Ucrania necesita más soldados para luchar contra Rusia. Curtidos profesionales colombianos ayudan
KIEV, Ucrania (AP) — El melodioso español colombiano resuena en un hospital que atiende a soldados heridos en los combates contra las fuerzas rusas en el este de Ucrania.
Las filas ucranianas están mermadas tras dos años de guerra. Mientras enfrenta a la maquinaria de guerra rusa, Ucrania está recibiendo de buen grado a combatientes curtidos en uno de los conflictos más prolongados del mundo.
Soldados profesionales de Colombia refuerzan las filas de voluntarios de todo el planeta que han respondido al llamado del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy para que combatientes extranjeros se unan a la guerra que libran su nación y Rusia.
Un hombre de 32 años de la ciudad de Medellín intentaba salvar a un colega herido en tres días de intensos combates contra las fuerzas rusas. Drones rusos atacaron al grupo y la metralla de una granada arrojada por uno de ellos le perforó la mandíbula.
“En ese momento que me hirieron, el compañero que iba al lado mío creyó que me habían matado a mí también”, dijo el hombre, cuyo sobrenombre de batalla es Checho. Los combatientes insistieron en ser identificados sólo por sus sobrenombres porque temen por su seguridad y la de sus familias.
“Nos levantamos y nos devolvimos corriendo para poder salvaguardar nuestras vidas", declaró Checho. “Cuando nos atacaron no teníamos dónde meternos”.
El ejército de Colombia ha luchado contra los cárteles del narcotráfico y los grupos rebeldes durante décadas, por lo que sus soldados son algunos de los más experimentados del mundo.
Con 250.000 efectivos, Colombia tiene el segundo ejército más grande de Latinoamérica, después del de Brasil. Más de 10.000 pasan a retiro cada año. Y cientos se dirigen a luchar en Ucrania, donde muchos ganan cuatro veces o incluso más que los suboficiales veteranos en Colombia.
Según Andrés Macías, de la Universidad Externado de Bogotá, Colombia tiene un ejército grande, con personal altamente capacitado, pero la paga no es muy buena en comparación con otros ejércitos. Macías estudia el trabajo de los colombianos para contratistas militares en todo el mundo.
Los soldados colombianos retirados comenzaron a viajar al extranjero en los primeros años de la década de 2000 con el fin de trabajar para contratistas militares estadounidenses que protegían infraestructura, incluidos pozos petroleros en Irak. Efectivos retirados del ejército colombiano también han sido contratados como entrenadores en los Emiratos Árabes Unidos, y se han unido a la batalla en Yemen contra los rebeldes hutíes respaldados por Irán.
El papel de Colombia como sitio de reclutamiento para la industria de la seguridad global también tiene rincones más turbios y mercenarios: dos colombianos murieron y 18 fueron arrestados tras ser acusados de participar en el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse.
En el hospital militar que suele atender a soldados ucranianos heridos, un grupo de unos 50 combatientes colombianos pasa la mayor parte del tiempo mirando las pantallas de sus teléfonos: llaman a casa, navegan en internet y escuchan música entre comidas y tratamientos médicos, la mayoría por heridas leves.
En un momento en que los combates con Rusia se encuentran en un impasse, Ucrania está ampliando su sistema para permitir que personas de todo el mundo se unan al ejército ucraniano, dijo Oleksandr Shahuri, funcionario del Departamento de Coordinación de Extranjeros en las Fuerzas Armadas de Ucrania.
En 2022, las autoridades dijeron que 20.000 personas de 52 países estaban en Ucrania. Ahora, manteniendo el secretismo que rodea a cualquier cifra militar, las autoridades no dicen cuántos hay en el campo de batalla, pero sí dicen que el perfil de los combatientes ha cambiado.
Las primeras oleadas de voluntarios procedían en su mayoría de países de habla inglesa o que formaron parte de la antigua Unión Soviética. Hablar ruso o inglés les facilitó integrarse a las fuerzas armadas de Ucrania, explicó Shahuri.
El año pasado, el ejército desarrolló una infraestructura de reclutadores, instructores y oficiales operativos subalternos de habla hispana, añadió.
