controlan. El buque granelero Sea Champion, con bandera griega y de propiedad estadounidense, cargado con granos argentinos, se dirigía a Adén y luego a la ciudad de Hodeida, controlada por los rebeldes, cuando fue atacado en febrero. Así como el hambre acecha a la Franja de Gaza en la guerra de Israel, también se apodera de Yemen, el país más pobre del mundo árabe.
“Es probable que la escalada de la crisis en el mar Rojo empeore la situación de inseguridad alimentaria en Yemen en 2024, exacerbando una crisis humanitaria que ya es bastante grave”, advirtió la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
También hay conflictos en el este de África. El Programa Mundial de Alimentos emitió una advertencia el martes respecto a sus operaciones en Somalia, diciendo que la crisis de las embarcaciones dificulta su capacidad de “mantener su flujo regular de ayuda humanitaria”. En Sudán, un país destrozado por la guerra, el Comité Internacional de Rescate dice que ha suspendido sus operaciones hacia Puerto Sudán por el aumento en los costos y otras preocupaciones derivadas de los ataques hutíes.
Además está la presión económica. Aunque Israel ha dicho que su economía no ha sido afectada hasta ahora, no puede decirse lo mismo del vecino Egipto. El tráfico en el canal de Suez, que une al mar Rojo con el Mediterráneo hacia Europa, ha disminuido casi la mitad, según cifras de la ONU.
Esas tarifas a las embarcaciones proporcionan ganancias cruciales al gobierno egipcio, que ha permitido que la libra egipcia se devalué rápidamente al tiempo que alcanzó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para aumentar su préstamo de rescate de 3.000 millones de dólares a 8.000 millones. Una mayor agitación económica podría desatar el descontento en Egipto, a menos de 15 años de la Primavera Árabe de 2011.
Desde el inicio de su campaña de ataques aéreos en enero, el ejército estadounidense afirma que ha destruido más de 100 misiles hutíes, de acuerdo con un análisis de sus declaraciones hecho por The Associated Press. Sin embargo, esto no ha mermado la capacidad de los rebeldes de lanzar ataques.
Esto es algo que aprendió una coalición encabezada por Arabia Saudí que combate a los hutíes tras lanzar su propia campaña contra los rebeldes desde 2015, en apoyo al gobierno del país en el exilio. Hasta ahora, los ataques estadounidenses han sido más precisos, y solo se ha reportado la muerte de un civil en docenas de ataques.
Pero la participación estadounidense ha generado fricciones entre Arabia Saudí y su principal socio, Emiratos Árabes Unidos, particularmente desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo en 2021 y declaró de inmediato que la guerra en Yemen “debía terminar”. Ambos países han evitado activamente participar en la campaña encabezada por Estados Unidos, que ahora tiene como objetivo a los rebeldes. Y Arabia Saudí logró hace un año una distensión con Irán que esperaba que pudiera llevar a un acuerdo de paz, el cual aún no se ha materializado.
Para los hutíes, la lucha contra Israel y Estados Unidos podría ser todo lo que deseaban. Su grupo chií zaydí encabezó un reino de 1.000 años en Yemen hasta 1962. Desde hace mucho tiempo, su lema ha sido: “Dios es el más grande; muerte a Estados Unidos; muerte a Israel; malditos sean los judíos; victoria para el islam”.
Combatir a dos de sus archienemigos permite que los rebeldes refuercen su apoyo en Yemen, así como adquirir reconocimiento internacional en un mundo árabe indignado por el asesinato de palestinos en la campaña de Israel en la Franja de Gaza. Si la lucha se prolonga hasta el Ramadán, un tiempo para la paz y la reflexión en el islam, ello podría inspirar una propagación aún mayor de la violencia miliciana.
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Nota del editor — Jon Gambrell, director de información para el Golfo de Irán de The Associated Press, ha informado desde cada uno de los países del Consejo de Cooperación del Golfo, Irán, Yemen y otros sitios en Oriente Medio y de todo el mundo desde que ingresó a la AP en 2006.