Israel y Líbano se preparan para una guerra que nadie quiere, pero que muchos consideran inevitable
BEIRUT (AP) —
La perspectiva de una guerra en gran escala entre Israel y la milicia libanesa Hezbollah aterra a la gente en ambos lados de la frontera, pero algunos la ven como una consecuencia inevitable de la guerra en curso de Israel contra Hamás en Gaza.
Una guerra así podría ser la más destructiva que cualquiera de las partes haya experimentado jamás.
Israel y Hezbollah tienen lecciones de su última guerra, en 2006, un conflicto de un mes que terminó en empate. También han tenido cuatro meses para prepararse para otra guerra, incluso mientras Estados Unidos intenta evitar que el conflicto se extienda.
Aquí presentamos un vistazo a los preparativos de cada bando, cómo podría desarrollarse la guerra y qué se hace para evitarla.
La guerra de 2006, seis años después de que las fuerzas israelíes se retiraran del sur del Líbano, estalló después de que Hezbollah capturara a dos soldados israelíes y matara a varios más en una incursión transfronteriza.
Israel lanzó una ofensiva aérea y terrestre en gran escala e impuso un bloqueo con el objetivo de liberar a los rehenes y destruir las capacidades militares de Hezbollah, una misión que finalmente fracasó.
Los bombardeos israelíes arrasaron amplias zonas del sur de Líbano y de los suburbios del sur de Beirut. Hezbollah disparó miles de cohetes no dirigidos contra comunidades del norte de Israel.
El conflicto mató a unos 1.200 libaneses, en su mayoría civiles, y 160 israelíes, en su mayoría soldados.
Una resolución de Naciones Unidas que puso fin a la guerra exigió la retirada de las fuerzas israelíes de Líbano y una zona desmilitarizada en el lado libanés de la frontera.
A pesar del despliegue de fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU, Hezbollah aún opera en el área fronteriza, mientras que Líbano dice que Israel viola regularmente su espacio aéreo y todavía ocupa zonas de tierra libanesa.
Una guerra entre Israel y Hezbollah “sería un desastre total”, advirtió el mes pasado Antonio Guterres, secretario general de la ONU, en medio de una ola de gestiones diplomáticas por parte de Estados Unidos y Europa.
Hezbollah, que es respaldado por Irán, pareció tomado por sorpresa por el ataque de su aliado regional Hamás del 7 de octubre contra Israel. Desde entonces, Hezbollah e Israel han intercambiado ataques transfronterizos diarios que se han intensificado gradualmente. Israel también ha llevado a cabo asesinatos selectivos de figuras de Hezbollah y Hamás en Líbano.
Más de 200 personas, en su mayoría combatientes de Hezbollah —pero también más de 20 civiles—, han muerto del lado del Líbano, y 18 del lado de Israel.
Decenas de miles han sido desplazados en ambos lados. No hay perspectivas inmediatas para su regreso.
Los líderes políticos y militares israelíes han advertido a Hezbollah que la guerra es cada vez más probable a menos que los milicianos se retiren de la frontera.
Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, no ha amenazado con iniciar una guerra, pero advirtió sobre una lucha “sin límites” si Israel lo hace. Hezbollah dice que no aceptará un alto al fuego en la frontera entre Israel y Líbano antes de que haya uno en Gaza, y ha rechazado una propuesta de Estados Unidos de retirar sus fuerzas a varios kilómetros (millas) de la frontera, según funcionarios libaneses.
A pesar de la retórica, ninguna de las partes parece querer la guerra, dijo Andrea Tenenti, el portavoz de la misión de paz de la ONU en el sur del Líbano. Sin embargo, “un error de cálculo podría desencadenar un conflicto más amplio que sería muy difícil de controlar”, agregó.
Tanto Hezbollah como el ejército israelí han ampliado sus capacidades desde 2006, no obstante lo cual, ambos países son también más frágiles.
En Líbano, cuatro años de crisis económica han paralizado las instituciones públicas, incluidos el ejército y la red eléctrica, y erosionado su sistema de salud. El país alberga a más de 1 millón de refugiados sirios.
Líbano adoptó un plan de emergencia para un escenario de guerra a finales de octubre. Proyectó el desplazamiento forzado de 1 millón de libaneses durante 45 días.
Unos 87.000 libaneses han sido desplazados de la zona fronteriza. Aunque el gobierno confía en que organizaciones internacionales financien la respuesta, muchos grupos que trabajan en el Líbano no pueden mantener los programas existentes.
