Aduanas belgas incautan cifra récord de cocaína ante aumento de violencia por narcotráfico en la UE
BRUSELAS (AP) — Funcionarios de aduanas incautaron 116 toneladas de cocaína en el puerto de Amberes a lo largo de 2023, una cifra récord por segundo año consecutivo, dijeron el miércoles las autoridades de Bélgica.
La demanda de cocaína aumenta rápidamente en toda la Unión Europea y los gobiernos culpan al narcotráfico de los brotes de violencia en grandes ciudades portuarias como Amberes, Rotterdam en Holanda o Marsella en Francia.
El puerto de Amberes se ha convertido en la principal vía de entrada de la cocaína de los cárteles latinoamericanos al continente.
Otras cinco toneladas de cocaína se incautaron el año pasado en el puerto de Zeebrugge, que forma parte del entramado portuario de Amberes-Brujas, afirmó el ministro de Finanzas, Vincent Van Peteghem.
“Miles de empleados, repartidos por todo el país, dieron lo mejor de sí mismos en circunstancias nuevamente extraordinarias el año pasado", añadió.
El día anterior al anuncio, detuvieron a 22 personas, entre las que había tres agentes de policía, durante una gran operación antidroga contra sospechosos de traficar con cocaína a través de Amberes.
La cantidad de cocaína incautada en el segundo mayor puerto marítimo del continente aumentó desde las 110 toneladas de 2022, indicaron las autoridades belgas, que añadieron que Colombia, Ecuador y Panamá seguían siendo los principales países de origen.
En Europa se incautan cantidades récord de cocaína, con 303 toneladas interceptadas en los países del bloque durante 2021, el último año del que se tienen datos. De acuerdo con un reporte de la agencia comunitaria antidroga y antiadicciones, el 75% de la sustancia se detectó en Bélgica, Holanda y España.
El gobierno holandés anunció que las autoridades aduaneras incautaron casi 60 toneladas de cocaína en 2023, un “aumento significativo” con respecto a las 51 toneladas incautadas el año anterior. Las drogas fueron halladas en el gran puerto de Rotterdam y también en puertos menores como Vlissingen y en varios aeropuertos.
La secretaria de Estado, Aukje de Vries, a cargo de la aduana, dijo que la lucha contra el contrabando de cocaína “sigue requiriendo atención constante e inversión”.
En Bélgica, las autoridades dicen que el narcotráfico está penetrando rápidamente a medida que organizaciones criminales extranjeras echan profundas raíces en el país, trayendo consigo sus operaciones violentas y despiadadas.
En los últimos cuatro años se han registrado en Amberes decenas de ataques con granadas, incendios y bombas pequeñas, muchos de ellos atribuidos a pequeñas organizaciones que tratan de penetrar en el mercado floreciente de la cocaína. En Bélgica, el entonces ministro de Justicia, Vincent Van Quickenborne, pasó un tiempo oculto cuando aparecieron indicios de que pandillas del narco intentaban secuestrarlo.
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Mike Corder en La Haya contribuyó a este despacho.