DeSantis abandona su campaña por la candidatura presidencial republicana y respalda a Trump
MANCHESTER, Nueva Hampshire, EE.UU. (AP) — El gobernador de Florida Ron DeSantis suspendió el domingo su campaña por la candidatura presidencial republicana, poniendo fin a su intento por llegar a la Casa Blanca en vísperas de las primarias de Nueva Hampshire y a la vez respaldando a su acérrimo rival Donald Trump.
La decisión deja a Trump y a la exembajadora ante la ONU Nikki Haley como los últimos dos candidatos de relevancia en la contienda de cara a las primarias del martes en Nueva Hampshire. Este es el escenario que los rivales de Trump dentro del Partido Republicano deseaban desde hace tiempo que se concretara, y que eleva lo que está en juego en la contienda de esta semana como la última oportunidad del partido para frenar al expresidente que ha dominado las campañas hasta ahora.
Pero mientras algunos críticos de Trump aplaudieron la decisión, DeSantis se inclinó ante el dominio de Trump en las primarias —y atacó a Haley— en un video publicado en redes sociales en el que anunció su salida de la contienda.
“Me queda claro que una mayoría de los votantes de las primarias republicanas quieren darle otra oportunidad a Donald Trump", señaló mientras veía directamente a la cámara, con un tono animado, pero con sonrisas forzadas.
Continuó: "Firmé un compromiso para respaldar al nominado republicano y lo cumpliré. Él tiene mi apoyo porque no podemos volver a la vieja guardia republicana de antaño, una forma reempaquetada de corporativismo recalentado que Nikki Haley representa”.
Haley respondió durante un evento de campaña en Seabrook, Nueva Hampshire, poco después del anuncio de DeSantis.
“Él libró una gran contienda, ha sido un buen gobernador y le deseamos que le vaya bien”, dijo ante una sala repleta de simpatizantes y reporteros. “Habiendo dicho eso, ahora sólo quedan un tipo y una dama”.
La decisión de DeSantis, si bien no es del todo sorprendente al tomar en cuenta su derrota por 30 puntos porcentuales de diferencia la semana pasada en Iowa, significa el fin de un declive extraordinario para un gobernador de renombre del que alguna vez se pensó que sería una amenaza genuina a la supremacía de Trump en el Partido Republicano.
DeSantis entró a la contienda presidencial rumbo a 2024 con grandes ventajas en su intento por desafiar a Trump, y las encuestas iniciales dejaban entrever que estaba en buena posición para hacerlo. Él y sus aliados amasaron una fortuna política de más de 130 millones de dólares, y alardeó de haber logrado avances legislativos significativos en temas importantes para muchos conservadores, como la prohibición del aborto y las restricciones a la enseñanza sobre género y raza en las escuelas.
Tales ventajas no sobrevivieron a la realidad de la política en la contienda por la presidencia en 2024. Desde un destacado anuncio inicial de campaña, que se vio afectado por problemas técnicos, a constantes cambios en su equipo y su estrategia de campaña, DeSantis pasó apuros para consolidar una posición sólida en las primarias. Perdió los caucus de Iowa —que se había comprometido a ganar— por una diferencia de 30 puntos porcentuales ante Trump.
Aliados de DeSantis señalaron que poco después de la debacle en Iowa se iniciaron conversaciones privadas para decidir cómo abandonar la contienda con dignidad.
El gobernador de Florida notificó su decisión a donantes y simpatizantes a través de una serie de llamadas telefónicas y mensajes de texto que les hicieron altos funcionarios de campaña el domingo en la tarde, según dos personas que recibieron esas comunicaciones y que hablaron a condición de guardar el anonimato a fin de revelar las conversaciones privadas.
Para entonces, DeSantis había regresado a Florida después de un fin de semana agitado que incluyó escalas en Nueva Hampshire y luego en Carolina del Sur, de cara a otra visita programada a Nueva Hampshire el domingo por la noche que a la larga fue cancelada. Horas antes, la campaña también canceló una serie de presentaciones en la televisión nacional, atribuyéndolas a una falla en las comunicaciones con el comité de acción política de DeSantis.
DeSantis estaba agotado físicamente después de pasar semanas en campaña con poco o nulo tiempo libre, incluso mientras recorría las gélidas Iowa y Nueva Hampshire, a menudo sin un abrigo invernal.
Finalmente decidió que necesitaba respaldar a Trump dada su popularidad dentro del partido, a pesar de las arraigadas diferencias personales entre ellos.
“Si bien he tenido desacuerdos con Donald Trump, como con respecto a la pandemia de coronavirus y al hecho de que haya nombrado a Anthony Fauci (ex asesor médico presidencial), Trump es mejor que el mandatario actual, Joe Biden. Eso está claro”, dijo DeSantis, quien se encuentra en su segundo y último mandato como gobernador de Florida, el cual concluye en enero de 2027.
El hecho de que lo haya respaldado fue un sorpresivo momento de humillación para DeSantis, de quien Trump se ha burlado despiadada e incesantemente en términos muy personales durante buena parte de un año.
En lo que respecta a Trump, en cuyo equipo están muchos excolaboradores de DeSantis, a menudo los ataques se han sentido más como una especie de recreación que una estrategia política. Trump y sus asesores han calificado al gobernador de desleal por postularse en primera instancia, se han burlado de sus hábitos alimenticios y su personalidad, y le han acusado de usar tacones altos para verse más alto.
El equipo de DeSantis se sumó a Trump en sus ataques a Haley mientras la noticia de su salida se extendía por el escenario político. Algunos dudan de que Haley —de quien muchos piensan está dividiendo los votos republicanos y evadiendo un enfrentamiento directo con Trump— se beneficie de la decisión de DeSantis.
“Ella no será la nominada”, dijo Chip Roy, representante republicano y partidario de DeSantis, en declaraciones a The Associated Press. “Ella no será la presidenta de Estados Unidos”.
Trump ya había empezado a enfocarse más en Haley en las últimas semanas, pero minutos después del anuncio de DeSantis, la campaña del expresidente difundió un nuevo memo en el que subraya la presión que enfrenta Haley para ganar en Nueva Hampshire.
“Ahora que estamos a tan sólo 48 horas de las primarias, el tono ha cambiado significativamente. Nosotros lo vemos, ustedes lo ven, pero no se equivoquen, si Nikki Haley pierde en Nueva Hampshire, sólo hay dos opciones”, dijeron los asesores Chris LaCivita y Susie Wiles.
“Opción A: Nikki Haley se retira, brinda su apoyo al presidente Trump y se compromete a vencer a Joe Biden”, escribieron. “Opción B: Nikki Haley se prepara para ser absolutamente demolida y humillada en su estado natal de Carolina del Sur”, donde las votaciones están programadas para el 24 de febrero.
“Ahora, un consejo importante”, continuaron. “Elijan sabiamente”.
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Los periodistas de The Associated Press Lisa Mascaro, en Washington; Thomas Beaumont, en Des Moines, Iowa; y Michelle L. Price, en Manchester, Nueva Hampshire, contribuyeron a este despacho.