La Agencia de la ONU para los Refugiados ha proporcionado suministros a refugios colectivos y ha entregado dinero en efectivo de emergencia a unas 400 familias en el sur del Líbano, dijo la portavoz Lisa Abou Khaled. La agencia no tiene fondos para apoyar a un gran número de desplazados en el caso de una guerra, añadió.
El grupo humanitario Médicos Sin Fronteras reportó que ha almacenado unas 10 toneladas de suministros médicos y combustible de respaldo para los generadores de los hospitales en las zonas con mayor probabilidad de verse afectadas por un conflicto más amplio, en previsión de un bloqueo.
Israel ya siente la tensión económica y social por la guerra en Gaza, que se calcula que cueste más de 50.000 millones de dólares, o alrededor del 10% de la actividad económica nacional hasta finales de 2024, según el Banco de Israel. Los costos aumentarían drásticamente si hubiera además una guerra con Líbano.
“Nadie quiere esta guerra ni se la desea a nadie”, dijo Tal Beeri, del Centro de Investigación y Educación Alma, un grupo de expertos enfocado en la seguridad del norte de Israel. Pero agregó que cree que un conflicto armado entre Israel y Hezbollah es inevitable porque las soluciones diplomáticas parecen poco probables y solo permitirían que aumenten las amenazas estratégicas de Hezbollah.
Israel ha evacuado a 60.000 residentes de las ciudades más cercanas a la frontera, donde no hay tiempo de advertencia por un lanzamiento de cohetes debido a la proximidad de los escuadrones de Hezbollah.
En una guerra, no tendría sentido realizar evacuaciones adicionales ya que los cohetes y misiles de la milicia pueden alcanzar todo Israel.
Después del ataque del 7 de octubre, la guerra en Gaza contó con un amplio apoyo interno, incluso si hay ahora un debate creciente sobre su dirección. Alrededor de la mitad de los israelíes apoyaría una guerra contra Hezbollah como último recurso para restaurar la seguridad fronteriza, según una encuesta reciente realizada por el grupo de expertos Instituto de Democracia de Israel.
En Líbano, algunos han criticado a Hezbollah por exponer al país a una nueva guerra potencialmente devastadora. Otros apoyan la entrada limitada del grupo en el conflicto y creen que el arsenal de Hezbollah disuadirá a Israel de una escalada.
Una guerra en gran escala probablemente se extendería a múltiples frentes, lo que intensificaría la participación de representantes iraníes en Siria, Irak y Yemen, y tal vez arrastraría incluso a Irán.
También podría arrastrar a Estados Unidos —el aliado más estrecho de Israel— a una participación más profunda en el conflicto. Estados Unidos ya ha enviado buques de guerra adicionales a la región.
Hezbollah tiene entre 150.000 y 200.000 cohetes y misiles de diversos alcances, dijo Orna Mizrahi, del grupo de expertos Instituto para Estudios de Seguridad Nacional israelí. Este arsenal es al menos cinco veces mayor que el de Hamás y mucho más preciso, añadió.
Los proyectiles guiados de la milicia podrían alcanzar instalaciones de agua, electricidad o comunicaciones, así como zonas residenciales densamente pobladas.
En Líbano, los ataques aéreos probablemente causarían estragos en la infraestructura y potencialmente matarían a miles de personas. Netanyahu ha amenazado con “convertir a Beirut en Gaza”, donde la incursión aérea y terrestre de Israel ha causado una destrucción generalizada y ha matado a más de 26.000 personas, según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás.
Israel está mucho más protegido, con varios sistemas de defensa aérea, incluida la Cúpula de Hierro, que intercepta cohetes con una tasa de éxito de aproximadamente el 90%. Pero puede verse abrumada si se lanza una cortina masiva de cohetes.
Alrededor del 40% de la población de Israel vive en casas más nuevas, con habitaciones privadas seguras y fortificadas con protección contra explosiones para resistir ataques con cohetes. Israel también tiene una red de refugios antiaéreos, pero un informe del gobierno de 2020 dice que alrededor de un tercio de los israelíes no tienen un acceso sencillo a ellos.
Líbano no tiene una red similar y los refugios serían de poca utilidad contra las bombas masivas “destructoras de búnkeres” que Israel ha lanzado en Gaza.
Hezbollah tiene defensas aéreas limitadas, mientras que las del ejército libanés son obsoletas e insuficientes debido a déficits presupuestarios, dijo Dina Arakji, de la consultora de riesgos Control Risks, con sede en el Gran Bretaña.
El ejército libanés ha permanecido al margen durante los últimos cuatro meses. En 2006, entró en combate con una capacidad limitada, pero no está claro cómo reaccionaría en caso de una nueva guerra entre Israel y Hezbollah.
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Lidman informó desde Tel Aviv, Israel.