Héctor Bernal, un ex médico de combate retirado que dirige un centro de medicina táctica en las afueras de Bogotá, dice que en los últimos ocho meses ha entrenado a más de 20 colombianos que posteriormente fueron a combatir en Ucrania.
“Son como los migrantes latinos que se van a Estados Unidos a buscar un mejor futuro”, dijo. “No es que sean voluntarios, no es que vayan a defender otra bandera; simplemente, la motivacion es económica”.
Mientras los generales en Colombia ganan unos 6.000 dólares al mes en salarios y bonificaciones, lo mismo que un ministro del gobierno, los soldados rasos deben arreglárselas con un ingreso mucho más modesto.
Los cabos en Colombia reciben un salario básico de alrededor de 400 dólares al mes, mientras que los sargentos de instrucción experimentados pueden ganar hasta 900 dólares. El salario mínimo mensual en Colombia es actualmente de 330 dólares.
En Ucrania, cualquier miembro de las fuerzas armadas, independientemente de su ciudadanía, gana un salario mensual de hasta 3.300 dólares, según su rango y tipo de servicio. También tienen derecho a recibir hasta 28.660 dólares si resultan heridos, dependiendo de la gravedad de sus lesiones. Si mueren en combate, sus familias reciben una compensación de 400.000 dólares.
Checho dice que sus principios lo impulsaron a viajar a Kiev en septiembre pasado. Calcula que tan sólo en su unidad había unos 100 combatientes más de Colombia que habían realizado el mismo viaje.
“Sé que no somos muchos, pero tratamos de dar lo máximo que tenemos nosotros para que esto pueda suceder y que el cambio sea lo más pronto posible”, manifestó.
En Colombia, la noticia sobre el reclutamiento para el ejército ucraniano se difunde principalmente a través de redes sociales. Algunos de los voluntarios que ya luchan en Ucrania comparten información sobre el proceso de reclutamiento en plataformas como TikTok o WhatsApp.
Pero cuando algo sale mal, a los familiares les resulta difícil obtener información sobre sus seres queridos.
Diego Espitia perdió contacto con su primo Óscar Triana luego de que Triana se enroló en el ejército ucraniano en agosto de 2023. Seis semanas después, el soldado retirado de Bogotá dejó de publicar actualizaciones en redes sociales.
Como no hay embajada de Ucrania en Bogotá, la familia de Triana buscó información en la embajada de Ucrania en Perú y en el consulado de Colombia en Polonia, el último país por el que Triana pasó en su camino hacia Ucrania. Ninguno respondió.
“Lo que exigimos es que nos ayuden, nos colaboren, nos den comunicación, que nos respondan los correos. Queremos saber de él y su situación actual. Ese es el llamado a todas las instituciones”.
The Associated Press localizó a un combatiente colombiano que usa el sobrenombre “Oso Polar” y dice que fue la última persona que vio a Triana con vida el 8 de octubre de 2023. Reportó que la unidad de Triana fue emboscada por fuerzas rusas en la región de Járkiv, después de lo cual se desconoce el paradero de él.
La unidad militar ucraniana donde Triana prestaba servicio confirmó a la AP que Triana está oficialmente desaparecido, pero no reveló ningún detalle sobre las circunstancias en las que eso ocurrió.
Espitia, su primo, dice que no está seguro de qué motivó a Triana a luchar en Ucrania. Pero el hombre de 43 años había estado en el ejército colombiano durante más de 20 años. “Haber salido del ejército para él fue como una ruptura mental… y él quería continuar ejerciendo su profesión”, señaló Espitia.
“Pienso que pudo haber influido mucho el tema de la adrenalina, aparte del dinero. Es difícil saber. Él no fue muy abierto en eso, no me compartió la información”, agregó.
Después de casi tres semanas en el hospital, Checho ha regresado al frente de Ucrania. También lo han hecho más de 50 combatientes colombianos que fueron atendidos en el mismo centro.
“En este momento la situación en el frente está fuerte", dijo Checho a la AP. “Siguen los bombardeos… pero nada, hay que continuar dándole duro a esto, hay que luchar por lo que vinimos a luchar”.
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Rueda informó desde Bogotá. Efrem Lukatsky y Susie Blann, en Kiev, contribuyeron a este artículo.