Charlotte, una raya sin compañero varón, está embarazada en su acuario
Charlotte, una raya de color pardo y del tamaño de una bandeja de servir, ha pasado buena parte de su vida nadando en los confines de un acuario en un establecimiento en los montes Apalaches de Carolina del Norte.
Está a 3.700 kilómetros (2.300 millas) de su hábitat natural bajo las olas del sur de California. Y no ha compartido su tanque de agua con un macho de su especie en al menos ocho años.
Sin embargo, la naturaleza encontró un camino, señaló la propietaria del acuario: la raya está embarazada con hasta cuatro crías y podría dar a luz en las próximas dos semanas.
“Aquí está nuestra chica diciendo, 'Hey, feliz Día de San Valentín! ¡Tengamos unas crías!”, dijo Brenda Ramer, directora ejecutiva del Aquarium and Shark Lab en la calle principal de Hendersonville.
Una experta en rayas dijo que es imposible que Charlotte se haya apareado con alguno de los cinco pequeños tiburones que comparten su acuario, pese a los reportes que sugirieron que ése era el caso después de que Ramer bromeara sobre un posible cruce interespecie.
El pequeño acuario está gestionado por la organización educativa sin fines de lucro de Ramer, Team ECCO, que anima a escolares locales y otras personas a interesarse por la ciencia.
Su lección principal ahora trata sobre el proceso de la partenogénesis, una clase de reproducción asexual en la que se desarrollan crías a partir de óvulos no fertilizados, de modo que no hay una contribución genética de un macho.
Este inusual fenómeno puede darse en algunos insectos, peces, anfibios, aves y reptiles, pero no en mamíferos. Hay ejemplos documentados en cóndores de California, dragones de Komodo y serpientes de agua de vientre plano.
Kady Lyons, científica investigadora del Acuario de Georgia en Atlanta y que no tiene relación con el acuario en Carolina del Norte, señaló que el embarazo de Charlotte es el único ejemplo documentado que conoce para esa especie, la raya redonda.
Pero Lyons no está muy sorprendida. Otras especies de tiburones y rayas, animales que suelen agruparse, han tenido esa clase de embarazos en cautividad.
“No me sorprende porque la naturaleza encuentra formas de que esto ocurra”, señaló.
Lyons aclaró que estos animales no se están clonando a sí mismos. En lugar de eso, un óvulo femenino se fusiona con otra célula, lo que desencadena una división de células y lleva a la creación de un embrión.
La célula que se fusiona con el óvulo se conoce como corpúsculo polar. Se produce cuando una hembra está creando un óvulo, pero normalmente no se utiliza.
“No sabemos por qué ocurre”, dijo Lyons. “Sólo que es una especie de fenómeno bastante interesante que parecen poder hacer”.
Ramer dijo que ella y otros miembros de la organización sin fines de lucro pensaron en un principio que Charlotte tenía un tumor cuando vieron un bulto en su lomo que se estaba “hinchando como una galleta”. Pero una prueba de ultrasonido reveló su embarazo.
“Todos pensamos (...) ‘No puede ser’”, dijo Ramer. “Creímos que la estábamos sobrealimentando. Pero la estábamos sobrealimentando porque tiene cuatro bocas más que alimentar”.
Charlotte vive ahora en un tanque de unos 8.300 litros (2.200 galones) de agua, casi del tamaño de un contenedor de obra. Ramer dijo que esperaban conseguir uno casi del doble de ese tamaño para alojar a sus crías. También quieren instalar cámaras que transmitan en vivo para que la gente pueda verlas.
“Es muy raro que ocurra”, dijo Ramer. “Pero está ocurriendo en medio de la Cordillera Azul en una zona rural de Carolina del Norte, a cientos de millas del océano”.
En cuanto a la sugerencia de que Charlotte podría haber quedado embarazada de un tiburón, Lyons dijo que era imposible. Además de tener distintos tamaños, los animales no encajarían a nivel anatómico. Tampoco lo haría su ADN.
“Debemos dejar claro que no están pasando cosas raras entre rayas y tiburones”, dijo Lyons, que se especializó en esas especies.
Las rayas redondas como Charlotte son abundantes en las costas del Pacífico en el sur de California y México, y a menudo descansan en el fondo arenoso del océano cerca de la costa.
En libertad suelen tener el tamaño de un plato y su nombre procede de su forma circular. Pueden tener diferentes tonos de marrón. Comen pequeños gusanos, cangrejos y moluscos, y son presa de algunas variedades de tiburón, focas y lubinas gigantes.
Son conocidos por los humanos por su dolorosa picadura, a menudo resultado de que los bañistas la pisan. Los socorristas en el sur de California instan a la gente a caminar arrastrando los pies por el fondo, en gran parte debido a las rayas redondas.
A Lyons le parece una especie fascinante. Por ejemplo, los embriones en el cuerpo de su madre están recubiertos de leche uterina que proporciona nutrientes para ayudarles a desarrollarse.
“Me encanta que la raya redonda reciba la atención mediática que merece”, dijo la experta. “No es necesariamente tan emocionante como un tiburón blanco, pero hacen muchas cosas interesantes”.