Combates en Gaza dejan a cientos atrapados en un hospital de Jan Yunis
RAFAH, Franja de Gaza (AP) — Las fuerzas israelíes combatían el miércoles contra los insurgentes palestinos cerca del principal hospital de Jan Yunis, la segunda ciudad más grande de Gaza. Los médicos afirman que cientos de pacientes y miles de desplazados no pueden abandonar el recinto debido a los enfrentamientos.
Israel ha ordenado a los residentes que abandonen una zona del centro de Jan Yunis que incluye el Hospital Nasser y otros dos más pequeños, mientras sigue adelante con su ofensiva de tres meses contra Hamás. La oficina humanitaria de Naciones Unidas afirmó que en la zona vivían unos 88.000 palestinos, además de albergar a otros 425.000 desplazados por los combates en otros lugares.
Médicos Sin Fronteras indicó que no todos podían huir. Indicó que su personal estaba atrapado en el Hospital Nasser con alrededor de 850 pacientes y miles de desplazados porque las carreteras adyacentes eran inaccesibles o demasiado peligrosas. El hospital es uno de los dos en el sur del enclave que sigue atendiendo a enfermos en estado crítico, añadió la ONG. El Ministerio de Salud de Gaza, por su parte, indicó que el complejo estaba aislado.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha prometido que continuará con su ofensiva hasta la “victoria absoluta” sobre Hamás, que inició la guerra con su asalto transfronterizo del 7 de octubre en el que murieron alrededor de 1.200 personas —sobre todo civiles— y unas 250 más fueron tomadas como rehenes.
El ejército israelí aseguró que sus fuerzas estaban combatiendo a los insurgentes en Jan Yunis tras rodear a la ciudad en la víspera. La aviación bombardeaba objetivos como parte del operativo y atacó a presuntos milicianos en el centro y el norte de Gaza, dijeron fuentes militares.
La agencia de la ONU para los refugiados palestinos dijo que nueve personas murieron cuando un centro de entrenamiento de Naciones Unidas en Jan Yunis fue impactado por rondas de tanques, de acuerdo con el director de la agencia en Gaza, Thomas White. Es posible que aumente el número de muertos, escribió en la red social X Philippe Lazzarini, quien dirige la agencia conocida como UNRWA.
La agencia indicó que el mismo sitio fue atacado a inicios de semana, dejando seis muertos. El ejército israelí no comentó por el momento. Israel dijo que milicianos de Hamás operan en el área donde hay instalaciones de la ONU, además de otras estructuras civiles.
Miles de personas salieron de Jan Yunis el martes para dirigirse al sur, a la ciudad de Rafah. De acuerdo con la ONU, cerca de 1,5 millones de personas —unos dos tercios de la población total de Gaza— están hacinadas en refugios y asentamientos de tiendas de campaña dentro y en las inmediaciones de Rafah, que está en la frontera con Egipto.
Pero ni allí los palestinos están seguros ya que Israel lleva a cabo ataques regulares dentro y alrededor de la ciudad. Al menos cinco personas murieron cuando un ataque alcanzó una mezquita el miércoles en Rafah, según periodistas de The Associated Press que vieron los cuerpos en un hospital cercano.
Testigos palestinos dijeron que en los últimos días los tanques y los soldados israelíes han entrado en parte de Muwasi, una zona de arena junto a la costa que las autoridades israelíes marcaron como zona segura, donde ahora viven decenas de miles de personas en carpas sin los servicios básicos.
En total, alrededor de 1,7 millones de personas están desplazadas dentro de Gaza, según la agencia de la ONU para los refugiados. La mayoría ha huido del norte, donde la campaña aérea y terrestre israelí redujo vecindarios enteros a escombros, lo que plantea dudas sobre si podrán regresar algún día.
El Ministerio de Salud de Gaza dice que la ofensiva se ha cobrado la vida de al menos 25.490 personas — en su mayoría mujeres y menores— e hirió a otras 63.354 más. Su conteo no distingue las víctimas civiles de los combatientes. Funcionarios de la ONU mostraron su preocupación porque puedan producirse más decesos por enfermedades, mientras al menos un cuarto de la población no tiene qué comer.
Además de derrotar a Hamás, Netanyahu dice que Israel está comprometido también con el regreso de los más de 100 rehenes que siguen en manos del grupo armado. Los demás quedaron libres en un canje por palestinos encarcelados en Israel durante un cese del fuego temporal en noviembre.
Pero muchos israelíes, incluyendo al menos uno de los miembros de su gabinete de guerra, sostienen que esto es imposible sin alcanzar otro pacto con Hamás. El grupo insurgente asegura que no liberará a más cautivos hasta que Israel detenga su ofensiva.
Las familias de los rehenes también reclaman que se llegue a un acuerdo y han protagonizado protestas cada vez más violentas contra los dirigentes del país. El lunes llegaron a interrumpir una reunión de un comité parlamentario. Egipto y Qatar, que ya fungieron como mediadores entre los dos bandos antes, están trabajando en un nuevo acuerdo, pero apuntan que la brecha entre las dos partes sigue siendo grande.
En Israel, las amargas divisiones políticas que quedaron a un lado tras el ataque del 7 de octubre han vuelto a aparecer y Netanyahu se enfrenta a una ira generalizada y a protestas por no haber podido evitar la incursión insurgente y por la situación de los rehenes.
Hamás seguía atacando con contundencia a las fuerzas israelíes, incluso en algunas de las zonas más devastadas, y disparando cohetes hacia Israel. Un ataque perpetrado el lunes cerca de la frontera mató a 21 soldados israelíes, su incidente con más bajas desde el 7 de octubre.
La prensa israelí dijo que el ejército trabaja en el establecimiento de una zona neutral informal de alrededor de un kilómetro (milla) de ancho a lo largo de la frontera para impedir que los insurgentes ataquen las comunidades israelíes próximas a Gaza. Según el ejército, la operación busca dar seguridad a esas comunidades, pero no explicó si pretende habilitar una zona de seguridad oficial.
Estados Unidos, que ha prestado apoyo militar y diplomático clave a su aliado, manifestó que está en contra de cualquier intento israelí de reducir el territorio de Gaza.
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Lidman y Jon Gambrell informaron desde Jerusalén; y Zeke Miller desde Washington.